Las cifras son implacables. De media, un ciudadano africano necesita un visado para viajar al 55% de los países del continente, de acuerdo con un reciente informe del Banco Africano de Desarrollo. En comparación, sólo el 45% de los países africanos requieren visados para los ciudadanos de Estados Unidos que llegan a sus fronteras. Una conclusión clara es que es más fácil viajar a África para un americano que para un habitante de un país africano, aunque algunos ciudadanos africanos son más privilegiados que otros en este aspecto.
«Si los países reagrupados en el seno de la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO) permiten a sus ciudadanos viajar libremente a todos los países de su área, todavía no es el caso de otras partes del continente. A menudo, son los acuerdos bilaterales los que se ocupan de la materia. Con dos excepciones: Seychelles y Santo Tomé y Príncipe. El primero da la bienvenida a todos sin visado, el segundo no dispensa a nadie».
Esta estricta política de visados en África tiene varias consecuencias, entre otras obligar a los turistas africanos a vaciar sus bolsillos para viajar a un país vecino.
«En un momento en el que las inversiones extranjera directas se redujeron en el continente, el comercio transfronterizo entre países africanos podría ser un factor crucial para el crecimiento». Pero una aceleración del comercio regional sólo es posible con el aumento del movimiento libre de bienes y personas.
Todavía se puede ver, en muchos aeropuertos africanos, una señal con la siguiente advertencia, muy común en África Occidental:
«Cualquier pasajero que no tenga documentos de identidad, (pasaporte o documento de identidad), ya sea negro, hable un idioma nacional o sea primo de un mozo de equipajes del aeropuerto es un pasajero extranjero y, como tal, debe estar provisto de un visado».
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Fundación Sur