Francia tiene que dejar de echar gasolina y apagar el fuego, por Raquel Rodríguez Camejo

22/04/2013 | Bitácora africana

Mbuyi Kabunda habla en Bilbao sobre la intervención militar francesa en Mali

El pasado 19 de abril el Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional (HEGOA) en Bilbao, fue sede del seminario “Malí en los medios ¿Cuáles son los motivos de la intervención militar de Francia?”, organizado conjuntamente con la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación (EHU-UPV) y la Revista Pueblos, con la colaboración de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo. Entre los participantes del mismo se encontraba Mbuyi Kabunda (República Democrática del Congo), Doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense (UCM), miembro del Grupo de Estudios Africanos y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), que ofreció una lacónica e informativa exposición del contexto maliense, así como su posición frente a la intervención militar francesa que se está llevando a cabo en Mali desde el 11 de enero del presente año.

Para Kabunda el conflicto que se lleva a cabo actualmente en la República de Mali, no comenzó con la rebelión de los Tuareg contra el gobierno maliense a principios de 2012, sino que viene de una larga lucha por la independencia, que tiene su origen antes de 1960, cuando el territorio Malí estaba bajo el control de Francia y era parte del Sudán francés. Los Tuareg, que habitan la región del norte de África – Libia, Níger, Argelia y Mali, todas ellas zonas ricas – tienen una población de tradición nómade. En el norte de Mali han sido marginalizados económica y culturalmente frente a la población sedentaria del sur. Esto les ha llevado a enfrentamientos con el gobierno maliense reclamando un Estado propio desde 1960, siendo el problema fundamental la lucha contra la pobreza y la mala situación económica lo que no permite a los Tuareg entenderse con los demás grupos de la región.

Esto se vio agravado en la década de los 90’ cuando el FMI y Banco Mundial sometieron a Mali a las PAE (Políticas de Ajuste Estructural), que destruyeron la capacidad del Estado y el sector público, abriendo la puerta a las multinacionales – principalmente francesas – que vinieron por la riqueza del territorio maliense. Siempre se ha presentado a Mali como ejemplo de democracia – argumenta Kabunda – cuando en realidad ha sido siempre una comedia de la democracia, una dictadura encubierta sometida a los deberes y destinada a complacer a sus padrinos externos.

La rebelión por la independencia de los Tuareg, encabezada por el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), desencadenó en un golpe de Estado el 21 de marzo de 2012, dónde fue derrocado el presidente Amadou Toumani Touré, El MLNA aglutina a los independentistas Tuareg, que luchan por la independencia de Azawad, (comprende las regiones de Tombuctú, Kidal y Gao, en el norte de Mali). Durante la rebelión de los Tuareg este territorio fue declarado independiente como Estado Independiente de Azawad, aunque internacionalmente y dentro de la Unión Africana no se lo reconoce como tal, y es considerado territorio de la República de Mali. El grupo islamista Ansar Dine (Defensores de la Fe), de procedencia Tuareg, lucha contra el gobierno maliense, pero a diferencia del MLNA no busca la independencia, sino que quiere instalar el régimen islamista (la Sharia, ley islámica) en todo el territorio maliense.

El MLNA discrepa con el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental y Ansar Dine (Defensores de la Fe), ambos grupos islamistas, ya que no tiene la misma visión en la creación del nuevo Estado independiente. Estos desacuerdos derivaron en enfrentamientos armados, dando como resultado la instalación de un Estado islámico en la región de Azawad y el desplazamiento del MLNA, que no quiso pactar con ellos para formar el estado islamista y posteriormente se unió al gobierno de Mali y las tropas francesas en junio de 2012. Kabunda encuentra paradójico que unos musulmanes quieran islamizar a otros y afirma que la estabilidad del país depende de la reconciliación de los grupos islamistas moderados con los radicales.

Según Kabunda las causas de la reciente rebelión de los Tuareg está vinculada a la pasada guerra de Libia, dónde jóvenes Tuareg lucharon y al finalizar la guerra regresaron cargados de armas a Mali para realizar su guerra por la independencia. La caída de Gadafi supuso la militarización de la región y Al Qaeda luchaba con el régimen libio, aprovechó para sacar las armas hacia Mali. Francia actuó en Libia de bombero pirómano, armando a los yihadistas (neologismo usado para definir las ramas violentas dentro del islam político) de una manera directa, entregándoles armas desde paracaídas. Francia es parte del problema en África, y si es parte del problema también debe ser parte en la solución,“.. Francia debe dejar de echar gasolina y apagar el fuego”.

Kabunda es enfático al referirse a la intervención militar francesa del pasado enero, sin la cual hubiese caído Bamako (la capital) y el actual gobierno interino hubiese sido derrocado, con consecuencias fatales. La guerra se habría extendido a otros países con los que comparte frontera con una gran inestabilidad en la región y un alto coste en vidas humanas. Ninguna intervención militar debe ser justificada, pero el caso de Mali ha sido diferente, la intervención de Francia viene justificada por el peligro de la instauración de un Estado islámico en Mali, un estado teocrático que es la peor de las dictaduras y la posibilidad de salvaguardar la integridad del territorio. “… Hay que distinguir la intervención del actual presidente francés François Hollande de las anteriores de Nicolás Sarkozy o Jacques Chirac, que fueron brutales y claramente neocolonialistas.. No hay dudas del interés de Francia en la zona, interés de seguridad y económico (oro en el norte de Mali y uranio en la frontera con Níger), pero hay que ver el mal menor dentro del mal mayor. La intervención ha sido a favor del presidente interino y que éste se mantenga en el poder, si hubiese sido derrocado el presidente sería peor. Por primera vez y con “la pequeña boca” acepto la intervención, aunque seguiré investigando al respecto” afirma Kabunda. Asimismo la intervención dio la oportunidad al presidente francés de revertir su imagen débil frente a la ciudadanía francesa y dar muestra de que es un presidente fuerte. Meses después de la intervención de Francia, el país africano no está preparado para el relevo. El ejército de Mali es corrupto, desorganizado y obsoleto. Solo 400 militares malienses son operativos en una región mayor a todo el territorio español, y la futura misión de la ONU para el mantenimiento de la paz en Mali, aún no se sabe si se va a cumplir, explica Kabunda.

La ayuda que Francia está ofreciendo a Mali, tendrá – según palabras de Kabunda – un alto precio. Mali está obligado a pactar y negociar con el MLNA del Tuareg, favorable a los franceses. Mali tiene problemas de varias dimensiones, no se trata de un conflicto de los Tuareg y el sur. En Mali el 10% de la población del norte es Tuareg, pero no es representativa, también hay otros grupos mayoritarios. Mali necesita de un Estado de derecho con fuertes instituciones al servicio de su pueblo, se necesita descentralizar y superar los rencores del pasado. La descentralización y el federalismo es lo mejor. Se debe acabar en toda África con el modelo jacobino de Nación e instalar un modelo federal para recuperar las diferentes culturas de la región y reconocer el pluralismo de la sociedad con sus diferentes lenguas y valores

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