Nombre: Godfrey Masauli
Edad: 24 años
Lugar de residencia: Chileka, Blantyre
Nacionalidad: malauí
Sueño: ser piloto
Godfrey Masauli es el niño que vuela. Este joven malauí tenía un sueño, el de ser piloto, que llegó cuando su tío Stanley Masauli, primer malauí en pilotar un avión, le dejó tomar los mandos de una nave por unos instantes con tan sólo 5 años. Godfrey se mantuvo en la escuela a pesar de que había días en los que quería abandonar movido por el destino que persigue a la mayoría de sus compatriotas: la desesperanza de un futuro mejor.
Sin embargo, si quería ser piloto debería dominar el inglés. Su sueño lo mantuvo en el pupitre pero la realidad le golpearía fuerte. Tras finalizar su educación secundaria, su familia no podía permitirse las tasas de la universidad y su tío, debido a la devaluación de la moneda local, el kwacha, a mediados de los 90 tuvo que cerrar su empresa aeronáutica. Las posibilidades de alcanzar su sueño se desvanecían.
Godfrey buscó un trabajo como vendedor de leña primero y en el sector de la construcción después. A pesar de su sueldo calculó que podría pagar su primera clase de pilotaje a la edad de 53 años. En el último tramo de la vida para una persona de Malaui según las estadísticas.
En 2011 y de casualidad la vida de Godfrey cambiaría. Se cruzó con Benjamin Jordan, parapentista canadiense que aburrido de su monotonía viajó a Malaui para enseñar a volar cometas a los más pequeños. Desde ese día en el que intercambiaron las primeras palabras en la carretera de Chichwawa, Godfrey comenzó una aventura para estar en las alturas y “volar como un pájaro”
Esta entrañable historia de persistencia, la de Godfrey Masauli, se publica hoy en Planeta Futuro bajo el título de Godfrey vuela
Durante nuestra entrevista hace un par de semanas, Godfrey me enseñó que con actitud y buen corazón se pueden conseguir hasta los sueños más alocados. En nuestra rutina occidental de comodidades no damos importancia a la voluntad de superar los obstáculos. Muy pocas veces recordamos que “todo es posible” o como dice Godfrey en su lengua natal, el chichewa, “Ndizotheka!”
Original en : Caminos estrechos