Un fenómeno común en muchos países africanos es que una gran parte de jóvenes sueñan con emigrar a Europa para escapar de la pobreza, el desempleo, e ir en busca de una vida mejor. Una fuerte inversión, pero necesaria para las familias diezmadas por el exilio a Europa. De acuerdo con la Organización Internacional de Migrantes, nunca en un siglo el continente africano había experimentado tal flujo de migrantes hacia el hemisferio norte.
Un país pobre como Gambia no logra retener a muchos de sus hombres jóvenes en sus casas, sus campos y migran a Europa y sus promesas. Un drama que rompe familias enteras. Lo mismo sucede en Senegal, donde a «la juventud no le falta nada» escribía el Wall Street Journal, pero toma el camino del exilio, con la esperanza de una vida mejor.
«Un acto solitario»
En Somalilandia, región de la Somalia independiente de facto desde 1991, pero no reconocida por la comunidad internacional, la juventud también el sueño de una vida mejor en territorio europeo. La pobreza es grande en este país fantasma y árido al que la falta de reconocimiento le excluye de los circuitos financieros globales.
«En Somalilandia, el viaje a Europa no es una estrategia colectiva, sino un acto solitario. Los jóvenes, por lo general entre los 18 y los 21 años se van a menudo sin informar a sus familias. Debido a esto, las familias tratan de encontrar soluciones para poner fin a este exilio», escribía en un blog, Nimo-Ilhan Ali, investigador especialista en Somalia de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres.
Una fuerte inversión
Para evitar que sus hijos se embarque en un viaje largo, incierto y peligroso a Europa, sus padres no dudan en comprar un coche con el que puedan trabajar como taxi. Un “truco” que a veces da resultado. Según Nimo-Ilhan Ali, actualmente se ven muchos jóvenes taxistas en las calles de Hargeisa, capital de Somalilandia.
Pero esta inversión es muy grande para las familias en un país donde el PIB medio per cápita es de 348 dólares, lo que le sitúa en el cuarto más bajo en el mundo. Adquirir de un coche para convertirlo en taxi cuesta entre 2.000 y 3.000 US dólares.
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