A lo largo de una conversación privada, el sacerdote Malu Malu nos explicó que aquellos que criticaron la lentitud del proceso son los mismos que, en el transcurso de las discusiones, multiplicaron los obstáculos.
Invitado por el Centro nacional de cooperación al desarrollo, el abad Apollinaire Malu Malu, ex presidente de la Comisión electoral independiente, evocó sin parar la guerra que causa estragos en Kivu. Si bien se enorgullece del refuerzo de los efectivos de la Misión de las Naciones Unidas en el Congo (MONUC), insiste, sin embargo, sobre la urgencia de una intervención militar. Desde enero de 2008, el abad Malu Malu dirige el “proceso amani”, establecido tras la conferencia de Goma, a la que todos los grupos armados fueron invitados. Su objetivo: encontrar una solución estructural, de forma participativa, con el fin de que ninguno pudiese afirmar que la solución le había sido impuesta.
¿Cómo se puede superar esta crisis?
Sería necesario el diálogo directo entre los presidentes rwandés y congoleño. Aunque Kagame rechace por el momento dicho acercamiento, algún día consentirá ya que los vecinos no se eligen y hay que evitar que los estados se reconstruyan bajo el resentimiento de unos contra otros… Aquellos países que tengan poder para hacerlo, deberían ejercer su influencia sobre Rwanda, puesto que Nkunda expone los mismos argumentos que Kagame.
¿Qué quiere exactamente Laurent Nkunda?
El problema está en que su pliego de condiciones cambia sin parar… Nos gustaría saber de una vez por todas cuales son sus planes, por lo que le he pedido al presidente Obasanjo que le plantease esta pregunta. Al principio, exigía el retorno de los refugiados tutsis, sin embargo, el programa Amani permitió resolver este asunto con la organización del contacto tripartito entre los países vecinos.
Más adelante prosiguió con el asunto de las FDLR (Fuerzas Democráticas para la Liberación de Rwanda) y se le advirtió que aquello se resolvería entre los estados.
Entonces proclamó la rebelión, renegando del programa Amani y apuntando cada vez más alto. Creo que le ha cogido gusto a la desestabilización y que le han alentado en su ambición por repetir las hazañas de la guerra del 96, de la del 98… Pero se equivocan considerablemente: los tiempos han cambiado, se han celebrado elecciones…
Nkunda tiene capacidad para perjudicar, pero no tendrá los medios de su política ni la política de sus medios, ni tampoco irá a Kinshasha para derribar el régimen… Ahora es necesario detener la masacre. Además de lo que ocurrió en Kiwanja, también ha desmantelado los campos de refugiados: todo esto son crímenes de guerra.
¿Existen motivaciones económicas?
Lo que nos choca es que reaccionó de forma negativa ante la propuesta del cierre de la aduana de Bunagana, es decir quede de ahí sacaba su fondo de comercio. Ahora controla Bunagana (en la intersección entre el Congo, Rwanda y Uganda) y también Ishasha; controla todas las aduanas de Kivu Norte, por lo que no deja ningún recurso a las autoridades provinciales. En el plano internacional, parece que resaltan dos aspectos: el desarrollo económico de Rwanda y el caos que persiste en el Kivu vecino. Como si existiera algún vínculo entre los dos…
COLETTE BRAECKMAN
(Le Soir, Bélgica, 22-11-08)
Traducido por María Castillo García-Andrade, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.
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