Entrevista a María Mouendou, profesora hispanista en Gabón: “Necesitamos mayor implicación española en la promoción del castellano”.

7/11/2012 | Entrevistas

Maria Mouendou es gabonesa, especialista en estudios ibéricos y latinoamericanos, especialidad donde ha hecho su doctorado. Es profesora de Historia Latinoamericana y de Lengua Española en la Universidad Omar Bongó de Libreville, directora del departamento de estudios ibéricos y latinoamericanos de la misma universidad y profesora de español en la Escuela de administración en la capital de Gabón.

Rafael Sánchez: Nosotros hablamos muchas veces del interés que existe en la costa occidental de África por el castellano. Muchos estudiantes optan por el castellano como segunda lengua. La gente se sorprende de esto pero es real.

Maria Mouendou: Es real, muchos alumnos eligen la lengua española como segunda lengua desde la enseñanza media.

R.S.: ¿De dónde viene esta pasión por el castellano?

M.M.: Esta pasión viene del amor a la lengua. No por un interés personal, se trata de una cuestión de amor e inclinación natural.

R.S.: No es sólo un asunto simplemente literario, sino que abarca muchos campos de la cultura, por ejemplo, en la música donde junto a las lenguas tradicionales de África o las lenguas de la metrópoli, aparecen palabras en castellano.

M.M.: Eso es, creo que esto viene del amor a la lengua española pues es algo que está presente en la música local y en las canciones de muchos jóvenes. Esta inclinación existe también con respecto a la música latinoamericana que ha marcado mucho África y nuestra región. Así que me parece que para la población entera la lengua española tiene una influencia notable.

R.S.: Comentaba usted sobre la nula presencia de instituciones culturales españolas, como el Instituto Cervantes, en el África subsahariana y sería muy necesario que España respaldase esta pasión de los propios africanos con el cariño que se debería.

M.M.: Claro, necesitamos más implicación de España para la promoción de la lengua y la cultura españolas en nuestro país, puesto que no hay promoción; no hay centros culturales, y no recibimos ayudas para la promoción de la lengua, el estudio, así como la cultura española, que nos interesa mucho. A veces nosotros, jefes de departamento o directoras, nos vemos obligados a invertir nuestros propios medios para poder alcanzar algunas de las metas que nos fijamos, pero ni de España ni del Instituto Cervantes recibimos ayuda alguna. El años pasado, por ejemplo, organizamos unas jornadas para homenajear a los afrodescendientes pero no recibimos ninguna ayuda española ya sea pública o de empresas como Acciona. Esto es lo que lamentamos, pues nos gustaría tener una colaboración más estrecha con España ya que a nosotros nos gusta mucho la lengua y la cultura españolas.

R.S.: ¿Cuándo aparece en usted la pasón por la lengua castellana?

M.M.: Desde el primer año que empecé a estudiar la lengua castellana que había elegido como segunda lengua. Recuerdo que la mujer del director del colegio donde estudiaba me preguntó qué quería hacer en el futuro y yo le respondí que quería ser profesora de lengua española. Tuve un profesor de inglés que quería que yo fuera profesora de esa lengua pero elegí el castellano porque me sonaba más… bonito; y luego el habla, el oír y cantar… es la lengua a la que tengo afecto.

R.S.: Junto con los idiomas romances se suele decir que son los idiomas del corazón.

M.M.: Eso es.

R.S.: Se ha especializado, además de los Estudios Ibéricos, en los estudios latinomaericanos y dentro de estos en el estudio de la afrodescendencia, y en concreto en aquellas personas llevadas a trabajar como esclavos en los ingenios del Caribe. Ha publicado recientemente un estudio titulado “Esteban Montejo, esclavo en Cuba: entre el colonialismo español y la independencia”. ¿Qué tiene de interesante este personaje para que le haya dedicado su atención?

M.M.: Lo que tuvo de grande este personaje lo noté en el hecho de que varios escritores habían escrito sobre la historia de la trata y de la esclavitud de los negros en Hispanomérica pero nunca se han registrado los testimonios de los esclavos mismos recogiendo su historia del día a día. Esto fue lo que me llamó la atención, y cuando estaba en el año de maestría había leído un ensayo político escrito por Alejandro de Humboldt, un viajero que se fue también a Cuba a principios del siglo XIX. En este libro alababa la situación de los esclavos negros en Cuba que parecía según él, se encontraban en una mejor situación que los que se fueron a trabajar a las islas de dominio francés en el Caribe. Pero cuando un año más tarde encontré en el centro de investigación Bouvour en Francia, este libro de Esteban Montejo, un esclavo mismo, y encontré también un testimonio contradictorio, porque Alejandro Humboldt decía que las habitaciones de los esclavos en Cuba que se llamaban “los barracones ”eran unas tacitas de oro dentro de un ambiente agradable”, así que los amos tenían mucho cuidado con los esclavos, y cuando investigué el testimonio de Esteban Montejo, redactado por un escritor de la isla de Cuba, decía que las habitaciones de los esclavos estaban llenas de suciedad: pulgas, escarabajos y todo tipo de inmundicias en una situación desagradable. A partir de ahí me vino la inquietud por hacer un estudio comparativo de estos dos testimonios para tratar de restablecer la verdad entre estos dos libros: el de Alejandro Humboldt y el de Esteban Montejo, este testigo que contaba la realidad de la situación de los esclavos negros en los barracones.

R.S.: Y entre estos dos testimonios ¿con cuál nos quedamos? ¿Cuál era la situación real en la que vivían los esclavos?

M.M.: La situación real es la que cuenta Esteban Montejo porque él vivía dentro de los barracones. Alejandro Humboldt era un turista y no podía conocer la situación en la que vivían los esclavos sin haber visitado sus habitaciones, y luego lo cotidiano lo había vivido desde lejos, en compañía de ricos propietarios que le presentaban la parte agradable de la esclavitud. Pero Esteban Montejo, a pesar que he notado ciertas exageraciones, cuenta la verdad y trata de fijar el origen de la esclavitud intentando explicarse porqué los dioses africanos permitieron la esclavitud y porqué admitieron la trata, ya que los dioses eran muy poderosos y no podían perimitirlo. Es por esto que he escrito un capítulo sobre el origen de la esclavitud de los negros para completar el testimonio de Esteban Montejo porque me he dado cuenta que desconocía los orígenes de la trata. De esta forma me he encontrado en la obligación de consultar otras fuentes para situar el origen de la trata y cómo se operaba este sistema para poder adquirir cautivos en África y poder venderles. En este caso, su testimonio no reflejó toda la verdad de la historia.

R.S.: Esteban Montejo, un hombre longevo cuyo testimonio fue recogido por Miguel Bernat, y lo escribe cuando Esteban Montejo tiene más de 100 años.

M.M.: Cuando la entrevista entre los dos hombres tuvo lugar él tenía ya 106 años.

R.S.: Entonces es normal que exagerara un poco en cuestiones que ya le debían quedar un poco lejanas porque cuando Esteban Montejo cumple 40 años se libera a los esclavos.

M.M.: A los 12 años escapa de las plantaciones a la serranía. Así que durante este tiempo hay un vacío en su historia pues no vivió los acontecimientos de la esclavitud de los negros en Cuba.

R.S.:Desde los 12 a los 40 años vive solo en el monte.

M.M.: Eso es.

R.S.: Esto es lo que llamamos un cimarrón, un esclavo que huye y se va al monte.

M.M.: Sí, pero él se convierte en un cimarrón solitario, porque existieron huidas colectivas que realizaron pueblos cimarrones.

R.S.: Así se crearon pueblos en la región del Chocó en Colombia que fueron pueblos creados por los cimarrones.

M.M.: Y en Cuba fueron los palenques, los pueblos creados por los cimarrones. Pero Esteban Montejo, para evitar la traición, prefirió vivir solo, para evitar a los cazadores de esclavos que podían encontrar fácilmente a los esclavos huidos colectivamente; pero de manera individual era más difícil.

R.S.: Esteban Montejo vive hasta los 12 años como esclavo en una plantación, a los 12 escapa y permanece 28 años viviendo solo en el monte y a los 40 se atreve a salir.

M.M.: Sí, porque según él había escuchado ruidos diciendo que se había acabado la esclavitud, y fue a partir de este momento que empezó a acercarse a la ciudad en condiciones precarias: sucio y con cabellos largos.

R.S.: ¿Cómo reconstruye su vida?

M.M.: Con los demás, con la hospitalidad de los demás africanos, y luego tratando de buscar trabajo. Pero esto no fue fácil para él pues ya se había acostumbrado a vivir en el bosque en una forma de vida nómada y después al salir del monte la adaptación fue difícil y los demás, según el testimonio, se burlaban de él, porque se encontraba en un estado salvaje y tenía que empezar todas las cosas de nuevo. Una cosa que no pudo hacer fue casarse, así que llevó una vida soltera y solitaria sin mujer ni hijos.

R.S.: Una vida interesante la de Esteban Montejo, un personaje tan singular ligado a la historia de España.

M.M.: Y no solo la vida de Esteban Montejo sino también de Cuba. Un testimonio muy rico puesto que vivió la esclavitud y la guerra por la independencia a finales del siglo XIX en Cuba. Este personaje se incorporó también a la lucha por la independencia de su país.

Entrevista realizada para Africanía

(Transcripción, por Miguel Obregón)

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