Encuentran los cadáveres de decenas de civiles desarmados en Kiwanja, en el Kivu Norte del Congo R. D.

7/11/2008 | Crónicas y reportajes

Algunos aldeanos que habían huido del conflicto con los rebeldes en el este del Congo, que van volviendo a sus casas, han declarado que el día 6, se encontraron los cuerpos sin vida de más de una docena de hombres, vestidos de civiles, esparcidos dentro y fuera de las cabañas de barro, y acusaron a los rebeldes de Laurent Nkunda de los asesinatos.

Pero la organización Human Right Watch, HRW, ha acusado a las milicias pro gubernamentales llamadas Mai Mai, además de a los rebeldes de Nkunda, de haber matado deliberadamente a los civiles en Kiwanja y declaró que los cascos azules de la ONU de los alrededores no han podido defenderles.

Los hombres de Nkunda se hicieron con el control de Kiwanja el pasado día 5 de noviembre, después de un fuerte enfrentamiento con los Mai Mai, uno de los muchos signos de que el conflicto se está expandiendo por el este de la República Democrática del Congo y de que el frágil alto el fuego está a punto de desvanecerse.

Los aldeanos aseguran que los rebeldes han matado a civiles desarmados, porque sospechaban que apoyaban a los Mai Mai, pero los rebeldes dicen que los muertos eran combatientes de las milicias Mai Mai y que estaban armados.

Un oficial de la ONU ha declarado que Kiwanja, de hecho, ha sido objeto de dos “rondas de terror”. La primera por parte de los Mai Mai, que llegaron y mataron a aquellos aldeanos a los que acusaban de apoyar a Nkunda, y después los rebeldes de Nkunda, irrumpieron en el poblado, matando a aquellos otros que les parecieron sospechosos de ser leales a los Mai Mai.

Human Right Watch ha declarado que al menos 20 personas fueron asesinadas y otras 33 resultaron heridas durante la batalla por la ciudad.

“La ONU no debería abandonar a esta gente indefensa para que sean sacrificados por los combatientes de ambas partes”, declaró Anneke Van Woudenberg, un experto investigador de África del grupo HRW.

Al norte de Kiwanja, los rebeldes capturaron una base militar en Nyanzale, el día 6, después de luchar contra el ejército, según la ONU. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, exigió un cese inmediato de las hostilidades y pidió a los grupos armados involucrados que encontrasen una solución política.

Ban ha volado a la capital de Kenia, Nairobi, para asistir a la reunión que se celebrará el viernes con el propósito de llevar la paz a la región. Se espera que asista el presidente de Congo, Joseph Kabila, y el de Ruanda, Paul Kagame, quien ejerce una gran influencia sobre los rebeldes de Nkunda.

Docenas de grupos milicia operan en la zona remota del este del Congo, una región sin ley que el gobierno y 17.000 soldados de la ONU han intentado controlar durante años.

Entre los grupos armados están los Mai Mai y los insurgentes Hutu de Ruanda, que huyeron al Congo después del sangriento genocidio de Ruanda en 1994.

El jueves, en Kiwanjaun una reportera de la AP fue guiado por asustados residentes entre murmullos hasta unas cabañas donde pudieron contar hasta 16 cadáveres, cubiertos con sábanas, en una pequeña parte de Kiwanja. Todos menos dos eran hombres, y los residentes aseguran que ninguno de ellos estaba armado.

Chorade Muhimdo, de 38 años, dice que los residentes que “se quedaron en sus casas a pesar de las órdenes de los rebeldes de abandonarlas, estaban en ellas cuando llegaron los rebeldes y les mataron disparándolos allí mismo”.

“no había ninguna razón”, añade, “una vez que creen que eres Mai Mai tienen que matarte”.

Una mujer de 47 años, Ajeni Niragasigwa, cuenta que los rebeldes mataron a su hijo de 17 años “mientras intentaba atravesar un punto de control de los rebeldes”. “Ellos vienen y matan a la gente”, lamenta mientras las lágrimas resbalan por su cara, “no vienen a protegernos”. Se pone las manos en las mejillas, mira al cielo y exclama gimiendo: “¡Congo!”.

El capitán rebelde, John Imani, asegura que han matado a alrededor de 60 personas en los enfrentamientos, la mayoría de ellos Mai Mai, “quienquiera que lleve un arma, es un enemigo”, sentencia.

El portavoz de Nkunda, Bertrand Bisimwa, dice por su parte que las tropas del gobierno y sus aliados de la milicia Mai Mai se habían infiltrado en Kiwanja vestidos de civiles, y habían matado a los aldeanos que apoyan a los rebeldes.

Nkunda desertó del ejército en 2004, alegando que debía proteger a la minoría de los Tutsis de las milicias de Hutus ruandesas. Desde entonces ha ampliado su misión a “liberar” Congo de un supuesto gobierno corrupto.

Nkunda declaró ante Associated Press que su misión justifica el sufrimiento de las 250.000 personas que se han visto forzadas a abandonar sus casas desde que lanzó la última ofensiva, el 28 de agosto. También sugirió que el ejército del Congo estaba siendo reforzado por milicias extranjeras de Ruanda, Burundi y Uganda.

El gobierno de Congo ha acusado a Nkunda de estar involucrado en crímenes de guerra, y HRW asegura que también de ejecuciones sumariales, torturas y violaciones cometidas por sus soldados bajo órdenes de Nkunda, entre 2002 y 2004. El grupo de defensa de los derechos humanos asegura que al menos 100 civiles han sido asesinados y más de 150 han resultado heridos desde que se reanudaron los enfrentamientos en agosto.

El día 5, el director de la radio comunitaria de Kiwanja dijo que los rebeldes habían matado a uno de sus reporteros, acusándolo de emitir comunicados anti-rebeldes.

Jean Baptiste Kiana declara que estaba en casa del reportero, Alfred Ndjondjo Victwahiki Munyamariza, cuando los rebeldes irrumpieron en la casa, le obligaron a salir de la casa y le dispararon en la cabeza en su propio jardín. El reportero de 25 años fue asesinado ante la mirada de su mujer y su hija pequeña.

Los últimos enfrentamientos entre las fuerzas del ejército y los rebeldes resurgieron el día 6, al norte de Kiwanja, cerca de la ciudad de Nyanzale, según un portavoz de la misión de paz de la ONU, Madnoje Mounoubai. El ejército congoleño abandonó su posición en la zona y miles de refugiados también huyeron, buscando refugio en la base de la ONU.

Nkunda declaró ante la Associated Press que las fuerzas del ejército respaldadas por las milicias Mai Mai, atacaron una posición rebelde de cerca de Nyanzale, antes del anochecer del mismo día. “Hemos sido atacados tres veces esta mañana”, dijo desde una de sus bases en las montañas Mushaki, al norte de la capital Goma. “Mis soldados tienen derecho a defenderse y la mejor defensa es la ofensa”.

La misión de la ONU confirmó que los combatientes de Nkunda han capturado a algunos aldeanos de Nyanzale y de Kikuku.

Nyanzale es una de las tres bases operacionales del ejército en la provincia de Kivu Norte. Los rebeldes se hicieron con el control de la mayor base del ejército en el este del Congo, el 20 de octubre.

La reciente violencia ha supuesto otro golpe para el frágil alto el fuego que Nkunda declaró el pasado 29 de octubre, cuando sus combatientes llegaron a las afueras de Goma, logrando de repente un leve avance que obligó al ejército del Congo a retroceder.

El conflicto en el este del Congo está avivado por un odio enconado entre etnias, que quedó después del genocidio de 1994, y por la guerra civil de Congo entre 1996 y 2000, que atrajo a los países vecinos para saquear las riquezas de minerales del Congo.

(monuc.org, 07-11-08)

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