¿Está justificada la decisión de retirar las tropas kenianas de Sudán del Sur?

18/11/2016 | Opinión

Para aquellos que han estado en zona de guerra, bien hayan sido combatientes, observadores, víctimas inocentes o reporteros, no hay nada tan angustiante como encontrarse en una situación donde la vida, la tuya o la de un compañero, está en peligro y no puedes hacer nada para solucionarlo.

Recomiendaría a aquellos que no han tenido la mala suerte de encontrarse en tal, nada envidiable, situación, que vieran varias películas sobre el genocidio de Ruanda de 1994, A veces en abril, Hotel Ruanda y Disparando a los perros. Personalmente, creo que estas películas deberían convertirse en novelas obligatorias en todas las escuelas de educación secundaria de África. De hecho, un libro como Sobrevivir para contarlo, de Immaculée Ilibagiza debería ser una lectura obligatoria para todo el mundo.

No hay peor horror que encontrarse cara a cara con la muerte y sentirse indefenso pese a estar rodeado de soldados que, se supone, están ahí para protegerte.
Esto ocurrió en Ruanda durante el genocidio mientras el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas miraba. El mundo juró que no permitiría que esto volviese a ocurrir.

Y esto podría explicar por qué la decisión que tomó el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, de destituir al comandante de la misión de asistencia de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS, por sus siglas en inglés), ha recibido aplausos.

Informe condenatorio

La destitución del teniente general Johnson Mogoa Kimani Ondieki fue fruto de un informe condenatorio que cuestionaba sus capacidades de liderazgo en la misión, especialmente después de que varios cooperantes y trabajadores de la ONU fueran sometidos y presenciaran violaciones de los derechos humanos tales como asesinatos, intimidaciones, violencia sexual y torturas, perpetradas por soldados del gobierno.

Y aquí está el dilema. ¿A quién culpar por la inacción de las tropas de mantenimiento de la paz en zonas de conflicto? Para los soldados rasos y sus comandantes en una misión de paz, se trata de un malabarismo entre el procedimiento urgente que acompaña al mandato de estas misiones y las espontáneas decisiones que tienen que se tienen que tomar en circunstancias impredecibles en zonas de conflicto.

De acuerdo con el código de conducta para las misiones de paz de la ONU, las tropas tienen la obligación de respetar leyes locales, costumbres y hábitos, tratar a los habitantes del país que les acoge con respeto, cortesía y consideración y actuar con imparcialidad, integridad y tacto.

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A los trabajadores de mantenimiento de la paz no se les está permitido abrir fuego contra los combatientes a menos que quieran ser acusados de ser imparciales. Es, por tanto, difícil establecer negligencia donde un trabajador de mantenimiento de la paz de la ONU obedece las órdenes de su misión.

Yo no estoy cualificado para cuestionar cómo y por qué la investigación sobre conducta de Unmiss recomendó la destitución del teniente general. Hay, no obstante, algunos asuntos diplomáticos y de buena fe que fueron claramente evitados o totalmente ignorados en el modo en que se manejó la destitución.
El teniente general Ondieki es un alto mando del ejército keniata. Kenia tiene una larga y admirable historia de misiones de mantenimiento de paz de la ONU. Sus tropas han servido en zonas de conflicto en África, Asia y otras áreas con muy buenos resultados.

Nadie puede exagerar la reputación de hombres como los tenientes generales Daniel Ishmael Opande y Leonard Muriuki Ngondi y sus actuaciones en misiones de paz en el continente. O borrar el nombre del teniente Lazaro Sumbeiywo de la historia mundial, especialmente su papel en la existencia de Sudán del Sur.

Con una historia como tal, lo mínimo que podía hacer el señor Ban Ki-moon, como una muestra de cortesía, era contactar con el presidente de Kenia para notificarle su decisión antes de reprimir públicamente al teniente Gen Ondieki.

Viendo la reacción del jefe de estado keniata, parecer ser que esto no sucedió. Por tanto, la decisión del presidente Uhuru Kenyatta de retirar las tropas nacionales de la misión en Sudán del Sur estuvo justificada.

Artículo de Michael Mugwang’a para Daily Nation

[Traducción de Clara Esteban García]

[Fundación Sur]

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