¿Es posible reducir la pobreza durante una crisis sanitaria?, por Bartolomé Burgos

13/01/2021 | Bitácora africana

sierra_leona_mapa.jpgEn estos tiempos de coronavirus, resulta interesante constatar que Sierra Leona redujo el nivel de pobreza durante le epidemia de Ébola que azotó al país.

¿Es Sierra Leona un país pobre?

Sierra Leona era un país muy pobre y lo sigue siendo. Un 40 % de su población vive con menos de 2 euros al día, el 58 % no tiene combustible saludable para cocinar, el 54,4 % carece de saneamiento adecuado y casi el mismo porcentaje (54,5 %) no tiene acceso a la electricidad. Pero todas esas cifras, recogidas en 2017, son mejores que las que registraba en 2013, cuando la proporción de personas que padecían estas privaciones era unos 20 puntos superior. Bajo estas circunstacias, entre 2014 y 2016, Sierra Leona fue uno de los países asolados por la epidemia del Ébola.

Durante la epidemia ¿logró mejorar sus condiciones de vida?

De hecho, es el país que más rápido ha reducido la pobreza multidimensional, que se mide en relación a 10 indicadores, entre ellos la salud, las condiciones de vida, la educación, etc. Su situación es todavía muy precaria y el país ocupaba la posición 181 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2019, pero todo ese progreso lo consiguió durante uno de sus períodos más críticos: en plena crisis del Ébola.

¿Qué nos enseñan estos hechos?

Nos enseñan que en las peores circunstancias la esperanza es posible; y que después de una destrucción quizás pueda construirse mejor. En este sentido, Sierra Leona pude inspirarnos: La preocupación principal durante la crisis del Ébola fue evitar muertes. Para ello se insistió en la higiene, lavado de manos, programas contra la desnutrición y la educación. Los esfuerzos de mejora fueron dirigidos hacia los más pobres. La pobreza se redujo en un 16 % entre 2013 y 2017 y mejoraron en todos los indicadores.

¿Se edujo la pobreza en otros países, es esa época?

Ciertamente. De los 75 países más pobres en el mundo, 65 mejoraron sus condiciones de vida, no sólo por recursos económicos sino por voluntad política. En cuanto a África, la situación es menos halagüeña. Ya antes de la covid-19, el 55 % de la población de África subsahariana (558 millones de personas) se encontraban en situación de pobreza multidimensional, aunque 47 países africanos iban reduciendo su pobreza; pero con el coronavirus, lo conseguido está ahora en peligro.

¿Se da el mismo índice de pobreza entre la ciudad y las áreas rurales?

En las áreas rurales confluyen el 85 % de los pobres y tienen peor acceso a la salud. Pero en algunos países las ayudas favorecen a las clases acomodadas y no a los más necesitados. No ocurrió así en Sierra Leona; según muestran los datos, durante aquella crisis sanitaria de enorme envergadura las ayudas internacionales sirvieron para mejorar la vida de los más pobres.

¿Qué consecuencias podría tener la pandemia de la covid-19?

Según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a partir de los efectos anticipados en cuanto a nutrición y asistencia escolar, la conclusión es que el 25 % de las personas en pobreza multidimensional o vulnerables entren en situación de desnutrición, y la mitad de los niños en edad de educación primaria dejen de asistir a la escuela. Los niveles de pobreza podrían volver a los de hace una década. Esto significa que 490 millones de personas más caerían en situación de pobreza multidimensional.

Bartolomé Burgos

Autor

  • Burgos, Bartolomé

    Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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