Explotación artesanal del oro, inseguridad, prostitución clandestina, proliferación del VIH/SIDA: Sambrambougou (Senegal), una bomba de relojería

21/12/2012 | Crónicas y reportajes

Constituida en región desde la reforma de 2008, Kédougou está tardando en despegar. A pesar del enorme potencial minero que rebosa en su subsuelo, es una de las regiones más pobres de Senegal. Su ubicación geográfica hace de ella una encrucijada donde se entrecruzan individuos de distintos orígenes, en particular de la subregión. Y el flujo diario aumenta con la aparición de nuevos emplazamientos de búsqueda tradicional de oro como la aldea de Sambrambougou, que se ha convertido en el destino privilegiado de los buscadores de oro y también de los maleantes. En esta desenfrenada búsqueda del material precioso, es difícil, véase imposible, disociar oro y trabajo del sexo que pone en escena a jovencitas la mayor parte de las cuales son extranjeras. Una situación bastante preocupante a la cual se añade la inseguridad que castiga más duramente la provincia de Saraya.

Situada a 97 km del municipio de Kédougou, la aldea de Sambrambougou se alza en medio de la sabana con sus redondas cabañas de paja, que afloran anárquicamente sin respetar ninguna regla de construcción. También se encuentran esas chozas, llamadas gnaffa en el idioma local, para guarecerse lo que dure una estancia.

Otra realidad: bajo las tiendas montadas por todas partes junto a los depósitos aluviales, se hablan varios idiomas. En estos depósitos de Sambrambougou, donde la mayoría de los buscadores de oro son originarios de los países de la subregión, se cuentan los senegaleses.

La principal actividad de los habitantes de esta aldea es la extracción tradicional del oro de aluviones. A la entrada de la aldea hay badenes para permitir que los motociclistas circulen a menor velocidad. En el emplazamiento de los depósitos, al que se puede llegar tras una caminata de un cuarto de hora desde la aldea, son diversos comerciantes los que reciben a la gente con distintas ofertas y actividades de mercadeo tan intensas que los depósitos a veces se convierten en un mercado contaminado por un molesto sonido sobre todo mantenido por las bocinas de los vehículos que rivalizan en ardor con el runrún de las motos.

Esas máquinas zumban por todas partes. El ambiente alcanza su cumbre al final de la mañana en esos lugares. En los puestos de venta dispuestos aquí y allí, hay verduleras, bebidas expuestas sobre hielo, dulces, pescado y carne asada entre otros productos. Otro negocio muy rentable en periodos calurosos es el del hielo. “Nos regocijamos en época de calor. Porque el negocio del hielo reporta mucho dinero. Se pueden ganar 50.000 francos cfa al día [76€] y a veces incluso 75.000 [114€]”, confiesa Mariama Souaré, vendedora de origen guineano. Efectivamente, la bolsita de hielo se vende entre 400 y 500 francos cada una [0.6 – 0.75€] en Sambrambougou así como en las demás aldeas donde el oro se explota de forma artesanal. Esto, teniendo en cuenta que la región de Kédougou dispone de 87 emplazamientos de explotación tradicional.

Un negocio anexo que puede ser muy rentable

El ambiente es muy distinto en los emplazamientos de extracción de oro. Cada cual está muy ocupado en su agujero para encontrar el metal precioso. Un trabajo fastidioso que por lo demás requiere mucha resistencia y una gran paciencia. Tal como Marcel Thiaro Camara, son muchos los jóvenes de Kédougou y otros provenientes de la subregión, los que se dedican a esta actividad. Montado en un todoterreno, este joven venido de la aldea de Bantata en la comunidad rural de Tomboronkoto, transporta fougoury, la arena que contiene oro. Junto con sus compañeros, descargan los sacos de fougoury de la parte trasera del coche con la esperanza de extraerles riquezas. “Acabamos de conseguir la arena, que vamos a tratar con la trituradora para ver si contiene oro”, explica Thiaro Camara. Hace falta mucha suerte para encontrar oro. A veces, estos jóvenes trabajan durante días y días sin ver el color del metal amarillo. “Llegamos a ganar 12 gramos de oro al día cuando esto funciona. A veces, lo contrario”, explica Thiaro como los días anteriores a nuestra llegada “cosechamos 3,7 gramos después de tres días de trabajo”.

A unos pasos del todoterreno de Thiaro y sus compañeros, una mujer se esfuerza en sacar arena de un agujero de oro, comúnmente llamado dama. En esos sitios el oro es extraído como el agua. Aïssatou Samoura es una de esas muchas mujeres que se dedican a este penoso trabajo en Sambrambougou para conseguir algunas piedras. “No me quedo en un sitio fijo. Hago una ronda por las damas para tirar y hacer salir la arena del agujero de oro. Una vez localizada la mena me recompensan con un trozo de la piedra (un cubo) que voy enseguida a machacar esperando conseguir un poco de oro”, explica esta guineana.

La profundidad de estos agujeros varía entre 5 y 35 metros. Como en todos los demás depósitos de la región, se preestablece una ley para delimitar el trabajo y gobernar esta gente. Hay guardias llamados tombulumanes que velan por la seguridad de las personas y sus posesiones, informa Bakary Cissokho, responsable de depósitos en Sambrambougou, que nos explica: “Hay una distancia de 5 metros entre los agujeros de oro, los “damas”, y nadie se atreve a excavar entre dos damas”.

Sin embargo, una vez que se encuentra la mena dentro del agujero, se hace salir la arena. El reparto se hace de manera equitativa entre los distintos miembros del equipo propietario del mencionado agujero. Todo se hace bajo la supervisión de los tombulumanes, que son unos 60 para vigilar los depósitos de Sambrambougou. Sin embargo, estos depósitos no son frecuentados todos los días. Los lunes y los viernes se consideran días festivos. Se cuenta por la aldea, donde el gramo de oro se cambia por 20.000 [30€] y hasta 22.500 francos cfa [34€], que esta tradición “se respeta desde hace mucho tiempo”.

Moussa Seydou Diallo, corresponsal en Kédougou.

“Le Quotidien”, Senegal, Martes 27 de Noviembre de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Juan Carlos Figueira Iglesias.

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