Entierro (1) , por Félix Pérez Ruiz de Valbuena

15/07/2010 | Bitácora africana

Etienne

A los ricos los mata LA MUERTE
A los pobres nos matan las enfermedades

(Dicho burkinés)

Hoy había ido a Ouaga a hacer compras y al volver me estaba esperando Oumou, la señora que limpia en mi casa para decirme que se había muerto Étienne.

Étienne era el hijo mayor, 10 años, de Cristine y Romaric.
Cristine trabaja como ciudadora de niños en el orfanato de una ONG española. La conozco desde que empecé a ir por el orfanato a estar con los niños en el mes de marzo del año pasado. Es de las pocas personas que ha seguido viniendo a visitarme después de que ya no pudiera ir por allí o los niños venir a mi casa. Quizás porque es amiga de Oumou, son vecinas, quizás porque le traía medicinas para su hijo cada vez que venía de España. El niño, Étienne, tenía asma y le traía sprays inhaladores, ventolin, y otras marcas, para cuando tuviera ataques. Incluso en alguna ocasión se los compré en la farmacia de aquí, porque el problema no es que no haya algún tipo de productos parecidos, el problema es que la gente no tiene con qué pagarlos. Y el caso es que Cristine trabaja en el orfanato y Romaric, el padre, es profesor en una aldea. Aunque como tantas familias aquí, detrás de una apariencia normal tienen muchos problemas de todo tipo, al menos eso me han contado. Como en todas partes.

El niño se ha muerto esta mañana, a las 11, y a las 4 de la tarde ha sido el entierro. En cuanto han localizado al padre y ha podido venir de la aldea. Aquí no se puede esperar 24 horas como marca la ley en España, el calor todo lo descompone y ni hay autopsias ni nada que se le parezca. La muerte forma parte de la vida diaria.
El cementerio es un lugar apartado por el camino de Youba, una aldea cercana, y no tiene ni muros, ni nada. Sólo tumbas, algunas con una lápida, algunas con una inscripción y la mayoría sólo un montón de tierra levantada sobre el nivel del suelo: las inscripciones también cuestan y no van a resucitar a los muertos, y ese dinero puede dar de comer a los vivos.

Había más hombres que mujeres y éstas estaban más apartadas. Rodeando la tumba los hombres de la familia y los que habían cavado la fosa y el sacerdote que ha dicho algunas oraciones. La madre, sostenida por otra mujer era la más próxima.

Han introducido el cuerpo envuelto en un sudario con un pagne de una celebración navideña, son católicos. Después las oraciones en mooré y han dado agua la cuerpo. En España se dice dar tierra al cuerpo y los más allegados suelen coger un poco de tierra y echarlo sobre el ataúd, esos momentos de extremo silencio en los que se mezclan los sollozos desconsolados de alguien con el sonido del viento en los árboles y el retumbar ligero de esos puñados de tierra seguidos del atronador de las paladas de los enterradores. Aquí es distinto. Se han ido pasando una botella de fanta llena de agua, supongo que bendita, y cada uno le ha echado un chorro para hacerle más refrescante un viaje tan largo a la pobre criatura. Aquí el agua es la vida, y aunque sea agua bendita, esta agua no le devolverá la vida a Étienne. Por más que ellos piensen, están convencidos, que va a la vida eterna.

Han cubierto el cuerpo con la tierra y han colocado unas ramas y unas piedras encima. En caravana hemos regresado a la cour de Cristine y fuera han sacado unos cubos de agua para que se levaran los que habían enterrado al niño, también han traído bolsas de agua y de gemgibre para que la gente pudiera beber algo. Un sacerdote, supongo, ha dicho una oración y unas palabras y se ha disuelto el grupo. Me he vuelto a casa cansado después de 400 kms de viaje, y con el corazón hundido. Mañana volveré a ir a la cour a darles el pésame a Cristine y Romaric. Tienen otra niña, Lea. Pero me siento muy mal, culpable.

Ella es muy amiga de Oumou, o eso creo. El caso es que viene casi todas las semanas por mi casa y se queda charlando con ella o la ayuda en alguna cosa en el patio, o le escribe en un cuaderno los gastos del día de la casa, porque Oumou no sabe leer ni escribir. Pero yo intento evitarla porque te acabas entreteniendo y no pudiendo hacer nada. La invitaba a tomar una Fanta o Coca y las típicas preguntas de rigor, por la salud, la familia, el trabajo, los niños del orfanato, etc. Y siempre es lo mismo con todos. Con ella la única novedad era saber cómo estaba la salud de su hijo.

Hace unos días me dijo que la habían avisado del colegio porque la profesora se había asustado mucho por un ataque de asma de Étienne y que había ido a buscarle y se lo había llevado a casa… Cristine es simpática y siempre tiene la sonrisa en los labios, incluso para contarte esto, pero mi francés es malo y el suyo tampoco es el mejor. El caso es que me pilló en medio de todos los problemas que he tenido (estoy teniendo) y no la hice ni caso. Es más, pensé que ya estaba harto de tanta gente pidiéndome todo el día dinero o cosas. Y no la dije nada de comprarle medicinas, ni de pagarle el médico. Ahora Étienne está muerto, bajo una tierra roja, ardiente, refrescado sólo por medio litro de agua bendita y creo que lo mismo podría no haber sido así.
No puedo resolver los problemas de todo el mundo, pero lo mismo éste sí podría haberlo, al menos, demorado un poco.

No sé qué haré a partir de ahora, pero si es para salud daré lo que tenga, hasta que se acabe.

Ha sido mucho más duro que cualquiera de las tonterías que me han pasado hasta ahora.

Original en FronteraD

http://www.fronterad.com/?q=node/1676

Autor

  • Pérez Ruiz de Valbuena, Félix

    Félix Pérez Ruiz de Valbuena. ( Calatañazor, Soria, Diciembre 1954 ) Estudió economía . Marxista-leninista de formación política, afirma que no le sirvió para hacer nada demasiado útil en la vida universitaria, salvando quizás el Festival de los Pueblos Ibéricos. Empresario familiar comparte con sus dos hermanos la propiedad de una empresa de formación. reside actualmente en Burkina Faso con la esperanza de comenzar de nuevo con proyectos que le devuelvan la ilusión. Con tres hijos y un nieto, que le hacen felices los más de los días. Y como dice Soltero y sin compromiso. Es colaborador de la Revista Digital Frontera D con su Blog Negros sobre blanco , que iremos reproduciendo en nuestra sección de Bitácora Africana, agradeciendo a Frontera D la autorización para hacerlo y por supuesto a Félix Pérez Ruiz de Valbuena

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