Financiación por medio de fiestas en Egipto

17/01/2017 | Crónicas y reportajes

En el escenario, una bailarina del vientre se mece al son de una orquesta contratada para el aniversario de una niña, mientras los invitados meten billetes en un recipiente. En un Egipto, donde la crisis afecta los flujos financieros, algunos se dedican a recaudar dinero por medio de fiestas.

Micrófono en mano, el maestro de ceremonias, Hassan al-Agami, el “guardián de las cuentas”, anuncia que un invitado ha donado 5.000 libras egipcias (260 euros). Una buena aportación.

Decenas de fiestas tienen lugar cada semana, por lo general los jueves, último día de la semana en Egipto. Los participantes entregan una media de entre 250 y 2.500 libras cada vez (entre 13 y 130 euros). Un sistema de financiación cooperativo para ayudar a los egipcios, en la recesión económica, a conseguir fondos en otros lugares que no sean los bancos.

Esta noche, el dinero no es para la chica que celebra su cumpleaños. El importe total irá a un fondo común, del que cada donante se beneficiará un día, «cada participante paga una cantidad específica hasta que llega su turno”. Entonces organiza una fiesta y recupera los fondos», explica El-Agami. Todo el mundo paga de acuerdo a sus ingresos. Y a diferencia de los botes comunes ordinarios, los participantes no se conocen entre sí.

Es incumbencia de los maestros de ceremonias atraer a los contribuyentes, determinar el calendario y la lista de invitados. Bodas, cumpleaños y otras celebraciones se convierten en pretextos y puntos de encuentro para un Crowdfunding (financiación compartida). La idea es atraer al mayor número posible de contribuyentes.
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Si una fiesta cuesta alrededor de 50.000 libras egipcias (2.600 euros), la persona que recolecta los fondos puede llegar hasta 200.000 libras (10.400 euros), según al-Agami.

Bajo una carpa de colores, los cientos de invitados, iluminados por bombillas, nadan en una nube de humo, en medio de los olores embriagadores de las pipas de agua y el tabaco. La mayoría de los hombres visten las tradicionales largas túnicas egipcias. La fiesta continúa hasta altas horas de la noche, mientras que las bailarinas bailan con muy poca ropa, a pesar del frío.

Magdy Ragab, treinta años, ha venido a hacer su contribución. «Voy a seguir pagando un año o más hasta que organice mi cumpleaños», dice este carnicero de profesión, que planea usar el dinero para comprar una camioneta o abrir un negocio.

Mientras se cuenta el dinero recaudado, se anotan los nombres de los participantes y la cantidad pagada, bandejas de frutas, cigarrillos, pipas de agua y botellas de cerveza están a disposición de los huéspedes.

Más rápido que el banco

Noches como ésta han aumentado en Egipto en los últimos años debido a las deterioradas condiciones económicas, alimentadas por la inestabilidad política desde la revuelta de 2011.

En el país más poblado del mundo árabe, la caída de las reservas en dólares, la desaceleración de la actividad económica y la elevada inflación ha dado lugar a la escasez de azúcar, leche o medicación infantil.

En estas condiciones, el sistema de un “bote” es uno de los «mecanismos básicos de la financiación cooperativa», asegura el analista económico, Wael Gamal. «Cuando la gente no confía en los bancos o cuando los préstamos son demasiado caros, la gente opta por soluciones cooperativas para ayudarse mutuamente».

En otra fiesta en Shama, en el delta del Nilo, a unos 70 kilómetros al norte de El Cairo, Walid Abu Sarah, comerciante mayorista, organiza la boda de su hermano después de haber contribuido durante meses. «Hoy, la alegría se multiplica por dos: mi fiesta de recaudación de fondos y la boda de mi hermano», señala entusiasmado el Sr. Abu Sarah.

Para uno de los invitados, Haitham Fawwaz, de 27 años, «invertir en este sistema, es más rápido y mejor que ir al banco».

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