Unos 136 somalíes y etíopes pasarán los próximos meses en las cárceles de Malaui, a menos que el alto comisario de las Naciones Unidas para los refugiados, UNHCR, de Malaui haga algo para sacarles.
El grupo, en el que sólo hay una mujer, fue detenido la semana pasada en el distrito malauiano de Nkhata Bay, después de haber entrado al país ilegalmente, a través del lago Malaui. Llegaron en barco desde Tanzania.
La policía dice que 136 extranjeros fueron arrestados en el bosque de Kuwiri, donde se escondían después de desembarcar del bote, tras recibir un aviso anónimo.
“Recibimos un aviso sobre su llegada y que dos vehículos estaban en camino desde Lilongüe, para recogerlos. Así que nos dirigimos allí rápidamente y fingimos que éramos parte del acuerdo”, explicó una policía que añadió, “cuando llegaron los vehículos y se hubieron subido los extranjeros, tácticamente los desviamos hacia nuestra comisaría, donde los encerramos”.
Compareciendo ante el tribunal de Nkhata Bay, todos se declararon culpables del delito de haber entrado ilegalmente en el país, en el que pretendían buscar asilo, tras escapar del hambre y la inestabilidad en sus países.
El tribunal sancionó a 98 de ellos con una multa de 8.000 kwachas, o en su defecto a cumplir cuatro meses de prisión, mientras que otros 38 fueron sancionados con multas de 5.000 kwachas o a tres meses de prisión. Ninguno de ellos pudo pagar la multa, por lo que fueron enviados a las prisiones de Nkhata Bay y de Mzuzu.
La policía dice que también detuvo a los dos conductores de Malaui, cinco etíopes y un congoleño, por ayudar a los extranjeros a entrar en el país por medios ilegales.
Mientras tanto, el alto comisario para los Refugiados de la ONU en Malaui ha asegurado que ignora este asunto y que no tiene conocimiento de ningún extranjero detenido. Un oficial de la oficina declaró que sin embargo investigarían la autenticidad de los hechos antes de tomar ninguna medida.
El Acta de Refugiados establece que una persona que entra en Malaui ilegalmente “con el propósito de buscar asilo como refugiado deberá presentarse ante una autoridad competente en las primeras 24 horas de su llegada o en un periodo superior que el funcionario competente pueda considerar aceptable según las circunstancias y tal persona no debe ser detenida, encarcelada, declarada inmigrante ilegal o cualquier otro tipo de sanción personalizada sólo por razón de su entrada ilegal”.
Basándose en este Acta, los somalíes y etíopes encarcelados pueden ser puestos en libertad y enviados al campo de refugiados de Dzaleka, porque han sido arrestados antes de que expiren las 24 horas desde su entrada en Malaui, para presentarse ante funcionarios competentes, si de verdad pretenden pedir el asilo.
Sin embargo, será difícil decir sus verdaderas intenciones porque recientes incidentes indican que la mayoría de estas personas utilizan Malaui como ruta para ir a países más al sur, normalmente Suráfrica o Botsuana.
Hay más de 11.000 refugiados en Malaui de Etiopía, Ruanda, Burundi, Somalia y República Democrática del Congo. Lamentablemente, la mayoría de ellos han abandonado su estatus de refugiado y han invadido cada rincón del país, poniendo en marcha negocios, algo que está molestando a los comerciantes de Malaui, tanto de las zonas rurales como de las urbanas.
(Nyasa Times, Malaui, 26-04-11)
