Tres fueron los grandes viajeros africanistas vascos del siglo XIX: el alavés Manuel Iradier, el labortano Antoine d´Abadie y José María de Murga, conocido como “el Moro Vizcaíno”. Este último, nació en Bilbao en 1827 descendiente del poderoso linaje de Ayala, perteneciente a una larga saga de Diputados Generales de Vizcaya. José María de Murga a los ocho años leía el Quijote con fruición. Como observador internacional estuvo en la guerra de Crimea. Allí conoció las costumbres orientales y algunos jefes de las cabilas del norte de Marruecos. Visitó Constantinopla y esto cambio el rumbo de su vida.
A partir de entonces, José Maria de Murga se dedico en cuerpo y alma a preparar sus viajes. Estudio árabe en París. Pasó más tarde a Madrid y se doctoró en cirugía menor. Hizo testamento en Bilbao. Se compro todo tipo de pertrechos, y el 2 de enero de 1863 emprendió su primer viaje a Marruecos. Lo recorrió durante casi tres años, vestido con chilaba y amplio turbante, acompañado de un asno. De esta manera se hizo pasar por renegado y se relaciono con el pueblo llano.
Ejerció de sacamuelas, partero, exorcista, buhonero e incluso santón. Su idea básica: “Conocer el alma del pueblo vecino”.
Mientras ponía en juego sus habilidades curativas, tomaba notas y más notas, siempre secretamente para no ser reconocido como europeo y cristiano, pues según afirma Federico Verastegui: “Hubiera puesto en riesgo su vida”. Así y todo, estuvo a punto de perderla en varias ocasiones.
A la muerte de su madre en Markina en 1865 el “Moro Vizcaíno” regresa a casa.. Tres años después, en 1868, publica en Bilbao “Recuerdos Marroquíes del Moro Vizcaíno”. Un compendio de impresiones, historia, observaciones etnográficas, radiografía social y reflexiones producto de sus vivencias. Encargó doscientos ejemplares y se los regaló a sus amigos de un lado y otro del Estrecho.
José María de Murga ocupo el cargo de Diputado General de Vizcaya y estuvo a punto de ser secuestrado por una partida de carlistas. En cuanto cumplió los dos años de rigor en la Diputación, volvió a prepararse para viajar de nuevo a Marruecos. Partió en abril de 1873 y regreso en agosto de ese mismo año. Visito lugares todavía no conocidos para él, llegando hasta Mogador y pasando incluso a las islas Canarias. Volvió a casa con la salud muy quebrantada.
Se apuntó como voluntario en la defensa de Bilbao. De nuevo concentro sus esfuerzos en la preparación de su tercer viaje. Esta vez estudio la técnica fotográfica, encargo una maquina a París. Se instalo en Cádiz para en breve dar el salto a África. Una enfermedad súbita le llevo a la muerte el 30 de noviembre de 1876.
Visita La Casa de la Palabra (29/9/2009) Federico Verástegui, estudioso de la figura del árabista vasco. Presenta una nueva edición del libro “Recuerdos marroquíes del Moro Vizcaíno”.
“Recuerdos Marroquíes del Moro Vizcaíno” publica Miraguano Ediciones. www.miraguano-sa.es
