To: Ciudadanos del mundo
Este manifiesto denuncia la deplorable situación política, social y económica de Guinea Ecuatorial, y condena la complicidad de los países occidentales con la dictadura, al mismo tiempo que pide a la comunidad internacional y a todos los hombres y mujeres del mundo aunar esfuerzos para abrir caminos a la libertad en Guinea.
La desesperante y alarmante situación social, económica y política de Guinea Ecuatorial, provocada por la gestión autocrática del General Obiang Nguema, nos llevó a declararnos en huelga de hambre para protestar, aprovechando la visita al país del Presidente del Congreso de los Diputados español, D. José Bono, a quien pedimos que hiciera entrega de una carta en la que recogíamos nuestro deseo de que mediara para iniciar una transición política y una salida honrosa para el mencionado Obiang y los componentes inmediatos de su régimen.
La petición, pese a ser justa, no sólo no fue atendida, sino que en las horas siguientes a la misma vivimos en carne propia el profundo desinterés de los representantes diplomáticos de Estados Unidos y de España. Esta actitud, claramente opresiva contra la libertad, nos reafirma en la idea, cada vez más creciente, de la conspiración mundial de las potencias para evitar el desarrollo y la democratización de amplias zonas geográficas.
La explotación del petróleo y gas por empresas norteamericanas supuso para Estados Unidos un cambio en su trato con el Gobierno de Guinea, casi cortejado por embajadores serviles, y por parte de España, por continuos y estériles esfuerzos por acercarse a los miembros del clan que controla el poder en Guinea Ecuatorial. En ambos casos, el interés lucrativo de los Gobiernos “amigos” es patente, quedando relegado a un segundo plano la preocupación de los derechos humanos básicos.
El perpetuo acoso a los inmigrantes y a las personas de minorías raciales y étnicas en toda Europa y en los países occidentales desarrollados sería la consagración del racismo global perpetrado por naciones occidentales y de raza blanca en contra de la gente de otros países de escaso desarrollo económico. Se evita, pues, su desarrollo para tener una excusa para su marginación. De esta manera el usufructo de sus recursos sería permanente, ayudado por las oligarquías corruptas que se enriquecen a su costa, pese a la miseria de la población.
Ante este estado de cosas, se plantearía en todo el mundo la necesidad de que los países “pobres, pero con recursos” cambien relaciones diplomáticas y económicas con los países “ricos, pero en crisis”, toda vez que las mismas, en el caso de las primeras, son para afianzar en el poder a los dictadores que sojuzgan a los ciudadanos, y las segundas para enriquecerlos como pago a su consentimiento tácito.
En nuestro caso, si Estados Unidos y España no tienen ningún interés en el desarrollo y democratización de Guinea, y sí en el robustecimiento de su amistad con los líderes que nos sojuzgan, entonces no deben tener las relaciones diplomáticas o económicas que mantienen con Guinea. Esto sería una componente de lo que se llamaría un nuevo orden mundial, un orden donde quepan todos los mundos posibles y no apenas el del interés que subyuga pueblos en el mundo en nombre del imperialismo euro-americano.
Este es un manifiesto que ningún Gobierno debe dejar de someter a reflexión. Haremos traslado del mismo a todos los organismos mundiales y pedimos para ello su firma.
Sincerely,