Publicado por Vanessa Anaya
Un proyecto de conservación ambiental del joven colectivo artístico ugandés Afrika Arts Kollective muestra cómo el arte es un buen catalizador de los retos a superar en escenarios de desigualdad, siempre cambiantes y en crecimiento, como son las ciudades africanas.
El aumento de población urbana en África –UN-Habitat prevé que aumente del 40% actual a casi un 60% de la población en 2050– y la consecuente expansión de las ciudades africanas, hacen necesario un replanteamiento constante del modelo de ciudad y su gestión. Aunque el ratio anual de crecimiento urbano va disminuyendo paulatinamente según las previsiones de la ONU, lo cierto es que la población urbana va aumentando. El crecimiento en las tasas de natalidad, el descenso en las de mortalidad o el éxodo rural de una población que busca mejores oportunidades laborales en las urbes, son algunas de las causas de este crecimiento y convierten a Lagos (18,9 millones), El Cairo (14,7 millones) o Kishasa (14,5 millones) en megaciudades con altos puestos en el ranking mundial.
El acelerado crecimiento de las ciudades y la imposibilidad de estas de absorber la creciente población, fomenta el establecimiento de slums o asentamientos informales donde la población vive con unas pésimas condiciones de vida. Esto plantea nuevos retos para los gobiernos, como la gestión de residuos que se ha convertido en uno de los más acusados y en uno de los mayores obstáculos en las grandes urbes africanas.
Gisa Brian, director creativo de Afrika Arts Collective, nos cuenta que Kampala (Uganda) está experimentando un intenso crecimiento demográfico y que genera hoy en día aproximadamente 30.000 toneladas de residuos al mes. Siendo consciente de los riesgos que conlleva esto para la población y de la necesidad de velar por el país como importante destino turístico, el Ayuntamiento de Kampala lleva varios años trabajando en la optimización de la gestión de residuos en la ciudad. Las estrictas normas de recogida y separación de la basura han ido fomentando una conciencia social en torno a esta cuestión.
La filosofía del proyecto de conservación ambiental Garbage Collectors(Recolectores de Basura) es que “la basura es arte” y como tal “la basura nos muestra qué es valioso y qué no, utilizable o inútil”. A partir de aquí, los cinco artistas participantes Ronex, Nabukenya Hellen, Xenson, Sandra Suubi y Ruganzu Bruno, junto con estudiantes y voluntarios del proyecto y bajo el lema Don’t Trash it! Art It! Function it!, han trabajado estos meses en la recogida de residuos en diferentes puntos de la ciudad para crear con ellos una obra de arte (dentro de las áreas de escultura, fotografía, instalación, moda y vídeo). Esas obras hoy forman parte de la exposición colectiva Garbage Collectors visitable en el Museo Nacional de Uganda hasta el 30 de abril.
Proyecto artístico de la comunidad Sandra Suubi
Proyecto artístico de la comunidad Sandra Suubi
La utilización de elementos reciclados para crear arte tiene una importante tradición en el continente. El profesor y crítico de arte Yacouba Konaté en A Companion To Modern African Arts nos presenta el movimiento Vohou-Vohou de Costa de Marfil, en el cual durante los años setenta, artistas formados en la Academia de Bellas Artes de Abidjan rechazaban su tradición académica occidentalizada mediante la utilización de materiales reciclados combinados con símbolos y tejidos propios del arte tradicional africano.
Actualmente el ghanés El Anatsui, uno de los escultores más prolíficos del continente desde que emergiera como artista también en la década de los setenta, es uno de los referentes en cuanto a la utilización de materiales reciclados para crear sus obras, esas grandiosas esculturas en forma de cortinas de metal y tejido Kente ghanés. A propósito de su obra Peak Project, creada con latas y alambre, el artista cuestiona la escasa tecnología del reciclaje en África Occidental:
“Un montón de cosas que se hacen en Europa y América, y que son enviadas aquí, llegan en determinados tipos de envases. Por ejemplo, la leche fresca viene en latas. También tenemos nuestra propia leche, por supuesto, pero además hay enormes importaciones de leche desde el exterior, a la que se accede en forma de latas”.
Otros muchos artistas trabajan en torno al “arte y reciclaje” como el congoleño Maurice Mbikayi,o el proyecto tanzano Wonder Workshop s, que trabajan con materiales reciclados para construir a través de ellos un discurso crítico y social, de gran importancia en la actualidad.
En esta misma línea, Garbage Collectors explora la conservación ambiental a la vez que genera propuestas creativas para cumplir con el objetivo con el que nacieron a finales del año pasado: “El principal objetivo de la organización es facilitar el cambio social a través del arte y la cultura mediante el desarrollo de una red creativa y socialmente comprometida que fomente las creaciones artísticas a través de la experimentación, la co-creación, el aprendizaje y el desarrollo del conocimiento”.
La respuesta social ha sido muy positiva en su entorno, en parte porque la población ugandesa tiene una gran conciencia sobre el reciclaje. Ello ha facilitado la transmisión del discurso que hay detrás de las creaciones, que en palabras del propio colectivo es “contextualizar el interés contemporáneo en la basura dentro de un marco cultural, histórico y político, así como refinar el pensamiento crítico, el pensamiento creativo y una variedad de habilidades de investigación en torno al arte”.
El trabajo de estos artistas y colectivos y su presencia internacional es vital para aproximarnos desde una perspectiva artística y crítica a una de las más acusadas realidades del continente: la mala gestión de los residuos y la acumulación de basura que inunda las calles de muchas ciudades. Esta crítica, que debe ser planteada a nivel global, también cuestiona el consumismo de las sociedades contemporáneas o la obsolescencia programada de los bienes de consumo, que muchas veces van a parar a África.
A la vez es una lección sobre el importante papel que desempeñan las iniciativas sociales y ciudadanas y sobre la potencialidad que tiene el arte para sensibilizar en torno a cuestiones tan presentes en la agenda internacional como es la conservación del medio ambiente.
Original en: Wiriko