Jacques Lacour es Misionero Padre Blanco y trabaja en Burkina Faso. Participó en el III Foro Social Mundial de las Migraciones, y desde la Fundación Sur le hicimos esta breve entrevista, antes de que regresase a África.
Pregunta. ¿Cuál es su organización y a qué se dedica?
J. L. Me llamo Pere Jaques Lacour y vivo en Brukina Faso, desde hace 30 años. He venido al Foro Social Mundial porque desde hace tres años trabajo mucho en los temas de justicia y paz y Foro Social de Burkina. Eso es lo que me ha hecho venir, además de la invitación que he tenido de parte de los Padres Blancos.
Hay un foro social en Burkina desde hace dos años que es muy activo y que congregó en una primera vez 150 personas y una segunda 600 personas durante 3 días, donde muchos burkinabés han tomado la palabra. Es importante que haya un foro social porque muy frecuentemente las ONG, las asociaciones locales trabajan cada una por su lado y tienen miedo de trabajar juntas, de perder una parte de su poder, o de su de su financiación. El foro social es una plataforma en la que se respeta a todo el mundo, permite a todo el mundo expresarse.
P. ¿qué ocurre con la migración?
J. L. En Burkina hay 14 millones de habitantes dentro del país pero hay 4 millones de habitantes en el exterior de país, 3 millones en Costa del Marfil, un millón y medio en Gana, en Nigeria, en Gabón, en Europa, en los EEUU… por todos lados. Esta migración se debe a que el país es muy pobre y está muy poblado. La población se ha triplicado en 35 años. Cuando llegué la primera vez a lo que se llamaba Alto Volta había 5 millones de habitantes. El crecimiento demográfico en este país es demasiado fuerte. A los gobernantes les viene bien porque la gente que está fuera, envía mucho dinero al país y al mismo tiempo, como son los más dinámicos los que se marchan eso evita una presión social demasiado fuerte para los dirigentes.
P: ¿La migración es un problema o algo beneficioso?
J. L. Hay muchos problemas, en particular en Costa de Marfil, donde la gente que está allí, en muchas ocasiones está explotada y tienen muchos problemas, no tienen los mismos derechos, tienen muchas dificultades. Y para Burkina es un problema porque pierde muchas fuerzas, los que son buenos, los mejores los que podrían servir al país, son los que se marchan. Pero ese no es el problema del gobierno. Ellos, su problema es el de tener una clase política que sea capaz de acaparar todo la riqueza del país, está ahí desde hace 20 años y acapara todo, toda la riqueza económica, todas los recursos, la gestión del dinero que viene del exterior.
P: ¿El dinero de Europa no lo ven los que lo necesitan, entonces?
J. L.: Sí, lo vemos. Hay grandes proyectos, construyen edificios, compran grandes coches todoterreno, tienen grandes salarios, pero para los habitantes no hay gran cosa. De vez en cuando vemos un proyecto donde pone Comunidad Europea, la gente lo ve y eso es todo.
P: ¿Desde Bruselas qué presión hace para que esto cambie la política?
J. L.: Trabajamos con Justicia y Paz, Red Europa-África. Trabajamos fuertemente con ellos para hacer presión en este sentido.
P: ¿En qué consiste su trabajo?
J. L.: Yo hago sobre todo un trabajo de formación e información. En particular con las instituciones religiosas de Burkina hacemos varios fines de semana de formación por año para sensibilizar a los religiosos y religiosas sobre esta cuestión. Muchas veces la sensibilización no va muy lejos. Tenemos un fin de semana a final de septiembre cuyo tema es: las injusticias en la iglesia y en nuestra congregación. Aprender a mirar el fondo, eso que no va bien en nosotros mismos, para luego aprender a mirar al exterior, primero hay que mirar cómo funcionamos nosotros y cómo deberíamos funcionar mejor.
P: A nivel social, ¿actuáis directamente en el ámbito de justicia y paz?
J. L. Las diócesis tienen acciones particulares, al nivel en el que yo estoy, no tengo acción directa. Hay un enorme trabajo de reconciliación en los pueblos, ayudar a la gente a vivir más en paz y hay un trabajo muy difícil que es el de denuncia de injusticias. Yo hago un poco ese trabajo donde vivo, doy una sección todas las semanas que se llama «derecho en los ojos», donde a veces toco algunas cuestiones bastantes sensibles en este sentido.
P: ¿Cuáles son los grandes problemas de la gente en Burkina?
J. L. Su gran problema es con respecto a la administración, se sienten explotados y engañados. Las fuerzas del orden, las investigaciones, no importa por qué razón,… También el conflicto social interno, la situación de las mujeres, matrimonios forzados que todavía existen, el abandono de niños, hay muchos problemas. La brujería es un problema todavía. Las acusadas de brujería, si no encuentran protección, deben huir y frecuentemente mueren, abandonadas por todo el mundo, y algunas veces las matan. En 2001, 3 mujeres refugiadas en Cocologo fueron asesinadas, y nunca han cogido a los autores. La administración tiene miedo de hacer las acusaciones. Incluso en la iglesia hay padres que tienen miedo…
Madrid, 13 de septiembre de 2008.
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