Cristianos y musulmanes que se esfuerzan por entenderse y ayudarse en Bangui, la capital centroafricana desgarrada por el odio y los enfrentamientos armados entre ambas comunidades. Esto es lo que ocurre en la parroquia de los Martires de Uganda del barrio de Lokouanga. Ayer, 18 de octubrre, domingo del Domund, la presencia del arzobispo Dieudonne Nzapailainga en esta iglesia fue una inyeccion de animo para los que buscan la concordia.
Quienes conocen al joven y carismatico arzobispo de Bangui, estan acostumbrados a verle llegar a celebraciones liturgicas acompanado de imanes musulmanes. Ayer no fue una excepcion. Gracias a la amistad y buenas relaciones que ha cultivado con lideres del Islam, muchos centroafricanos de a pie que padecen las violencias de los radicales se sienten animados. Bangui vive aun bajo la tension y el trauma de los ultimos acontecimientos luctuosos: el asesinado, el 26 de septiembre, de un joven musulman, desencadeno cruentas batallas entre milicias musulmanas del barrio conocido como el Kilometro Cinco y los rebeldes anti-balaka, que han hecho del odio a todo lo que huela a Islam su caballo de batalla. En apenas seis dias hubo 77 muertos y algo mas de 400 heridos graves, ademas de una caos generalizado aprovechado por bandas de malhechores para saquear oficinas de ONG y residencies particulares, que acabo en un todos-contra-todos donde entraron los que pedian la dimision del actual gobierno y la retirada de las tropas francesas de pacificacion y de la mission de la ONU en el pais. Miles de personas huyeron de sus hogares y se refugiaron en iglesias, en la mezquita central y en el aeropuerto.
La calma que vive la capital es muy fragil y de vez en cuando sigue habiendo asesinatos. El pasado jueves, 15 de octubre, los anti-balaka volvieron a atacar el Kilometro Cinco, y las milicias musulmanas respondieron entrando a tiros en los barrios vecinos, predominantemente cristianos. Hubo tres muertos. Y dos dias despues, un nuevo enfrentamiento volvio a causar un muerto entre los musulmanes. A duras penas consiguieron sus lideres comunitarios calmar a los jovenes exaltados que clamaban de nuevo venganza. Aventurarse en los barrios situados al norte de la capital sigue siendo muy arriesgado.
Lakouanga es una barrio del sur de Bangui donde siempre se han mezclado sin problemas cristianos y musulmanes. En mayo del ano pasado, milicias anti-balaka venidas de algunos de los vecindarios mas conflictivos entraron alli un dia y destruyeron la mezquita. A los pocos meses, un grupo de cristianos tomo la iniciativa de ayudar a sus vecinos musulmanes a reconstruirla. El pasado 20 de septiembre, antes del ultimo estallido de violencia, pase por alli y pude admirar la tenacidad de los miembros de ambas religions que colaboraban para poner otra vez en pie muros y tejados, con minarete incluido. Ocho dias despues, los anti-balaka regresaron y volvieron a destruir lo que con tanto esfuerzo se habia levantado durante los ultimos meses. Una vez mas, la mezquita de Lakouanga ha vuelto a ser una pila de escombros.
Pero nada de esto ha amilanado a los vecinos del barrio. El Domund de ayer tuvo un significado muy especial, en el que los cristianos dijeron a los musulmanes: “estamos con vosotros y vamos a levantar otra vez la mezquita”.
Cuando me preguntan que como veo el futuro de la Republica Centroafricana, no soy ingenuo y me doy cuenta de que hay mucha gente interesada en hundir a este pais y sumirlo en la violencia. Pero pienso tambien en personas como los vecinos de Lakouanga, cuya tenacidad y empeno por la paz es mas fuerte que el fanatismo de los violentos. Y pienso en lideres como el arzobispo Nzapalainga, en imanes que se juegan mucho al aproximarse a los cristianos y que creen en el entendimiento. Cuando un dia, este pais alcance por fin la paz y levanter cabeza, sera gracias a personas como ellos.
Originel en : en Clave de África