Ébano narra las experiencias del periodista polaco Ryszard Kapuscinski en África. Kapuscinski vive en África no como un ‘turista feliz’, sino como un arriesgado reportero que se mete en todos los follones posibles en busca de cualquier experiencia interesante. Nunca viajará en primera clase, tampoco dormirá en hoteles, no saboreará licores, ni se bañará en piscinas. Todo lo contrario: Kapuscinski actúa como un auténtico africano de a pie.
Gracias a esta audacia, podemos sentir los latidos de África. Un continente donde por desgracia hay varios denominadores comunes marcados por la desgracia: pobreza y guerras (muchos golpes de estado) Pero eso sería una injusta simplificación. Hay más, muchísimo más en África. Por ejemplo, es cierto que hay brujería, supersticiones (se entierra a los muertos cerca de los vivos buscando protección) cucarachas de diez centímetros, tuberculosis, oscuridad, inquietantes misterios, pero también hay música y alegría.
En definitiva, un continente que como el propio Kapuscinski afirma, es imposible de definir de una sola forma. Hablamos de un mosaico de contrastes, de vidas, diversidades… “En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe”, llegará a afirmar el escritor polaco en el prólogo.
Resumiendo las vivencias de Kapuscinski en Ébano, destacaremos cuando el reportero polaco conoce en Ghana a ministros muy peculiares, los robos que sufre en Lagos al son de golpes de estado, la guerra civil en Liberia, la cantidad de armas que ve circulando ante sus ojos, su casi atropello por un elefante en Tanzania, su hambruna en Etiopía y en Eritrea, sus rutas por Camerún o por el río Níger, la guerra del gobierno islámico de Sudán contra el sur rebelde, su comprobación in situ del “ascenso social” del negro en Senegal, su investigación sobre el genocidio de Ruanda, que había sido provocado por belgas y franceses…
Y claro, el calor, mucho calor.
Kapuscinski llega finalmente a la conclusión de que es del hombre blanco de donde en realidad procede la violencia y la avaricia de mucha parte de la raza negra…
Ni que decir tiene que hoy en día Kapuscinski es considerado una eminencia en cuanto a expertos africanos se refiere. Sin duda su obra magna Ébano, contribuyó decisivamente a adquirir dicho prestigio y ayudó considerablemente a acercar el mundo africano a todos los lectores. Ébano constituye un clásico obligatorio para todo aquel que quiera saber sobre África.
Dicho esto, es importante resaltar que para los que hemos vivido en África, quizás la versión de Kapuscinski está demasiado enfocada en los conflictos, en los aspectos negativos que suelen ser los comerciales, los que venden periódicos y facilitan los reportajes dramáticos.
En efecto, África es mucho más que guerra, corrupción y problemas, aunque es justo reconocer que Kapuscinski también habla de las virtudes de África. El libro (no puede considerarse novela, sería más bien un reportaje) funciona porque está muy bien armado: los hilos conductores están muy bien conectados.
Esa es la clave. A eso le unimos lo interesante del tema en cuestión, la intensidad de la experiencia vivida y Ébano anda hasta convertirse en el clásico que es hoy en día.
Original en : Las Palmeras Mienten