Temitope Balogun Joshua (también “TB Joshua” o sencillamente “Prophet Joshua”), 58 años, es nigeriano. Uebert Angel Mudzanire (“Uebert Angel”), 43, es Zimbabuense, nacido en Masvingo, en el sureste del país, aunque de joven se trasladó a Manchester (UK). Y Shepherd Bushiri (“Major 1”), con 38 años, el más joven, es malauí, pero ejerce su ministerio principalmente en Sudáfrica. Los tres son pastores evangélicos, y también inmensamente ricos.
TB Joshua nació (tras 15 meses de gestación según él mismo pretende) en una familia pobre de Ondo, en la zona yoruba del Sudoeste de Nigeria. Ya adulto, varios personajes bíblicos se le aparecieron encargándole que predicara y realizara milagros. Fundó entonces “The Synagogue, Church of All Nations” (SCOAN). A su megaiglesia de Lagos acuden semanalmente 15.000 fieles, y muchos más le siguen a través de su canal Emmanuel TV. Curar y profetizar son las principales tareas de TB Joshua. Y SCOAN, que por deseo explícito de su fundador no se ha extendido a otros países (con la excepción de Ghana), se ha convertido en el lugar más visitado por los turistas religiosos de África Occidental. Cuando en julio de 2012 The Economist le dedicó un artículo, “Celebrity Priests”, se le atribuía una fortuna personal de 10 millones de dólares (Según Forbes, la del pastor más rico de Nigeria, David Oyedopo, ascendía entonces a 150 millones de dólares). Su popularidad y riqueza han hecho de TB Joshua un personaje influyente en la política de varios países africanos (el difunto presidente tanzano John Magufuli decía ser miembro de la SCOAN) y un generoso filántropo. Su programa de becas ha beneficiado a miles de estudiantes. Tras el terremoto de 2010 TB Joshua financió en Haití, un hospital de campo. En 2011 Joshua subvencionó con 20 millones dólares, en el Delta del Níger, varios programas de educación y sanidad. Claro que su ideología religiosa ha influido a veces en sus ayudas y profecías. Durante la crisis de Ébola en África Occidental (2013/14) el Gobierno de Lagos pidió que no trajeran a los enfermos para su curación en la SCOAN. TB Joshua cumplió la orden, pero envió a Sierra Leone 4.000 botellas de agua bendita con “poderes curativos”. Y según el periódico Newsday Zimbabwe, JB Joshua habría profetizado que la pandemia de la covid-19 iba a terminar el 27 de marzo de 2020.
El meollo del mensaje de Uebert Angel Mudzanire es que Dios quiere que los miembros de su rebaño sean tan ricos como el mismo Uebert Angel. Su iglesia, “Spirit Embassy”, fundada en 2007 y renombrada en 2015 “Good News Church” (conocida también como “Spirit Embassy Good News Church”), tiene 70 congregaciones en 15 países de Europa, África y Estados Unidos. Huebert Angel, que controla dos cadenas de televisión (Miracle TV y Good News TV), ha fundado el Osborn Institute of Theology y una Escuela de Biblia online. En 2005 entró con gran éxito en el mundo de los negocios, principalmente en el terreno inmobiliario. Su “Angel Fundation”, con la que dirige sus empresas, ha creado la “Academia de millonarios”, en la que se forman emprendedores, futuros ricos. Es también conocida por dispensar ayudas a familias y estudiantes en Asia y África, y por su compromiso en favor de los pobres durante la actual pandemia.
El malauí Shepherd Bushiri, discípulo de Uebert Angel, afirma que puede andar por el aire, y utilizar el poder de Dios para curar el Sida. Aunque lo más importante es, según él, que Dios ama y cuida a su pueblo y quiere hablar directamente con cada uno de nosotros. Amasó su riqueza tras haber fundado en Pretoria, capital política de Sudáfrica, la “Enlightened Christian Gathering Church”, con sucursales en varios países africanos. Dirige sus múltiples negocios, entre los que destacan minas y propiedades inmobiliarias, por medio de la “Shepherd Bushiri Investments”, una sociedad de inversiones. Lo mismo que TB Joshua y Uebert Angel, Bushiri es conocido también por su generosidad. El 21 de julio de 2017, el Nyasa Times, de Malaui, dio a conocer cómo Bushiri había ayudado al “Kroondal Shelter”, un centro de acogida para blancos pobres situado en Rustenburg (Sudáfrica). Y la página web de su iglesia anunció que Shepherd Bushiri había hecho donaciones por valor de 40.000 dólares con ocasión del “Mandela Day” (18 de julio).
TB Joshua, Uebert Angel y Shepherd Bushiri no son los únicos clérigos ricos de África o del mundo. “Showbiz Cheat Sheet”, ubicada en Asheville (Carolina del Norte), publicó en enero de este año la chocante lista de los 10 pastores más ricos de los Estados Unidos: desde la número 10, Joyce Maeyer (8 millones de dólares, medio millón de seguidores en YouTube) hasta el número 1, Kenneth Copeland (300 millones de dólares, más su propio terreno de aviación y una mansión de 7 millones de dólares pagada por su iglesia).
Quienes alaban los logros de la predicación de estos pastores evangélicos los consideran dignos discípulos del pastor nacido en Alemania, Reinhard Bonnke (1940-2019), que durante años recorrió África atrayendo multitudes (1’8 millones en una ocasión, el año 2000 en Lagos, Nigeria), y curando enfermos con la fuerza de Dios. Según la “Christ for All Nations”, que Bonnke fundó en 1972, sus campañas habrían atraído al cristianismo a más de 79 millones de personas. Por otra parte, quienes estudian, y a veces critican los éxitos financieros de esos mismos pastores, los atribuyen al “Evangelio de la Prosperidad”, sobre el que África Fundación Sur ha publicado diversos artículos (p.e. “La Liturgia del dinero”, el 08/10/2018). Aunque no se mencione, otro factor importante para la expansión del cristianismo evangélico ha sido la enorme receptividad de las culturas africanas.
Tradicionalmente, en su relación con otras culturas y religiones, las africanas han sido realistas y muy prácticas, adoptando casi espontáneamente lo que parecía funcionar en otros contextos humanos. Se trata de una actitud fundamental. De ahí que cuando aceptan creencias y costumbres cristianas o musulmanas sin abandonar las suyas tradicionales, no se les pueda tachar de sincretistas, al contrario de lo que ocurre cuando son los monoteístas los que adoptan creencias y ritos de otras religiones. No traiciona su cultura ancestral el artesano nigeriano que crea una máscara yoruba y le coloca un par de gafas, ni el beninés adepto del Vudú que adopta ritos de la misa católica. Es pues comprensible que ese nigeriano o ese beninés adopten, sin pensar que con ello traicionan su propia cultura, un cristianismo evangélico que promete curaciones y riqueza en abundancia.
Ramón Echeverría
[Fundación Sur]
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