Tras la llamada del primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, a iniciar diálogos de paz con Eritrea y reanudar relaciones bilaterales, el vecino país demandó algunas condiciones, informó hoy la prensa etíope.
El diario The Ethiopian Herald reseñó que Asmara puso como requisito una vieja disputa, ya resuelta por medio del Acuerdo de Argel, pero que en opinión de especialistas, el gobierno eritreo aún usa con el fin de sacar algún rédito.
Tras dos años de sangrientos conflictos en el cuerno de Africa, Etiopía y Eritrea firmaron finalmente en el 2000 un acuerdo global de paz en la capital de Argelia.
El pacto comprometió a los beligerantes a aceptar la mediación de las Naciones Unidas para el establecimiento de sus fronteras definitivas según el principio instaurado por la entonces Organización de la Unidad Africana sobre respeto a los límites fronterizos heredados de la época colonial.
No obstante, Eritrea todavía insiste en que la zona limítrofe del noroeste etíope, en la región de Yirga, es parte integrante de su territorio, lo cual obstaculiza una y otra vez las llamadas de entendimiento de Addis Abeba, consideró Belete Belachew, analista del Centro de Diálogo, Investigación y Cooperación.
«No es el acuerdo de Argel lo que está obstaculizando las posibles conversaciones de paz; es más bien la tendencia de Asmara a utilizar sus conflictos con Etiopía para obtener ganancias políticas. En consecuencia, cierra las esperanzas de reconciliación», agregó.
En su opinión, desafortunadamente, las autoridades eritreas están manipulando el conflicto fronterizo para sofocar a los disidentes políticos internos y generar otros desafíos socioeconómicos.
El Acuerdo de Argel se aplica a ambos países; uno no puede cumplirlo mientras el otro lado lo está violando; Eritrea no puede insistir en la implementación de un componente del acuerdo mientras viola su otro componente, precisó, por su parte, el director ejecutivo Adjunto del Instituto de Estudios Estratégicos de Relaciones Exteriores de Etiopía, Mogos Tekelemichael.
A su vez, Tafese Olika, académico de Ciencias Políticas en la Universidad de Addis Ababa, señaló que hay muchas más oportunidades que ambos países pueden utilizar para renovar su amistad.
Argel podría haber sido un punto de discusión, pero los otros aspectos de la relación entre personas son más que suficientes para restablecer los lazos, manifestó Olika.
La situación de «no paz ni guerra» no es ventajosa para Etiopía, particularmente para su gente que vive a lo largo de la frontera entre los dos países, subrayaron los expertos.
Coinciden en que la relación es más que un asunto fronterizo y por lo tanto, las dos naciones necesitan recurrir a otras oportunidades, entre ellas los enormes lazos culturales, para salir definitivamente del punto muerto.
Fuente: Prensa Latina
[Fundación Sur]
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