Es evidente que el desarrollo económico y tecnológico actual, particularmente a través de la inteligencia artificial, sigue favoreciendo al capitalismo opresor e inhumano. Con el crecimiento de las desigualdades sociales, del saqueo de recursos africanos, del desempleo y del empobrecimiento, surgen algunas voces que piden humanizar el desarrollo y hasta el mismo capitalismo, porque dicen que el capital puede ser un instrumento para el bien de la humanidad, siempre que sea sostenible y corporativo.
Pero la mayoría creemos que el capitalismo actual es injusto en su misma raíz. Como dice el papa Francisco: “el sistema social y económico es injusto en su raíz”. (GS, nº59).
“Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera, y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es la raíz de los males sociales.
La dignidad de cada persona y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen solo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral” (GS. nº 203-204).
¡Por mucho que se quiera domesticar al “tigre”, éste nunca será vegetariano!
La realidad es que, desde enero 2020, la cifra de personas que malviven con menos de 2 dólares al día ha aumentado en más de 250 millones de personas. Crece también la pandemia del desempleo y la injusticia. Mientras tanto, 651 multimillonarios estadounidenses han aumentado su patrimonio neto en un 30 %.
La raíz del capitalismo es su propio materialismo al considerar al ser humano como una mera mercancía, como algo de lo se puede usar y tirar. Así el mundo se vuelve salvaje e inhumano y la ley de la selva es la ley del más fuerte que esclaviza a la mayoría. Si la Ética no transforma el desarrollo promovido por la inteligencia artificial, este nuevo instrumento de la técnica digital (robots y drones.) se podría convertir en aliado de un capitalismo digital más opresor y esclavizador todavía. Existen tres principales competidores en la carrera por controlar la inteligencia artificial: EE.UU., China y Rusia.
Si queremos ser personas y sociedades libres, protagonistas de nuestras vidas, de nuestra democracia y de un desarrollo integral, sostenible, ecológico, humano y solidario, entonces debemos elegir, apostar y trabajar juntos, por los Objetivos del Desarrollo Sostenible, para humanizar todo el sistema educativo, político y económico con los valores de una atentica Ética personal y social.