- El trabajo infantil afecta a 160 millones de niños, casi la mitad de ellos realiza trabajos peligrosos para su salud, seguridad y desarrollo moral
- El Comercio Justo es una de las principales herramientas contra el trabajo infantil, ya que afronta su principal causa: la pobreza
- Fairtrade prohíbe la explotación infantil en toda la cadena de suministro de los productos que certifica y aborda todas sus causas
El trabajo infantil sigue siendo una realidad hoy en día para 160 millones de niñas y niños en todo el mundo, y lo que todavía es más preocupante: cerca de la mitad de ellos, esto es, un total de 79 millones de niños, realiza trabajos peligrosos que ponen directamente en peligro su salud, seguridad y desarrollo moral. Así lo revela el informe ‘Trabajo infantil: estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir’, publicado en 2021 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF, que advierte que, tras dos décadas de avances en la erradicación del trabajo infantil, se ha producido un aumento de 8,4 millones desde 2016.
Fairtrade Ibérica, representante en España de Fairtrade, sello líder mundial que certifica productos de Comercio Justo, pone de relieve estas preocupantes cifras con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se celebra este domingo, 12 de junio, y recuerda que el Comercio Justo es una de las principales herramientas para contribuir a la protección de la infancia y acabar con la explotación infantil, ya que el 70% de las y los niños afectados trabaja en actividades agrícolas, íntimamente relacionadas con el sector de la alimentación y el gran consumo.
“Parece que es algo propio de otros tiempos y que se da lejos de nuestro país, pero es un problema que nos incumbe a todas las personas, no podemos mirar hacia otro lado. Está en nuestras manos poner fin a la explotación infantil”, ha señalado el director de Fairtrade Ibérica, Álvaro Goicoechea, quien ha añadido que “para mejorar la infancia de esos millones de menores, la ciudadanía puede empezar por consumir productos certificados que hayan sido cultivados y elaborados cumpliendo los rigurosos estándares Fairtrade”. Y es que son productos que, además de ofrecer un excelente sabor y calidad, contribuyen a construir un mundo sostenible y más igualitario para todos.
En este sentido, Fairtrade lucha contra la explotación infantil y el abuso de cualquier persona en toda la cadena de suministro de los productos que certifica y ha demostrado ser un aliado reconocido en la protección de la infancia y la defensa de los derechos humanos. Las personas que escogen productos certificados Fairtrade consideran fundamental saber si lo que compran se ha elaborado prohibiendo la explotación infantil y de manera respetuosa con el medioambiente, según el ‘Análisis en profundidad de sellos ecosociales’ realizado por Clickoala y Empírica online en 2021. En ello coincide el ‘Informe de estudio del consumidor de Fairtrade España 2021’ elaborado por GlobeScan, que evidencia que el principal motivo para elegir los artículos con esta etiqueta ética es la garantía de que Fairtrade prohíbe la explotación infantil.
Fairtrade aborda todas las causas del trabajo infantil
Son cada vez más las personas que optan por una compra responsable y las empresas que dan solución a esta demanda. De hecho, se está produciendo un claro cambio de paradigma, pues las ventas de productos de Comercio Justo con certificación Fairtrade acumulan un crecimiento del 294 % en los últimos 5 años en España. Así, gracias al consumo de estos productos, productores y agricultores han recibido una ayuda directa de 1.400.339 euros correspondiente a la Prima Fairtrade, destinada a conseguir mejoras tanto en sus negocios y operaciones como en su comunidad.
La Prima Fairtrade es una cantidad adicional de dinero que se paga por encima del precio mínimo acordado: “Además de garantizar unos precios justos y estables a nuestros productores para ayudarles a resistir a las fluctuaciones del mercado y proporcionarles una red de seguridad contra la caída de los precios, también les aseguramos la Prima Fairtrade para que ellos decidan democráticamente cómo usarla en proyectos sociales que incentiven el desarrollo de sus comunidades, como por ejemplo el desarrollo de la infancia con la construcción de escuelas y centros educativos”, explica el director de Fairtrade Ibérica.
Y es que las causas del trabajo infantil son múltiples: la falta de acceso a una educación de calidad, la discriminación, los conflictos y las catástrofes naturales son algunas de ellas, pero la pobreza sigue siendo la principal. “Es muy complicado acabar con el trabajo infantil si las familias no pueden ganarse la vida decentemente con sus cultivos y las personas jóvenes carecen de oportunidades de empleo decente. Trabajamos junto con las empresas en sus cadenas de aprovisionamiento para que agricultores, productores y sus familias tengan unos medios de vida justos y sostenibles que les garanticen unas condiciones de vida dignas”, indica al respecto Goicoechea.
Fairtrade prohíbe el trabajo infantil tal como es definido en los convenios de la OIT y garantiza que, si encuentra infracciones, toma medidas inmediatas para proteger a las y los niños afectados. Los criterios de Comercio Justo Fairtrade son muy estrictos y se verifican con auditorías periódicas. De esta manera, además de las normas y auditorías, Fairtrade aborda las causas más amplias del abuso y la violencia contra la población más joven, así como su empoderamiento y el de sus comunidades para que actúen. Para ello, también trabaja con diferentes organismos, agencias y organizaciones de protección de la infancia para garantizar su recuperación segura y su bienestar a largo plazo. Asimismo, Fairtrade requiere que la organización de productores fortalezca sus programas y sistemas para detectar, responder y prevenir el trabajo infantil.
“Luchamos contra las causas profundas del trabajo infantil y trabajamos para prevenir el abuso y la explotación de los niños. De hecho, hemos elegido trabajar con productores y regiones con riesgo conocido de trabajo infantil porque sabemos que es allí donde más falta hace nuestro trabajo. Para acabar con el trabajo infantil es necesario que todos, agricultores, consumidores, empresas y gobiernos pongamos de nuestra parte. Las personas que compran productos certificados con sello Fairtrade no sólo ayudan a los productores a que se ganen mejor la vida y envíen a sus hijos a la escuela, sino también a que aborden las causas subyacentes del trabajo infantil en sus comunidades”, concluye Goicoechea.
Fuente: Fairtrade – @fairtradeES