La agente humanitaria burundesa Marguerite Barankitse ha dado la señal de alarma, al mismo tiempo que la Unión Africana (UA) anuncia el inicio de una investigación “profunda” sobre las violaciones de los derechos humanos, entre otros atropellos, cometidos contra la población del Burundi.
Ataques con granadas, asesinatos a la carta, ejecuciones sumarias… Burundi parece estar a dos dedos del inicio de un nuevo genocidio avisa la oposición, así como miembros de la sociedad civil y periodistas, tanto dentro como fuera del país. Entre ellos está la agente humanitaria burundesa Marguerite Barankitse, alias Maggy, que ha comenzado una gira a través de Europa para denunciar los peores horrores cometidos en tierras burundesas después de la controvertida reelección, en julio pasado, del presidente Pierre Nkurunziza, en violación de la constitución. Esta reelección fue seguida por una campaña de represión, que ha causado centenas de muertes y que ha obligado a cientos de miles de personas a emprender la fuga: intelectuales, personalidades políticas y ciudadanos de a pie.
Hace apenas un año, Maggy había advertido: « Este país se parece a un cementerio, ¡y se sigue matando! Si esto continúa así, el año 2015 será catastrófico ». Actualmente, casi diez años después del fin de la guerra civil, que causó 300.000 muertos entre 1993 y 2006, Maggy denuncia de nuevo: censuras, represión, abusos, violaciones de los derechos humanos y explotación de niños. Nkurunziza «sediento de poder y de dinero, está organizando un ejército de 1.500 niños soldados, que los entrena con exmilicianos ruandeses», asegura Maggy.
Aleteia