ENTRE LA SUBLIME RESPUESTA A LAS EMERGENCIAS (EMIGRANTES DE SIRIA), Y EL INCOMPRESIBLE OLVIDO DE LAS RAICES DE LAS ESCLAVITUDES ACTUALES EN ÁFRICA.

7/09/2015 | Editorial

Terminado el verano, volvemos al ritmo y tareas de cada día, dentro del contexto social que nos rodea.

Mientras que a nivel nacional, ya suenan las campañas electoralistas de los diferentes políticos y sus partidos, que parecen seguir el mismo tono de bajísimo y descalificatorio nivel retorico, a nivel internacional, constatamos dos realidades de extrema gravedad y relevancia para nuestro mundo global: la crisis migratoria y el estado islámico.

Estos dos retos globales delatan por un lado las nefastas consecuencias de nuestro sistema político-económico capitalista mundial y por otro lado, la falta real de voluntad política y compromiso internacional por construir un mundo más humano y justo.

La crisis migratoria:

Nos ha hecho falta una invasión masiva migratoria desde Siria, Irak, Libia, Mali, etc. para despertarnos a la realidad del Medio Oriente y de África.

Nos alegramos de que finalmente, la comunidad internacional haya mostrado su humanidad, acogiendo calurosamente a estos miles de familias que nos llegaban a Europa sobre todo desde Siria.

Es importante constatar que la primera respuesta humanitaria ha salido de la sociedad misma, a través de sus asociaciones, ayuntamientos, ONG, etc. antes que de los mismos gobiernos, los cuales se han visto obligados a seguir el ritmo marcado por la sociedad civil.

Este comportamiento nos indica algo tan importante como el que la verdadera respuesta y responsabilidad sobre los retos sociales que nos apremian, reside, no en los gobiernos, sino en la sociedad civil.

Durante los últimos cinco años, más de nueve millones de sirios han sido expulsados de sus hogares. Por millones se cuentan también las personas que han sido expulsadas por la guerra, en los últimos años, desde Libia, Irak, R.D. del Congo, Mali, Ruanda, etc. Pero al no llegar la mayoría a nuestras fronteras, no nos damos por aludidos.

Las vallas y muros que levantamos no sirven de nada, solo delatan el escándalo de nuestras políticas económicas, nuestra ceguera y el egoísmo de los poderosos.

La foto del niño sirio Aylan Kurdi, en una playa de Turquía, y otras fotos estremecedoras, ha terminado por conmover nuestras conciencias adormecidas.

Estos movimientos migratorios masivos se repiten en muchas partes del globo, como en las fronteras de Nigeria, Sudáfrica, EEUU y México, etc. Una realidad inhumana que solo a ratos nos estremece.

El Estado islámico:

Antoine Joseph Assaf es un fraco-libanés, doctorado por la Sorbonne en Paris, especialista del Medio Oriente y del Islam, con atención especial al Islam radicalizado o yihadismo del Estado islámico y de Al- Qaeda.

A.J. Assaf nos habla, en su último libro: “L`íslam radical: faut il avoir peur de l`ávernir”?, sobre Wahhabismo, los Hermanos Musulmanes y los problemas del Medio Oriente. Sin embargo no parece dar una respuesta satisfactoria a su pregunta.

El actual Estado Islámico, implantado ya en parte de Irak y de Siria, es de inspiración Sunní, como Irán, y como lo es también el movimiento radical Al Qaeda y el Wahabismo de Arabia Saudita.

Los wahabitas son una secta fundamentalista sunní creada por Muhamad Iban al-Wahab en Arabia Saudita. El monarca saudí es, por tanto, el guardián del wahabismo, aparte de dirigir una familia reinante compuesta por unas 3.000 personas, entre las que figuran cientos de jeques y decenas de príncipes.

Irán y Arabia Saudita aparecen pues como los principales promotores de yihadismo, tanto a través del Estado Islámico, como del Al-Qaeda o del Boko Haram.

El mundo occidental e incluso el continente africano no acaban de unirse para superar este fanatismo violento, rico y bien armado, que sigue destruyendo países enteros, desplazando millones de refugiados y causando millones de víctimas mortales.

Incomprensible olvido de las raíces de la emergencia migratoria y del yihadismo:

Me vienen a la memoria, las palabras de M.L. King: “No me preocupa tanto la maldad de unos pocos como la pasividad de la inmensa mayoría de buena gente”.

Estoy convencido de que estas palabras apuntan al proceso de una autentica solución a los principales retos sociales del momento actual.

Las verdaderas soluciones nunca vienen de arriba. Siempre vienen del pueblo y de una sociedad bien informada, motivada y organizada.

La respuesta humanitaria a la tragedia actual de migración siria lo viene de demostrar una vez más. La voluntad y el compromiso para superar estos retos globales de la migración desesperada, de las guerras, de las nuevas esclavitudes impuestas en África y del yihadismo cruel, deben nacer de nuestra misma sociedad. Los gobiernos nos seguirán, pero no podemos esperarles.

Está en juego nuestra humanidad.

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