Sin duda, es un ejemplo para las mujeres angoleñas y africanas. Estamos hablando de Alexandra Lima, nacida en 1964 en Luanda, quien hace algunos años se convirtió en la primera mujer en pilotar un avión en el país y en el continente. Divorciada y madre de dos hijos, también tuvo la hazaña de ser la primera mujer africana en pilotar un Boeing 777-300ER, el avión bimotor más grande del mundo, del que hoy es comandante. «Soy una mujer realizada por la carrera que he construido y por el respeto que la gente me tiene», declara la comandante. Es con esta “heroína de los cielos” con la que Jornal de Angola tuvo el placer de conversar.
Jornal de Angola: Para empezar, nos gustaría que nos contaras en detalle sobre su trayectoria profesional, especialmente después de su formación en la antigua Yugoslavia, convirtiéndose en la primera mujer en tripular un avión en el país y en África.
Alexandra Lima: Comencé a trabajar en Transportadora Aérea Angolana (TAAG) en 1982, cuando solo tenía 18 años, y luego me formé como asistente de vuelo. Tres años más tarde fui a Yugoslavia, más específicamente a la ciudad que se llamaba Vrsac, actualmente la región sur de Banat, provincia serbia de Vojvodina, donde aprendí técnicas de aviación en la academia de pilotos local y terminé en la lista de los 15 mejores estudiantes.
JA: Cuéntenos su experiencia como piloto, desde que regresó a Angola hasta tripular todos los aviones de la aerolínea Bandera Nacional.
AL: Después de regresar al país, comencé a volar como piloto de Fokker 27 (F27). Mi primer vuelo oficial como piloto comercial fue a Benguela y fui copiloto durante unas dos décadas. Mientras volaba como copiloto hice otro curso en Estados Unidos, con Boeing, habiendo tripulado sucesivamente los Boeing 737-200, 747-300, hasta llegar al 777-300ER, del que hoy soy comandante y que, hoy en día tiene el estatus de avión bimotor más grande del mundo, con capacidad para transportar cerca de 300 pasajeros.
JA: Sabemos que antes de ir a Yugoslavia se formó como asistente de vuelo. ¿Cómo se le ocurrió la idea de pasar a ser piloto más tarde?
AL: La idea de pasar de asistente de vuelo a piloto surge del deseo de progresar profesionalmente y la curiosidad. Quizás porque todavía era muy joven en ese momento, veía el cambio como un desafío. De hecho, en la aviación, el aprendizaje y la evolución en el día a día siempre representan un activo. Es sublime destacar aquí también el hecho de que en las últimas décadas la aviación ha evolucionado exponencialmente. No se parece hoy nada a la época en que abracé esta profesión.
JA: Como mujer, ¿qué representa todo esto en su vida, porque en Angola y en el continente hasta entonces solo los hombres habían abrazado esta profesión?
AL: Creo que mi actividad profesional representa algo muy especial para las mujeres no solo en Angola sino en África. El pilotaje es un campo desafiante y puede motivar a las mujeres a nuevos horizontes, demostrando que, de hecho, pueden ocupar puestos destacados y donde quieran.
JA: ¿Qué ganó durante esos años que le permitió convertirse en una mujer realizada, me refiero particularmente en el campo profesional?
AL: Sí, profesionalmente soy una mujer realizada por la carrera que he construido hasta hoy y por el respeto que me tienen las personas en este campo profesional.
JA: ¿Recuerda la fecha y los momentos que marcaron su primer viaje, en día en el que voló por primera vez el TAAG Fokker 27?
AL: No recuerdo exactamente el día de mi primer vuelo comercial. Solo recuerdo que fue a la provincia de Benguela, en compañía del comandante Arsénio Ferreira y la auxiliar de vuelo Joaquina Sofia Rosa. Fue un momento sublime en mi vida.
JA: Por cierto, ¿dónde está la clave del secreto del éxito que caracteriza su carrera en esta profesión, porque entre bastidores se dice que ha volado todo tipo de aviones de la TAAG?
AL: Creo que la clave del secreto radica en la humildad y el respeto que todavía tengo por todo lo que hago en esta desafiante industria, siempre combinando eso con la fe en Dios.
JA: Dado que pilotar esta actividad es desafiante e implica algunos riesgos, ¿tuvo dificultades durante su carrera?
AL: Angola ha pasado por años de guerra y nosotros, profesionalmente, nunca nos hemos detenido. Hubo algunos sobresaltos durante esta fase y tuvimos que aterrizar en aeropuertos donde no aterrizamos comercialmente por las características de algunos vuelos. A pesar de todo esto, técnicamente nunca tuve grandes sustos, quizás debido a la fiabilidad de los aviones modernos.
JA: Por cierto, ¿qué es, de hecho, más difícil de pilotar, desde el despegue el momento del vuelo o el aterrizaje?
AL: Todo en la aviación es muy importante, tanto el despegue, el crucero o el aterrizaje. En definitiva, es una profesión que requiere mucha concentración, mucho estudio y sobre todo respeto en tu ejercicio diario. Por ejemplo, durante el período de guerra que enfrentó el país, volamos a veces con el corazón en un puño. En muchos casos tuvimos que hacer descensos en espiral, especialmente en zonas de conflicto, y estos vuelos afectaron mucho a nuestra Salud.
JA: ¿Y cómo se siente allá arriba, en el aire?
AL: La sensación es maravillosa en cualquier etapa del vuelo. Nuestra visión es diferente cada día. Incluso volando a un destino similar siempre hay algo que lo diferenciará del vuelo anterior. Esto es evidente, porque en cada vuelo se destaca una fotografía diferente, un paisaje nuevo, otros pasajeros. Finalmente, en el vuelo de crucero siempre experimentará una sensación agradable y diferente entre sí.
JA: ¿Y los encantos de cada viaje? Debe ser fabuloso.
AL: De hecho, esta es una realidad. Siempre es agradable llegar a destinos como Salvador da Bahía o Río de Janeiro, en Brasil; Oporto, en Portugal, es un punto que me gusta cuando viajo allí; Ciudad del Cabo y rutas como China, y otras que he vivido a lo largo de estos 35 años de carrera, representan algo inconmensurable.
JA: Por cierto, ¿qué significó convertirse en la primera mujer en pilotar un avión en el país y en África?
AL: Ser la primera mujer piloto en Angola y África me halaga el factor social. Por eso, creo que mi patria tiene esta vanidad conmigo.
JA: A su edad, ¿qué es lo que todavía tiene como ambición por lograr en su carrera como piloto con TAAG?
AL: En este momento de mi vida, todo lo que espero lograr profesionalmente son los desafíos que la aerolínea nacional tiene para mí. Los pilotos solo se retiran a los 65 años y todavía me quedan nueve años más para lograr todo lo que me piden.
JA: ¿Cómo ve el aumento, hoy por hoy, de otras mujeres en esta actividad?
AL: El avance profesional tanto para hombres como para mujeres ahora es más fácil. La aerolínea de bandera de nuestro país ha crecido y hoy necesita más pilotos. Es por eso que se abren horizontes para aquellos que también buscan alcanzar esa actividad desafiante que representa el pilotaje.
JA: En un mundo donde los hombres asumen el dominio en diferentes actividades profesionales, ¿no se sintió inhibida cuando eligió esta profesión?
AL: Mi padre murió muy pronto. Solo tenía cuatro años cuando lo perdí. Como resultado, crecí con mi madre y mi abuela. Como no sentía la presencia masculina en mi crecimiento, me acostumbré a no sentirme nunca inhibida por este factor. Mi abuela era muy dura y no había tiempo para la frescura (risas).
JA: Por todo lo que describió anteriormente, ¿la idea de que pilotar le obliga a elegir una vida muy regulada?
AL: Yo, en particular, duermo todo lo que puedo, ya que el descanso es muy importante en la profesión de piloto.
JA: ¿Quiere decir que ni siquiera hay espacio para recrearse o relajarse un poco por el posible cansancio que puede provocar un viaje?
AL: No es exactamente como dice. Por supuesto, hay espacio para recrearse y relajarse después de un viaje. Yo, por ejemplo, después de un vuelo, me quito el traje de comandante, me visto con ropa de calle y salgo a la calle a ver mundo. De todos modos, me gusta viajar durante mis vacaciones, eligiendo, siempre que puedo, una isla y llevando dos, tres o cuatro buenos libros conmigo, ya que me gusta leer en mi tiempo libre, escuchar buena música y hacer otras cosas que me apetezcan. Básicamente, fuera de la aviación gestionamos el tiempo como conviene hacerlo. Hay tiempo para todo (risas).
JA: ¿Cómo se ha visto a sí misma a lo largo de los años en el doble papel de educar a sus hijos y a otros miembros de su hogar?
AL: Como dije antes, perdí a mi padre muy pronto y me acostumbré a no sentirme inhibida por la falta de presencia masculina en mi crecimiento y lo mismo diría en relación a la educación que transmití a mis hijos. En definitiva, llevo muchos años divorciada, tengo dos hijos y un nieto, y el segundo ya está en camino. Por eso, soy madre desde hace 29 años y siempre he tratado de ser una madre presente y solidaria y esto es porque amo a mi familia. Mi familia juega un papel importante en mi vida.
JA: ¿Y cómo gestiona el tiempo en lo que respecta a la vida familiar, ya que resulta ser una mujer con múltiples responsabilidades?.
AL: Me encanta sentirme ciudadana del mundo. En general, ahora que mis hijos han crecido, me estoy quitando un poco más de responsabilidad como madre. Por lo tanto, aprovecho al máximo mi tiempo libre haciendo lo que quiero.
JA: ¿Entonces esa responsabilidad ya declina, es decir, el rol de madre?.
AL: Realmente no. Los momentos de ocio también trato de pasarlos en casa con la familia, sobrinos, hijos y nietos. ¡Amor! Todavía lleno esos momentos cocinando, hablando y jugando con los más pequeños. Reitero aquí el hecho de que cocino y me encanta cocinar. Es muy relajante para mí (risas).
JA: ¿Hoy la aviación sigue ocupando un lugar destacado en la vida de Alexandra Lima? ¿O no realmente?.
AL: Es innegable. Siempre he vivido de mi profesión.
Fuente: Jornal de Angola
[Fundación Sur]
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