En el primero de cuatro artículos sobre Afrobeat en Sudamérica, Simon Adetona Akindes habla sobre Abayomy Afrobeat Orquestra y Bixiga 70 de Brasil.
En 2021 y 2022 realicé una investigación sobre el afrobeat en Sudamérica. Aquí, en el primero de cuatro artículos sobre esta música, examino el surgimiento del Afrobeat y su evolución a través de dos bandas: Abayomy Afrobeat Orquestra (Río de Janeiro) y Bixiga 70 (San Pablo). Aunque sus orígenes residen en el afrobeat de Fela, han evolucionado en diferentes direcciones, produciendo diferentes estéticas musicales.
Según el geógrafo Wolfram Lange, el afrobeat pudo haber tenido sus comienzos experimentales en Brasil en 1957 con el lanzamiento de “Obaluayé” de Afro-Brazileira Orquestra, una banda creada en 1942 por el percusionista y trombonista afrobrasileño Abigail Moura. Lange identificó específicamente la canción «Libertade«, grabada 14 años después, como poseedora de sorprendentes similitudes con «Shenshema» de Fela, lanzada en 1971. En mi opinión, la semejanza solo se limita a la percusión, el uso de instrumentos de metal y patrones de llamada y respuesta. En 1945, Afro-Brazileira Orquestra ya contaba con 20 músicos, estaba fuertemente influenciada por el jazz estadounidense y las big bands y contaba con una gran sección de metales, todo lo cual también dio forma al afrobeat de Fela. El mismo Abigail, adorador del candomblé, usó su música para crear espacios privilegiados de lucha contra la opresión racial, política y cultural.
No existe evidencia clara de que Fela haya sido influenciado por Abigail Moura, que murió en 1970. Sin embargo, el sonido que surgió de su álbum del 75 aniversario, lanzado en 2017, muestra posibles influencias del afrobeat de Fela, especialmente con temas como “Saudação ao Rei Nagô”, “Canto para Omulu / Obaluayê” o “Canto Damurixá”.
Los intercambios transatlánticos entre el afrobeat y la música popular brasileña comenzaron a principios de la década de 1970 y aumentaron después de que Gilberto Gil y otros músicos brasileños visitaran la República de Kalakuta, en Lagos, donde Fela organizó sus espectáculos en 1977 en desafío al FESTAC, el festival de artes negras y cultura planificado por el gobierno militar. Unos meses después de su regreso de Nigeria en 1977, Gilberto Gil lanzó Refavela, con temas como “Balafon” inspirados en géneros de África Occidental. Sin embargo, con sus canciones inspiradas en el candomblé como “Babá Alapalá” o “Patuscada de Gandhi (Afoxé filhos de Gandhi)”, que presentaban letras liricas en yoruba arcaico, Rafavela siguió siendo intrínsecamente brasileño en su instrumentación.
El nombre o las letras de Fela aparecieron en canciones como la pista de reggae de Marisa Monte «Ensaboa«, donde canta el coro de «Sorrow, Tears and Blood» y menciona «Colonial Mentality«. Como dijo Raphael Amaral en el capítulo de su libro, «O Afrobeat No Brasil: História e Memória Musical«, «Marisa Monte ofreció a la audiencia brasileña a Fela Kuti sin afrobeat«.
Sólo después de la muerte de Fela en 1997, el afrobeat ingresó a la vibrante, innovadora y diversa escena de la música popular brasileña, ya inundada con ritmos del suroeste de Nigeria, este de Benín (anteriormente Dahomey), Angola y el suroeste del Congo, como el samba, la ijexá, el maracatu, la capoeira, el jongo y otros. Dichos ritmos emanaron de rituales religiosos y se abrieron paso en la cultura popular, sobre todo durante los carnavales. De hecho, el impacto de los afrodescendientes y sus culturas en Brasil y en la música facilitó que los brasileños conectaran con el afrobeat. Además, las experiencias compartidas de racismo, privación y desculturización facilitaron esta recepción.
En el siglo XXI, se multiplicaron los intercambios culturales y políticos y provocaron el surgimiento de una nueva conciencia racial y política en todo Brasil: el renacimiento de la Negritud, especialmente después de la elección de Luiz Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores en 2003. Este último, a través de educación, programas sociales y apoyo a programas culturales, promocionó mucho la música popular. La Bolsa Familial que ha durado más allá de Lula, sigue siendo un programa popular para brindar a las familias pobres, muchas de ellas negras, el acceso a la educación y a la atención médica. Los dos mandatos de Lula dieron a muchos músicos, incluidos los del afrobeat, las oportunidades para asistir a la universidad, sembrando esperanza y confianza. La música estadounidense, desde el blues hasta el trap y el reggae, unió a africanos de todo el mundo en su lucha contra la opresión racial, y afrobeat pertenece sólidamente a esa corriente.
En 2009, el baterista Thomas Harres y DJ Lúcio Branco organizaron un Día de Fela para celebrar el nacimiento de Fela. Alrededor de 30 músicos estaban en el escenario, todos tocando frenéticamente afrobeat. Como explicó Gustavo Benjão, el teclista de la banda, “¡Fuerte energía en el escenario ese día! ¡Música poderosa! De ahí vino Abayomy. Venimos de diferentes lugares, con una variedad de experiencias en Brasil, pero el origen del afrobeat y nuestros propios orígenes nos unieron; Esto nos llevaría a una readaptación brasileña del afrobeat”.
“Abayomy”, dijo Benjão, “no era una banda de músicos que se reunían para estudiar a Fela o a su música. Era una banda nacida en un ambiente de celebración, de ahí el nombre Abayomy, ‘ser felices juntos’ en yoruba”. Fue la primera banda en llevar explícitamente el afrobeat en su nombre y la primera banda de afrobeat en Brasil.
Garnizê, uno de los fundadores de Abayomy, conoció el afrobeat a través de “Mr. Siga Siga” de Fela, lanzado en 1976. Garnizê es activista, dirige el Bloco Tambores de Olókun y es sacerdote de Candomblé de Olokun. Proviene de Pernambuco, donde su padre ejerció 60 años de sacerdocio. Garnizê ha dado formación en ritmos brasileños y actuado en muchos países de América Latina y en 17 países africanos. Cree que el afrobeat llena un vacío importante. Ofrece a la gente en Brasil la posibilidad de hablar positivamente y conocer sobre África, lo que no ocurre en los medios o la educación.
La experiencia de Benjão lo afirma. Para él, tocar Afrobeat resultó ser una experiencia de desaprendizaje. Afirmó que “el afrobeat se presenta mucho más diferente, pero tan similar… Tuve que romper con construcciones y conceptos eurocéntricos de la música para comenzar a tocar afrobeat. Fue como abrir un nuevo mundo como músico”.
Abayomy ha publicado dos álbumes, Maluguinho (2012) y Abra Sua Cabeça (2016), y un “Adárá”, con Orlando Julius, de Nigeria. También están trabajando en un tercer álbum, que se lanzará a fines de 2022 o en 2023. En su opinión, “Maluguinho”, un canto religioso de candomblé de Recife que transformaron en una canción Afrobeat, representa mejor su estilo, identidad y enfoque a la hora de crear música. Según Thiago Queiroz y Benjão, muchas canciones de la música popular, como “Más Que Nada”, se originan en el folclore o en himnos afrobrasileños. Para Thiago, Maluguinho es el “símbolo del encuentro del afrobeat nigeriano con las verdaderas raíces de las tradiciones religiosas brasileñas”. El saxofonista cree que el afrobeat (como lo concibe Fela) comprende tres facetas: la política, la ritualista/espiritual y la musical. De hecho, las tres componen el repertorio y la praxis de Abayomy. Cada uno de los músicos combina al menos dos de esas dimensiones con sus antecedentes en activismo político, las religiones afrobrasileñas y la formación musical tradicional/folclórica.
Para Benjão, “Obatalá”, “Eru” y “No Shit” —todos del mismo álbum, que tardó tres años en realizar, simbolizan su esfuerzo por proponer al público brasileño lo que se puede denominar como afrobeat brasileño desde una perspectiva estética, espiritual y desde un punto de vista musical. “No Shit” aborda específicamente el impulso político de Abayomy para luchar por una vida mejor.
Aun así, según Benjão, “a la gente le gusta la banda, le gusta la música, pero no entienden lo que es la banda en su realidad profunda”.
“Los seguidores de Abayomy”, dijo, “son personas de clase media que propugnan el progreso sociocultural del país durante el mandato del Partido de los Trabajadores de 2003 a 2016. Pueden reconocer y celebrar sus creencias y raíces africanas y/o indígenas, rompiendo algunas cadenas y tabúes que las élites burguesas —aquellas que comparten un legado de esclavitud e ideales conservadores— mantienen y han tratado de recuperar bajo el mandato de Bolsonaro”.
Sin embargo, agrega Benjão, los fans de Abayomy no creen en una revolución. El hincha de Abayomy es ante todo “antifascista, antiautoritario, respeta la diversidad y la libertad de creencias y comparte, de alguna manera, nuestra visión social y cultural y posiciones políticas. ¡También le encanta la música brasileña y africana, y le encanta bailar!”.
Pero Abayomy, una compleja banda con solo una mujer, corre el riesgo de ser recordada más como la primera banda de afrobeat que como la banda que habría llevado el afrobeat a nuevas alturas y direcciones, especialmente entre los brasileños comunes. Su próximo álbum y actividades revelarán si dejarán una huella más fuerte en la escena afrobeat.
Bixiga 70 es una banda que tiene una visión diferente sobre el afrobeat. El experimento Bixiga 70 comenzó el 12 de agosto de 2010, apenas un año después de Abayomy. El nombre guarda semejanza con Africa 70 de Fela, pero difiere conceptual e históricamente. Bixiga es el barrio de colonización italiana de San Pablo donde se creó la banda. Se formó en Rua 13 de Maio, una histórica y emblemática calle del barrio. Saracura, el primer quilombo urbano —asentamiento de esclavos fugitivos negros y nativos brasileños— también se estableció en Bixiga antes de que llegaran los europeos y casi borraron ese legado. El 13 de mayo de 1888, la Princesa Isabel de Bragança firmó la “Ley Dorada” que abolió oficialmente la esclavitud en Brasil.
Cada año desde 2002, el Bloco Ilú Obá De Mi —cientos de mujeres percusionistas, bailarinas, cantantes e intérpretes, todas vestidas de blanco— se reúnen en una ceremonia llamada “Lavagem da Escaderia do Bixiga e da Rua 13 de Maio” para limpiar el Escaleras Bixiga y Calle 13 de Mayo. En su discurso de apertura el 13 de mayo de 2022 recordaron a la audiencia los 134 años de mentiras sobre la falsa abolición, reafirmando que el antirracismo era para ellos un “deber moral y ético”. La ceremonia también denunció las desigualdades sociales, el machismo, la misoginia y la homofobia. En su discurso, recordaron a los brasileños negros, especialmente a Mariele Franco, Kathelen Romeu, Cláudia Ferreira y la menina Ágatha Félix, todas asesinadas por la policía, así como a George Floyd. Expresaron su apoyo a Lula y desearon el restablecimiento de los programas y ministerios de cultura, mujer, igualdad racial y derechos humanos para respaldar sus causas.
Bixiga ensaya cada semana y graba sus discos (5 álbumes y 4 obras independientes) en Traquitana, su estudio ubicado en el #70 de la Rua 13 de Maio, una zona cargada de historia.
Una de las primeras y más reconocidas escuelas de samba, Vai-Vai, estaba ubicada en Bixiga. A los miembros de la banda Bixiga 70 les agradó esta “feliz coincidencia” con la historia.
La mayoría de los músicos de Bixiga 70 tenían entre 10 y 15 años de experiencia profesional individual antes de crear la banda. Pero se unieron deseando una banda estable y duradera. Consideran el afrobeat como un conducto, un proceso. Mantenerse cerca de la música popular brasileña con la que estaban familiarizados seguía siendo un objetivo fundamental, pero también deseaban la libertad de explorar y ser eclécticos. Sus inicios vieron más influencias del afrobeat de Fela, con temas como “Zambo Beat” y “Ventania”. Pero como comentó Mauricio, su teclista, “No podíamos fingir que no éramos brasileños o no podíamos fingir que éramos como, ya sabes, en Nigeria en los años 70. Ni siquiera lo intentamos. Una vez que tuvimos la banda, como nos lo imaginábamos, era mejor no intentar emular ninguna situación… estábamos mirando a otras fusiones, ya sabes, y este tipo de fusión urbana y tradicional que sabes que tenéis en afrobeat fue algo que nos interesó mucho”.
La banda finalmente desarrolló un estilo musical instrumental y de percusión original con fuertes acentos de fusión de jazz y funk que atraen a audiencias internacionales. Algunos críticos musicales incluso lo llaman afrofusion o soul jazz. Bixiga 70 usó el afrobeat con éxito como una herramienta para fusionar y combinar diferentes elementos del jazz Americano, el jazz de las big band, el jazz brasileño y los estándares de bossa nova, utilizando una gran variedad de instrumentos africanos.
Según Mauricio, “Pensábamos que podíamos usar el afrobeat como una herramienta para acercar y combinar diferentes elementos que teníamos en mente. Habíamos escuchado mucho afrobeat, pero también escuchamos mucha música brasileña, africana y de otros países del mundo”. Continúa: “Siempre vimos el afrobeat como un género híbrido, un género de fusión, ya sabéis, así que si teníamos que encontrar nuestro propio afrobeat, mezclaríamos elementos relacionados con África 70 y música de Fela, pero también relacionados con músicos brasileños que admirábamos”.
La experiencia de Bixiga con música exclusivamente instrumental y sin létras demuestra cómo el afrobeat después de Fela, como género musical, se está moviendo en direcciones distintas a las que Fela pretendía durante su carrera, aunque aún conserva algunas de sus características. Una parte considerable de la música de Fela era instrumental, lo que reivindica la elección de Bixiga. Pero el auténtico Fela- el que dio voz a la vida cotidiana de la gente; que se ganó el cariño de los activistas, de la gente común y de los oprimidos a través de sus yabbis (declamaciones políticas); que hablaba a las élites locales(militarizadas), al poder y a las multinacionales— faltaba. Bixiga 70 dio Brasil Afrobeat sin Fela, sobre todo para bailar y escuchar. Eso puede explicar su éxito internacional.
El mayor desafío del afrobeat en Brasil es llevarlo a las favelas. Abayomy actúa a veces en las favelas donde han pintado murales de Fela y Tony Allen, pero su presencia e impacto directos son limitados. Competir con el samba, axé y forró es una empresa gigantesca. Para Bixiga 70, una banda exclusivamente masculina, el futuro puede gravitar más hacia alguna forma de jazz con una identidad de fusión. El afrobeat tiene espacio para la música instrumental, pero la letra y el canto sí importan, especialmente en la cultura musical brasileña.
Bixiga 70 y Abayomy han participado en programas comunitarios, han dedicado sus canciones a activistas o favelas y han apoyado movimientos sociales y otros blocos y bandas da rua (bandas callejeras), manteniendo, hasta cierto punto, el afrobeat político. Debido a su rica cultura de resistencia a través de la música, Brasil ha sido un hogar natural para el afrobeat, integrando cantos religiosos afrobrasileños, ampliando la presencia africana y manteniendo su discurso emancipador.
Fuente: Africa Is a Country
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[CIDAF-UCM]
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