Tomás Moro era decapitado en Ower Hill el 6 de Julio de 1535 después de haberse despedido con estas palabras: “Muero siendo el buen servidor del rey, pero de Dios primero”.
Estamos ante un personaje singular, que mantuvo su dignidad en unos tiempos exigentes porque estaba dotado de unos valores humanos y religiosos por encima de lo normal. Tomás Moro será siempre ese hombre que frente a todas las presiones de los poderosos escogió cumplir con su deber y ser fiel a su conciencia.
Santo Tomás Moro ha sido declarado ejemplo y patrono de los políticos y los gobernantes y con la autoridad que le confiere el haber dado la vida por sus convicciones es por lo que puede dirigirse a ellos para decirles que la honradez y la decencia éticas deben primar siempre, sobre todo oportunismo político.
Hemos conocido, a través de los siglos, a numerosos gobernantes ejemplares, como Gandhi, Martin Luther King, Mandela, Nyerere, o el propio Tomás Moro.
Junto con la producción de los recursos necesarios para una vida digna de todos los pueblos, lo que más necesitamos es una gestión eficaz de esos recursos para cubrir las necesidades de todos los pueblos.
Gestores eficaces, son los líderes competentes y responsables, que libres de toda ideología partidista y radical, son capaces de centrar todos sus esfuerzos y recursos disponibles, en respetar la dignidad de todos y en promover un desarrollo sostenible para toda la sociedad.
Es tarea de todos encontrar esos gestores profesionales, e independientes de toda ideología exclusivista, para elegirlos como gestores eficaces de todos los recursos y servicios sociales.
Una sociedad que elija a gobernantes radicales y extremistas, como lo siguen haciendo en muchos países, de EEUU, la UE, América latina, África, etc., no está siendo responsable en su gestión del poder, otorgado al pueblo.
Hoy muchas personas mayores y empobrecidas por el mundo, que son tratadas como “material de descarte”. Esta actitud y comportamiento es signo de deshumanización.
“Lo más importante en la vida es hacer de la vida un regalo” (el papa Francisco).
Todos debemos participar en la tarea de una gobernanza responsable y eficaz. No caben las lamentaciones, cuando la responsabilidad está en nuestras manos.