Entrevista a Carlo D´Ursi, coproductor de la película “El último vuelo del flamenco”: La novedad de está película está en la autenticidad.

14/09/2012 | Entrevistas

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Rafael Sánchez: Preséntanos brevemente tu última película, una adaptación de la obra homónima del escritor mozambiqueño Mia Couto

Carlo D’Ursi: La verdad que resulta una joya encontrar una coproducción que se transforma en una cooperación cultural entre España y Mozambique a la que se han sumado cuatro países; es una coproducción entre España, Mozambique, Portugal, Brasil, Italia y Francia. Es decir, hay una cooperación real entre un gran grupo de países europeos con una vertiente iberoamericana en la que se han juntado todos para poder conseguir que una historia africana, una historia basada en la obra del autor mozambiqueño Mia Couto se pueda llevar a las pantallas de cine a través de la visión de un autor mozambiqueño. Digamos que la novedad está en la autenticidad de este producto.

R.S.: El rodaje ha sido en Mozambique, así como gran parte del equipo era del país. Que podrías resaltar de esta experiencia mozambiqueña.

C.U.: Lo que hemos visto en Mozambique es una gran capacidad y un deseo de los mozambiqueños de ir adelante, de crear una infraestructura, una industria, de crear un país que pueda ser realmente independiente. Esto es muy importante porque se habla mucho de exportar el modelo europeo, la economía de mercado, exportar y exportar…, al fin y al cabo yo puedo decir que he importado mucho a esa experiencia, entre otras la de hacer por nosotros mismos y con el respaldo del público -porque hay que decir que hay un espacio para la cultura africana, para el cine africano-, tanto para los africanos como para los europeos y vista desde África que es lo más interesante, creo.

R.S.: ¿Habías trabajado ya en África?

C.U.: Qué va, te puedo decir que mi contacto con África había sido mínimo hasta la fecha. La película habla de un militar de Naciones Unidas, italiano, que llega ahí para descubrir quién está matando a los soldados de Naciones Unidas y este militar llega ahí lleno de ideas preconcebidas y poco a poco esas ideas se van modificando para dejar espacio a otros mundos. Venimos con una idea preconcebida, de un racionalismo de un iluminismo muy integrado en nuestras culturas; lo que es tangible existe lo que no es tangible no existe. Y hay otros mundos. Os aseguro que existen porque como bien decía el director de rodaje, “la realidad es la que creamos a través de nuestras mentes si nosotros le damos autenticidad a un evento nosotros podemos crear y de ahí los sueños y los proyectos más ambiciosos se realizan”.

Eso es lo bonito del cine poder hacer realidad durante dos horas algo que existía solo en la cabeza de una persona. Dos horas de trabajo y el tiempo que se tarda en hacer una película con todas las dificultades de rodaje ambientales de rodar en un sitio donde hay cultura cinematográfica pero donde no hay una industria cinematográfica.

R.S.: El teatro es una de las artes que más puedan atraen a la sociedad africana.

C.U.: Exactamente, de hecho todos los actores que participan en la película el 95% de los actores mozambiqueños son actores de teatro o de televisión porque desgraciadamente cine mozambiqueño hay muy poco. Obviamente las oportunidades de estos actores se realizan en teatro, en un teatro que tiene una audiencia y un seguimiento muy importante por parte de los mozambiqueños. Contrariamente a lo que se cree estos países, sobre todo los países lusófonos, no son países cerrados sino que hay mucho intercambio cultural donde el mestizaje es muy importante y donde las diferencias que también son importantes, pero muchas veces se tiende al error en Europa de tener una idea desdibujada de lo que es África, una idea uniformada. Pero hay muchas Áfricas. Hay muchas culturas y hay muchos matices y todos ellos tienen interesantes. A nadie se le ocurriría decir que España y Francia sean la misma cultura. Entonces lo mismo entre Angola, Mozambique, Sudáfrica, la parte mas meridional del continente pero con una proyección hacia el mundo industrializado muy importante. Es muy curioso cruzar la frontera entre Mozambique y Sudáfrica, es realmente casi cambiar de planeta y muchas cosas que son muy interesantes y que aparecen en la película que está vista desde distintos ojos y son unos ojos muy especiales.

R.S.: ¿cómo llega a tus manos “El vuelo del flamenco”, una obra que respira “realismo mágico” y que tiene un ritmo que para el cine occidental es difícil?

C.U.: El director de “El último vuelo del flamenco” acordó con Mia Couto, el autor del libro homónimo, llevar al cine una historia basada en un libro suyo. No era la primera vez, Mia Couto había sido adaptado al cine en otras películas como en “Terra sonámbula” en películas que eran esencialmente portuguesas en cooperación con Mozambique. El reto era grande, sin embargo “El último vuelo del flamenco” es un libro que si llega a las pantallas es porque tiene un largo recorrido literario editado por “Caminos” en el mundo xilófono y por “Alfaguara” en España. Con una difusión importante. Mira, el cine digamos no vive buenos momentos en las pantallas porque el modelo de consumo está cambiando, sin embargo para estos productos tan de “nicho” pues hay un público y también lo hay para Mia Couto en la literatura. Yo me quedé realmente sorprendido cuando llegué a conocer el alcance que tiene Mia Couto en lo que es el mundo literario. A partir de ahí, ¿cómo se llega a hacer una película de ámbito africano?, tu decías los ritmo más lentos, más pausados… La gente cuando vea la película se va a sorprender. Aojo Ribero nos cuenta una historia africana pero con ritmo y técnica europea, o ritmo y técnica del mundo occidental. ¿Por qué? Yo creo que es muy interesante porque este hermetismo cultural que se le achaca a África, a Mozambique, esta distancia pues justo el deseo de Aojo Ribero era el de llenar este hueco, el de acercarse. Fíjate en esta idea un poco alienista o paterna lista que algunos tenemos respecto a África de tender la mano, pues no, es al revés es África la que nos enseña, la que nos tiende la mano a nosotros. Es África la que dice, “os voy a contar mi historia y voy a hacer que podáis entenderla, voy a enseñaros las dificultades para llegar a entender” y que se resumen en un palabra: respeto. Respeto por caminos distintos, unas opciones distintas que toman caminos y acciones que no tienen que ser unitarias. Nosotros estamos acostumbrados a la idea de que todo tiene que estar franquiciado, uniforme, todo se está convirtiendo en una cadena. Bien, pues también hay otras marcas, otras opciones. África tiene unas opciones que creo que son merecedoras de respeto y de poderlas tener mucho en cuenta porque respetando el camino de cada uno podemos mirarnos con mucho interés y mirarnos el uno y el otro.

R.S.: ¿Como recuerdas las primeras reacciones del público?

C.U.: Mira hay que distinguir entre quien ve la película bajo la lupa occidental y quien está dispuesto a ver una película a través de los ojos de África. “El último vuelo del flamenco” es una película naife donde las haya, es una fábula cinematográfica que el público no se espere otra película española u otra película europea; estamos hablando de una experiencia cinematográfica completamente distinta. Las reacciones han sido muy distintas y muy opuestas y esto me alegró porque creaba un debate, un debate muy grande con respecto a la oportunidad y a lo que es hacer una película de África y desde África. Entonces lo que interesa es que se hable de ella, además África tiene identidad propia lo que le falta a África es una voz, hay que darle una voz a África.

R.S.: ¿Cómo describiría la experiencia de producir una película en Mozambique?

C.U.: Yo diría que la producción en Mozambique se resume en una palabra que es respeto. Dar respeto y genera respeto, estamos hablando de una realidad que está lejos de nosotros y necesita de una adaptación por nuestra parte. Tras superar las resistencias iniciales que cada uno puede tener, y que yo personalmente he tenido porque el miedo a los desconocido forma parte del ser humano, he descubierto una sociedad que se ha volcado con nosotros. La escasez de recursos se compensaba con creatividad. Hemos realizado efectos especiales con mucha creatividad, con mucha capacidad de resolver. Obviamente Mozambique no tiene un parque de materiales como tenemos aquí. Pero si que lo conseguimos y con mucho esfuerzo. Estas personas son capaces, Mozambique es un país capaz de generar industria. Y la escasez de recursos se puede compensar con creatividad y estar muy abiertos a su cultura y con respeto porque les ha costado mucho lograr su independencia por conseguir una personalidad propia. Nadie tiene derecho a evangelizar, permítete la palabra. Mozambique está creciendo mucho, es un país donde las inversiones están siendo muy bien recibidas, donde hay un marco jurídico muy seguro. Ha sido blindado, no hemos tenido ningún tipo de problemas, hemos tenido financiación de fondos europeos.

R.S.: Y con todo el material de rodaje no habéis tenido ningún tipo de problemas.

C.U.: Esto por supuesto, yo iba incluso más allá me ponía dificultades en cuanto a la exigencia de los rigores contables en Mozambique de los fondos de la Unión Europea y gracias a la ayuda de las autoridades Mozambique no hemos tenido problemas. Lo que es importante es entender que el diálogo de tú a tú es lo más provechoso.

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