Encuentro con antiguos niños soldados del Sur de Sudán

31/07/2009 | Crónicas y reportajes

Llegamos a una pequeña ciudad de Awiel, al comienzo de un viaje que nos llevaría a través de tres estado en el Sur de Sudán y cerca de las zonas conflictivas del Sur de Darfur, en el norte de Sudán.

Mi misión es ver cómo UNICEF y sus socios están apoyando la liberación y reintegración de los niños asociados al Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán, SPLA. Un antiguo grupo rebelde, ahora convertido en el ejército del Sur de Sudán, el SPLA luchó contra las fuerzas armadas de Sudán durante más de 21 años, hasta que se firmó un acuerdo de paz en 2005.

El acuerdo exigió la liberación de todos los niños soldados del SPLA en seis meses. Aunque 1.500 niños fueron puestos en libertad en los dos primeros años, muchos volvieron al SPLA, convencidos de que no tenían otra alternativa. Se calcula que hay unos 1.000 niños todavía en las filas del SPLA.

En Wunyik, el cuartel general del SPLA, División 3, el comandante afirma que no hay “niños soldados” allí y que todos ellos fueron puestos en libertad en 2005 cumpliendo las órdenes, sin embargo se ha identificado a 73 niños. “Aquí, ahora solo están los niños de los soldados que están en el frente o cuyos padres han muerto en la batalla”, nos dijeron. Nos enseñan una escuela en el campamento militar, donde más de 1.300 niños asisten a las clases bajo los árboles. Los estudiantes son “niños del SPLA” y niños de los pueblos cercanos.

Los comandantes después reconocieron que al menos 50 niños que habían sido desmovilizados, han vuelto. Pero como ahora están estudiando en la escuela del SPLA, los comandantes creen que no debería importarnos. Les recordamos que no sólo deben liberar a los niños combatientes, sino también a todos los niños y niñas, menores de 18 años, que realizan cualquier trabajo como guardas, porteros, cocineros, y niñas menores utilizadas como “esposas”. Al día siguiente visitamos dos proyectos que apoyan a los niños vulnerables, incluidos los ex niños soldados, con formación de supervivencia, profesional y educación. La cuestión es ver qué han proporcionado ya los servicios de reintegración en la zona, y su potencial para la expansión.

En un nuevo centro de formación profesional, dirigido por Save the Children de Suecia, en Malualkon, 121 estudiantes están aprendiendo carpintería, albañilería, agricultura, confección y bordado. Es una iniciativa prometedora, pero no estoy segura de si este tipo de enfoque residencial puede dar abasto a tiempo con una mayor numero de casos de niños que queremos que sean ayudados, o cuánto costará.

Infancia perdida

En la actualidad, se está perdiendo demasiado tiempo entre la identificación de los niños en las fuerzas armadas y su regreso a casa. A menudo, pasan muchos meses y los niños simplemente se distancian. Una de mis recomendaciones será el establecimiento de un proyecto de cuidados interinos como familias de acogida.

En Wau, otro proyecto gestionado por Save the Children, de Reino Unido, con el apoyo de UNICEF, da clases a más de 50 niños que han perdido años en la escuela de educación primaria. También hay un club juvenil en el que los niños de la calle y otros tienen acceso a asesoría y actividades recreacionales y de supervivencia. Se está haciendo un buen trabajo allí, pero existen limitaciones particularmente para los niños más mayores que no desean necesariamente volver a la escuela, que no viven cerca de una escuela o centro de formación profesional, o que han estado manteniendo a sus familias con su salario militar.

Dar a estos niños alternativas diferentes al ejército que sean viables es un reto. Tendremos que tener en cuenta actividades que generen pequeños ingresos como parte del programa, pero este tipo de actividades en sí requieren una formación y seguimiento importante con organizaciones que lo implementen y con el gobierno. ¿Está el Sur de Sudán preparado para esto?

En la unidad del SPLA de Mapel, nos encontramos con 20 niños de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años. Hablando con ellos en un refugio con techo de paja, parecían repletos de ansiedad, escepticismo y preguntándose sobre qué se les ofrecerá a ellos al dejar el ejército. Algunos de ellos habían sido desmovilizados, pero, al no encontrar ningún tipo de apoyo en sus casas, han vuelto al SPLA. Algunos son huérfanos.

Casi todos los niños dicen que les gustaría volver a la escuela si pudieran, preferiblemente permaneciendo juntos como un grupo. Sus vínculos son muy profundos, sin duda forjados por haber atravesado juntos en sus vidas experiencias difíciles.

Una hora más tarde, en Tonj, nos encontramos con Abraham, de 15 años, que asiste a la escuela primaria y vive con su tío y demás familia. No desea volver al ejército. Aún así, la vida no es fácil. Abraham no tiene dinero para pagar la matrícula de la escuela o para comprar el uniforme. Los ingresos de la familia son muy limitados y hay al menos 12 bocas que alimentar.

Lo que ha dejado claro este viaje para mí es que no hay soluciones simples al asunto de los ex niños soldados, las particularidades del Sur de Sudán deben ser reflejadas en nuestra respuesta, si queremos tener éxito en nuestros objetivos de compensar tantos años de infancia perdidos, y ayudar a estos jóvenes a contribuir de manera positiva a un futuro en paz para el Sur de Sudán.

Pernille Ironside

Pernille Ironside es una especialista en protección de la infancia, de UNICEF, que trabaja como organizadora del enfoque global sobre la utilización y reclutamiento de los niños como soldados por fuerzas armadas y otros grupos. Actualmente está en UNICEF New York.

Publicado en The Namibian, el 29 de julio de 2009.

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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