El pasado domingo 22 de junio se pudieron observar en la frontera entre Etiopía y Eritrea celebraciones de alegría, donde las comunidades de las aldeas fronterizas se reunieron por primera vez en cinco años.
Separadas por el cierre de la frontera desde el estallido del conflicto de 2020 en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, y las subsiguientes tensiones políticas, la reunión del domingo fue un emocionante momento simbólico de paz y reconciliación.
El reencuentro de familiares y amigos tuvo lugar en la ciudad etíope de Zalambessa, en presencia de ancianos de la aldea y líderes religiosos.
La reapertura de un tramo de la frontera fue organizada por activistas locales y figuras comunitarias, sin el respaldo oficial de las autoridades de ambos lados. Sin embargo, los organizadores del encuentro indicaron que contaban con la aprobación de las autoridades de Tigray y Eritrea.
Durante cinco años, familiares y amigos cuyas comunidades se encontraban a ambos lados de la frontera internacional no habían podido verse a través de la frontera militarizada. La frontera ha permanecido oficialmente cerrada a pesar del fin de la guerra en medio de tensiones entre ambos gobiernos.
El comercio transfronterizo cerca de Zalambessa también se ha reanudado, y la gente utiliza tanto la moneda etíope como la eritrea. Pero aún queda mucho por hacer para reparar los daños de la guerra.
Desde que Eritrea se separó de Etiopía, hace más de tres décadas, las relaciones entre los dos países han sido tensas y la frontera ha permanecido cerrada la mayor parte de ese tiempo.
Los residentes locales recordaron cómo las familias que una vez vivieron juntas quedaron destrozadas por el conflicto. No está claro si este acuerdo local se traducirá en una reconciliación más amplia entre los gobiernos de Etiopía y Eritrea.
Fuente: BBC news
[Traducción y edición, Jesús Zubiría]
[CIDAF-UCM]
