Era el Palacio del Pueblo, por Nse Ramón

20/01/2012 | Bitácora africana

Y si, lo era. Como también lo fueran el Ayuntamiento de Malabo y otras obras arquitectónicas que se dejaron atrás los que escribieron su historia, ya sea con sangre o con sudor en el suelo que está cubierto por la bandera de los cuatro colores, las seis estrellas, la ceiba y las inscripciones «Unidad Paz y Justicia». Era del pueblo ese palacio que nació de la mano de Magasín y que se situaba codo a codo con la impresionante Catedral de la misma ciudad capital. Era nuestro palacio, y cuando digo «nuestro», incluyo a Obiang y a sus secuaces que ahora están enfrascados en re-escribir la historia en la que él como dios viviente de esos malhechores que lo aupan aparezca como artífice de un cuento de monstruos que en vez de alegrar a los futuros niños, los acabará asustando tanto que se preguntarán «¿Y que hicieron nuestros padres mientras ese dictador se ensañaba con nuestra historia moderna y contemporánea?». La respuesta será preferiblemente: El silencio que detalla al cobarde perfectamente.

Han decidido jugar a destruir el patrimonio. Sobre todo el patrimonio que persigue que la historia del país petrolero esté ligada a los españoles. Si, esos mismos españoles que saben que esas cosas ocurren, que saben que es una manera errónea de tratar la rica historia. Esos españoles ven impunemente como tiran abajo casi 200 años de memoria. Porque Guinea Ecuatorial jamás se podrá explicar sin mencionar a gentuza como Manuel Fraga o al entrañable Doctor Pipa. Guinea Ecuatorial dejó de ser «esclava» de España, pero no fue para convertirse en una «memoria borrador» de nuestra historia ligada a la península. Podemos estar en desacuerdo con esas políticas de «Materia Reservada», pero no podemos dejar de decir que «gracias» por haber compartido con nosotros las delicias del pequeño país. Españoles, guineoecuatorianos, y africanos venidos para convertirse en fernandinos llegamos a alcanzar el nivel de convivir juntos, pisoteando unos a otros, escupiendo otros mas que los demás, fastidiando algunos mejor que otros, robando ellos más que nosotros, pero se logró construir una historia. Se construyó la idea de un país. Se sentó las bases para que se encontrara un gran corazón en un espacio tan reducido.

Por más dictaduras que ahora estén encaminadas, sin éxito, a hacer desaparecer a personajes nacionales como Acasio Mañé Elá, Edmundo Bosio, Atanasio Ndong Miyone, Francisco Macías, Enrique Nvo Okenve, Gori Molubela, y muchos otros tantos otros que no ven sus nombres aparecer ni cuando se habla de la independencia nacional, no hay manera humana de eliminar los senderos que construyen nuestra historia. Obiang quiere acapararlo todo. Quiere ser el TODO y dice que TODO ha sido ideado por él. En estos momentos podría fácilmente adjudicarse el nacimiento de la joven República de Guinea Ecuatorial, ¿Quién se lo impide?. Pasar a la historia es fácil, o te bajas los pantalones y gimes con fuerza por el dolor causado por la cantidad de máquinas eréctiles que tendrás que recibir antes de proclamarte GRANDE de entre los grandes, o simplemente te cuidas de no dejar que la historia se olvide, que la historia se repita. Cuidar la historia es cuidar la existencia futura. Es educar a los demás en la difícil tarea de entender que con ella hemos entendido de donde venimos y a donde tenemos pensado ir si nos dejan. Chapas de zinc por nipas, ¿Lo entienden ustedes?. Se hizo una campaña de recogida de «donaciones», ¿Y quienes donaron?. Eso, que crees matar la historia del pueblo para que se crea el mismo pueblo que tú eres quien les escribe la historia para que empiecen a entender sus existencias desde el… ¿5 de junio del 40?. Intentar ligar la existencia de todos a la de uno sin tener en cuenta que cada cual tiene su propia historia que luego la mezcla con la del resto, se le llama: SINVERGÜENCISMO SOBERANO.

Obiang era un chico de pueblo allá por los bosques de Acuacam, junto a sus esanguis y metidos en Mongomo. Un tío suyo al que ahora gustan definir como «triste memoria» se metio a eso de jugar en la alcaldía. Luego de mostrar los dientes al colono de turno y ganarse así su confianza, fue escalando hasta convertirse en el «posible tonto que la península podría controlar con facilidad». El experimento falló y el sobrino se llevó por delante a su tío. Pero pese a eso, para escribir la historia de nuestro pequeño y joven país, debemos incluir el nombre de Macías Nguema Biyogo y de sus maneras de creerse dueño y señor de los demás. Y ese tipo de recuerdos entra en el juego de «para que no se vuelva a repetir» en el momento de explicarles a nuestros hijos la historia de nuestro país. Y como antes de Macías hubo toda una grade y rica historia detrás de sus 11 famosos años que gustan recordar los que tienen un cerebro muy corto en espacio-tiempo, nos daremos cuenta de que los bubis eran y son dueños de la isla de Bioko, que los combes ya nadaban en las playas antes de que los fang llegasen en la orilla gracias a los evangelizadores y sus crucifijos que tan bien supieron convencerles de que la «guerra es cosa del diablo». Y los annoboneses igualmente ya sabían que vivían en una isla que no necesitaba de un hotel de 5 estrellas para ser una de las más bellas del mundo. Obiang sabe todo eso y sufre porque esa es la historia que le precede, y por lo tanto la que contaremos a nuestros hijos si es que no somos unos hijos de puta mentirosos con nuestra propia historia. Yo, por ejemplo, que tengo 2 hijos, les diré que MAnuel Fraga firmó la independencia de Guinea Ecuatoria después de casi 200 años aprendiendo nosotros los negros de que la Semana Santa se celebraba con una procesión en el mes de mayo consagrado a una Virgen María que es la madre del tipo que se supone que se entierra por esas fechas. Les diré que Obiang Nguema Mbasogo fue el segundo presidente del país independiente y que su gestión fue de esas que «se deben recordar para no repetir».

Porque Obiang es un dictador que vive superado por la historia, por su propia historia. ¿Quién le hubiese dicho al joven militar conductor de tanques y torturador de guineoecuatorianos durante los 11 años que la histroia de nuestro país guarda para olvidar que iba a convertirse en el mayor de los dinosaurios del mundo?. Esa historia le pesaría cualquiera con cerebro. Claro, a no ser que crean ustedes de que Obiang realmente no tenga un cerebro (hay probabilidades, las hay…). Pero sí lo tiene. A Obiang le pesa que nadie entienda su gestión, ¿Se habrá preguntado por qué el sátrapa?. Todos le dicen dictador pese a que está haciendo cosas que no entrarán en la historia que quieren recordar las futuras generaciones. Sabe que lo que le rodea con fidelidad es falso y que saltarán sobre él a la primera de cambio. Obiang sabe que no tiene más historia que la de un perturbado que se cree dios sin antes haber entendido que los dioses no existen. Y la historia de Obiang la está escribiendo el mismo país al que él está machacando sin escrúpulos. Obiang es un dictador, hay que recordárselo a él y a todos los que lo saben pero no lo pueden decir. Hay que decírselo, insistentemente:

Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal. Eres un dictador y la historia te recordará como tal… ERES UN DICTADOR Y LA HISTORIA TE RECORDARÁ COMO TAL.

Nada se puede hacer cuando intentas escribir la historia con la sangre de tus muertos. La sangre habla en la consciencia y te perturba la paz interior. Podrás construir Basílicas para agradar al dios cobarde de los que viven de la opulencia cerca de Roma. Podrás construir edificios pensando en obras sociales con todo el lujo. Podrás cambiar la ley a tu antojo y pisotear las libertades. Podrás pagar mucho dinero para que los que pueden ofrecer un poco de esperanza se callen y coman a tus pies de rodillas. Podrás encarcelar impunemente mientras el castigado por miedo asegura que es «por mi culpa». Podrás llenarte de reconocimientos internacionales, tener propiedades, robar a los que creen que robar es cosa de buena gente. Podrás jugar a ser dios, aunque haya gente que luego te recuerde de que dios no existe. Vamos, que podrás hacer todo lo que quieras para que lo tuyo sea recordado. Si has pasado por ésta tierra, entonces tienes asegurado un recuerdo. Todos hemos hecho cosas por las que nos recordarán. Así que si tienes claro que destrozando la historia que te precede es la mejor manera de que te recuerden como el ALFA de las futuras acciones para el desarollo que se lleven a cabo para beneficio de TODOS, entonces ya puedes empezar por aceptar de que existe un OMEGA… Y eso significa que todo tiende a acabar para que las historias se recuerden para que nadie las olvide. Por lo que el caso de Obiang Nguema Mbasogo se define como una especie de recuerdo histórico de un conductor de tanques que llegó a ser conocido por todos lados de la tierra como UN DICTADOR, y la historia le RECUERDA COMO TAL.

El palacio del pueblo era nuestro. Destruirlo ante la mirada de sus dueños, y por uno de sus dueños, es tan lamentable como saber de que hace poco menos de 2 años se fusilaron a 4 hermanos sin que nadie quiera recordar la historia que una buena mañana tuvo la bondad de dotarles de un nombre.

¿Quién no recuerda que Guinea Ecuatorial vive una DICTADURA obsoleta gracias al inolvidable Obiang Nguema Mbasogo?

Nsé, por suerte visité ese palacio. Ese recuerdo no me lo borra ni Dios.

Autor

  • Nse, Ramón

    Nse Ramón o Ramón Esono Ebalé (alias Jamón y Queso) es un artista guineoecuatoriano nacido en Nkoa-Nen Yebekuan (Mikomeseng-Kie Ntem) en 1977 y residente en Malabo desde 1982. Dibujante e ilustrador autodidacta, compagina su pasión por el dibujo y el cómic con su trabajo de grafista. Actualmente es el grafista titular del Centro Cultural de España en Malabo y como dibujante de cómics ha ganado varios premios y certámenes internacionales como el concurso "Regarde 9", en el Festival Internacional de BD de Angulema (Francia), el premio obtenido en Cocobulles, Costa de Marfil con el trabajo "Le réveil d'Akoyo". Ha expuesto en los Centros Culturales Francés y Español en Malabo y Bata, en el Feshcary (Camerún) y en diversas galerías de Europa, América y Estados Unidos. El artista ha iniciado diferentes proyectos para organismos internacionales que operan en Guinea Ecuatorial realizando carteles e ilustraciones para la campaña de la Unión Africana en fomento de la Juventud y sus Derechos de la Organización de la Unión Africana.

    Participó en ARCO2010 con dos series ácidas y corrosivas sobre las dictaduras y la corrupción

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