Familia Infinita, una iniciativa de educación a distancia en Suráfrica

11/09/2009 | Crónicas y reportajes

Cada domingo por la tarde, Siyabonga Nkabinde, camina 12 kilómetros desde su casa, en Drummond, un asentamiento ilegal cercano a Lanseria, para su video conferencia de media hora semanal, con Chuck Weintraub, un analista de sistemas blanco de mediana edad de Pittsburgh, Estados Unidos.

Nkabinde, de 17 años, es uno del creciente número de adolescentes que fichan cada semana para asistir a sus videoconferencias, o sesión de charla con un adulto “mentor” o “amigo de la red” que están en el extranjero. Estas relaciones transatlánticas únicas son fruto de “Infinite Family” (Familia Infinita), una iniciativa que busca desarrollar las aptitudes interpersonales, académicas, informáticas y de la vida de los adolescentes surafricanos, que no tienen un guía paternal en sus vidas.

“Cuando me dijeron por primera vez que iba a hacer esto con alguien del extranjero, pensé ¿Cómo es posible? ¿Una relación?”, cuenta un animado Nkabinde, que ha estado hablando con su mentor Weintraub, de 55 años, cada semana durante los últimos seis meses.

Llega puntual a su charla semanal desde una sala de ordenadores en los locales de “Refilwe”, una de las tres ONG que se ocupan del Sida/VIH, asociadas con “Familia Infinita” en esta iniciativa. Las otras son “Nkosi’s Haven”, en Johannesburgo, y “Noah”, Nurturing Orphans of Aids for Humanity (Cuidado de huérfanos del Sida por Humanidad).

“Ahora, cuando hablo con él es como si estuviese hablando con alguien a quien conozco”, explica a sus 17 años, el alumno de la escuela St. Ansgars, en Lanseria, Johannesburgo.

“Él me enseña tantas cosas que yo no sabía… Hablamos de la escuela, de dónde vivo y de cómo me va la vida. Para mí, se ha convertido en algo más que un amigo”, cuenta Nkabinde.

El pseudónimo de Nkabinde es “wisdom” y es un poeta de nota. Confidencialmente expresa sus puntos de vista sobre política, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el estado de la economía mundial. Tiene planeado apuntarse a un curso de ingeniería, de cuatro años, después de aprobar el acceso a la universidad.

“Weintraub me da consejos”, dice Nkabinde, “si quieres elegir esta o esta carrera lo que tienes que hacer es esto y lo otro, me dice”. “Cuando pronuncio algo mal, siempre me dice que si quiero saber inglés debo leer libros y revistas para mejorar mi gramática”.

Familia Infinita es una creación de Amy Stokes, que junto a su compañera americana, Dana Gold, desarrolló el innovador programa que hace posible estas relaciones entre diferentes culturas, transatlánticas, entre adultos y adolescentes. Stokes empezó a interesarse por el sur de África en la universidad. Cuando adoptó un niño surafricano, años después de haber conocido de primera mano la crisis de los huérfanos del Sida, comenzó a buscar la manera de ayudar a muchos otros niños surafricanos cuyas vidas han quedado marcadas, de una manera u otra, por el Sida/VIH.

El darse cuenta de esto, de que todos estos niños iban a crecer sin un adulto que les cuidase en sus vidas, para acompañarlos y dirigirlos a través de cada paso difícil hacia la edad adulta”, es lo que hizo que Stokes pasara a la acción en 2005. Se unión a Gold, una madre soltera de Pittsburgh, que también ha adoptado un niño de Suráfrica. Combinando las aptitudes de ambas, lograron financiación, en parte a través del Fondo de los Hermanos Rockefeller, y adaptaron una plataforma de video conferencia para permitir a los mentores y mentados, o amigos, hablar y verse uno a otro, así como chatear por vía de texto, enviar fotos y escanear deberes y dibujos. También crearon un programa de formación para convertirse en mentor.

Los mentores, que son evaluados antes, para ver si son aptos, deben ofrecer al menos un compromiso de un año a su mentado. Algunas de las relaciones on-line han continuado a lo largo de tres años y no hay más de 100 niños con amigos en la red. La mayoría de los mentores son de Estados Unidos, pero hay otros en Reino Unido, Puerto Rico, y ahora en la propia Suráfrica.

Entre los socios corporativos en Suráfrica está Bombardier e Internet Solutions, que ahora están incluyendo a sus propios empleados en el programa de mentores. Internet Solutions proporciona los satélites y la conexión de alta velocidad a las plataformas, de manera gratuita.

Familia Infinita se deja guiar por sus ONG socias, que encuentran al niño adecuado y facilitan el espacio para que pueda tener lugar su video conferencia. Los apadrinadores en la red son personas mayores, más experimentadas que están preparadas para ayudar con las sesiones de video conferencia, y para dar apoyo técnico. Los regalos anuales a los niños, la ayuda con los costes de la escuela y cualquier otra ayuda es dada a las ONG, vía Familia Infinita, en general, y no entre el mentor y mentado.

Nkabinde, que vive con su madre y dos hermanos, asegura que al principio él era muy escéptico con respecto a tener un amigo en la red. “Me preguntaba cuáles eran los beneficios, pero mi madre dijo ‘siempre eres muy negativo. Piensa en la parte positiva del asunto y vete a por ello’”, relata Nkabinde que ahora es un ferviente converso y quiere quedarse con Familia Infinita “hasta que me vaya de este mundo”.

Claramente Weintraub ha llegado a ocupar un lugar primordial en su vida. “Mi padre todavía vive, pero no sé cuándo lo conoceré. Si se muere, yo no lo sabré”.

Weintraub describe a Nkabinde como un “joven brillante” que escribe una excelente poesía más rápido que él mismo hablando y que en muchos aspectos está muy avanzado para su edad, como en su escritura sobre el amor, el dolor, la muerte, la vida, a la vez que es eternamente optimista”. Añade que Nkabinde nunca habla de sus dificultades sino que se centra en su educación y en sus esperanzas para el futuro.

“Sólo puedo asumir que su devoción por estar al otro lado de la cámara cada semana, los domingos, significa que está sacando algo bueno de esto”, Weintraub dice que el adolescente le está ayudando a ser más sabio y espera que esta relación dure para el resto de sus vidas.

Trágica realidad

Otro adolescente cuya “relación en la red” ha llevado la luz a su vida es Liba Moyo, una niña de 15 años, vergonzosa y de voz suave. Moyo salió de Zimbabue hace cinco años, para irse con una tía que según ella “abusó de ella” forzándola a quedarse en casa para cuidar de sus hijos en lugar de ir a la escuela.

La directora ejecutiva de Nkosi’s Haven, Gail Johnson, dice que muchos de los niños del hogar han tenido experiencias traumáticas. Algunos han resultado infectados por violación, por ejemplo. “Un amigo de la red que vive en Estados Unidos puede que nunca se haya visto expuesto a lo que es trágicamente una realidad en Suráfrica”.

Otra niña, recuerda Johnson, le contó a su amiga en la red cómo había sido infectada con el virus, una vez que había surgido una gran confianza entre ellas”. El curso de formador para estos amigos de red, les prepara para momentos como este.

Otro reto es la diferencia entre los típicamente francos niños occidentales y los niños africanos, que tienden a ser más vergonzosos, añade Johnson.

Aunque todavía es muy retraída, Moyo poco a poco se va haciendo más habladora. Su amigo de red es Cheryl Pollard, una afro-americana de 45 años, que vive en Nueva York, con la que lleva hablando ya dos años “sobre los secretos de su vida”.

La voz de Moyo se eleva cuando habla de Pollard, “si tengo un problema puedo hablar con ella. Ella me ayuda con mis deberes”.

El año pasado Pollard viajó con una visita de Familia Infinita para ver a Moyo. Ella describe su alegría al ver a Moyo abrirse, “ha sido tan maravilloso ver a esta jovencita salir de su caparazón”.

Pollard dice que a pesar de todo, Moyo todavía es muy reservada y sus charlas de los sábados por la mañana tienen muchos espacios de silencios. Pollard asegura haber aprendido que “en la cultura africana está bien estar callado, no hay que llenar el espacio siempre con palabras”. A los 45 todavía es una fanática de la música pop, como Moyo. “Yo pongo mis canciones cuando hablamos y es entonces cuando le sale su personalidad y canta y baila”.

Johnson dice que el programa ha tenido un “entrañable y positivo impacto sobre los niños” y está encantada con que acaban de entrar otros ocho niños en el programa, algunos de tan sólo 10 años de edad. “Han cogido más confianza y se han hecho más habladores [de una manera positiva]. Su dominio de la lengua inglesa ha mejorado magníficamente, así como su ortografía y obviamente su manejo del ordenador”.

Johnson asegura que el haberlos dado a conocer una cultura y forma de pensar diferentes los está haciendo un inmenso bien. También ha mejorado su sentido de auto estima. “Muy a menudo siento que los niños de Suráfrica están tan abandonados… A menudo sus necesidades emocionales y psicológicas han sido totalmente ignoradas. El programa de Familia Infinita ayuda a resolver esto y creo que los niños son muy especiales para sus amigos en la red”.

La mayoría de los niños del programa entrevistados por Mail & Guardian dicen que nada les gustaría más que ir a los Estados Unidos. ¿Está Familia Infinita creando sin querer expectativas que no pueden cumplirse?

“Familia Infinita no pretende sacar a los niños de su cultura o contexto”, aclara Gold. “Lo que se pretende es enriquecerles donde están”, añade, “es un intercambio en dos direcciones. Al igual que los adolescentes están aprendiendo de sus mentores, ellos también enriquecen a los mentores al darles a conocer sus vidas y las de sus familias”.

Los mentores son formados para alentar a sus amigos en la red a perseguir sus ambiciones en sus propias comunidades y no albergar fantasías irrealistas sobre la fama y la fortuna en los Estados Unidos.

“Queremos que estos niños se queden donde han tenido la bendición de haber nacido, en un país maravilloso con una historia increíblemente rica y grandes promesas de futuro. Hay muchos retos a los que se enfrenta Suráfrica como nueva democracia. Lo que estamos dando a estos niños va a ayudarles a desarrollar sus comunidades”.

Pilippa Garson

Mail & Guardian

Fundación Sur

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