Fábulas africanas ¿Por qué vive el hipopótamo en el agua?

21/10/2016 | Cultura

Hace mucho tiempo en África, cuando todos los animales vivían juntos en la selva con el Creador, la mayoría de los animales vivían en la tierra y sólo unos pocos vivían en el agua.

El sol calentaba tremendamente la tierra todos los días y todos los animales sufrían de una manera u otra. Sin embargo, los animales tenían fuertes pieles para protegerse contra el sol, ya fuera su propia piel, plumas o escamas.

Sólo la piel del pobre hipopótamo no era tan fuerte. A medida que fue creciendo, su piel comenzó a estirarse y se volvió cada vez más delgadas a medida que él llegó a ser más y más grande. En el momento en que se convirtió en adulto, su piel era tan fina, que se quemaba con el sol.

El hipopótamo sufría día a día, por su piel seca y agrietada, lo que le causaba mucho dolor e incomodidad. Un día, cuando el hipopótamo no podía aguantar más, se dirigió al Creador y le preguntó: «Por favor, ¿puedo ir a vivir al río?»

El Creador le miró con bondad y le dijo: «Sí, mi amigo puedes, pero como con todas las cosas, tienes que solicitar previamente la autorización de los animales del río».

Así, el hipopótamo pidió a los animales del río, el cocodrilo, la nutria, etc.: «Por favor, ¿puedo venir y vivir en el río con vosotros ya que mi piel es muy fina? El agua fría sería un gran consuelo para mí».
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Los animales de los ríos eran un poco egoístas y también estaban preocupados. Después de pensarlo durante un breve periodo de tiempo, le dijeron al hipopótamo: «!No, no podemos permitir eso! ¡Mírate! Eres muy grande y vas a comerte todos los peces del río. No habrá comida para nosotros».

El hipopótamo les dijo a los animales del río: «no os preocupéis, yo no comeré pescado, sólo voy a comer la hierba del río». Los animales del río eran muy escépticos y no le creyeron.

Así que el hipopótamo les dijo: «os lo prometo: todos los días abriré mi gran boca, para que todos podáis ver que no hay huesos de pescado o escamas en mi boca Y extenderé mi estiércol con la cola, para que podáis ver que no hay huesos».

Esto convenció a los animales del rio. Así, a partir de ese día, los animales del rio permitieron al hipopótamo vivir con ellos, y el hipopótamo siempre abría la boca y extendía el estiércol con la cola.

Moraleja de la historia: si se pide un favor basado en una promesa, se debe mantener la promesa.

Atención: la boca abierta de un hipopótamo es señal de advertencia y señal de agresión. Él marca su territorio mediante la difusión de su estiércol con la cola.

gateway-africa.com

Fundación Sur

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