El Centro de Estudios Estratégicos sobre África (Acss) ha supervisado la última década de episodios violentos de los diversos grupos militantes islámicos activos en África. La recolección de datos brinda información precisa sobre la evolución operativa de estos movimientos extremistas en la última década, los cuales son de gran utilidad para comprender la extensión del fenómeno del terrorismo en el continente y la creciente amenaza que representan estos grupos.
En su análisis, la ACS destaca cómo la actividad de los grupos islamistas africanos ha registrado una década de crecimiento casi ininterrumpido, aunque el foco de esta actividad ha ido cambiando con el tiempo, como demuestra el hecho de que los grupos yihadistas que operan en el Sahel, en la cuenca del lago Chad y Mozambique han logrado el mayor aumento de ataques en el último año.
Los datos recopilados por el Centro de estudios de EE. UU.
Un salto del 31 % en hechos violentos que involucran a grupos islámicos militantes en África en los doce meses que van desde el 1 de julio de 2019 al 30 de junio de 2020. Un porcentaje que se refiere a los 4.161 ataques registrados en el período analizado y que resulta muy preocupante, ya que por primera vez los ataques superaron los 4.000 y se multiplicaron por seis respecto a 2011, cuando fueron 693.
El aumento de la actividad militante de los grupos islamistas en África es atribuible al aumento en cuatro de los cinco principales escenarios de actividad extremista violenta en África: Somalia, la cuenca del lago Chad, el Sahel occidental y Mozambique. El norte de África es el único teatro que ha experimentado una disminución de los ataques, lo que confirma una tendencia que se viene desarrollando desde 2015.
El Sahel registró la escalada de violencia más dramática desde mediados de 2017. Los hechos violentos vinculados a los grupos que formaron la coalición Jama’at Nusrat al Islam wal Muslimin (Jnim) y el Estado Islámico en el Gran Sahara (Isgs) aumentó en total casi siete veces: de 147 casos a 999 durante los doce meses examinados. La mayoría de los ataques violentos en el Sahel en 2020 se produjeron en Burkina Faso (516 frente a 361 en Malí y 118 en Níger).
La cuenca del lago Chad ha experimentado casi el doble de actividad desde junio de 2017 (de 506 eventos a 964). Ante una amenaza relativamente nueva, Mozambique ha experimentado un aumento de casi siete veces (de 39 eventos en 2018 a 306 en los doce meses anteriores al 30 de junio de 2020).
Las víctimas declaradas vinculadas a grupos militantes islámicos en África aumentaron un 26 % (12.507 contra 9.944 el año anterior). Esto pone fin a un período de tres años de relativo estancamiento en el número total de víctimas vinculadas a la actividad de grupos militantes islámicos en África. Gran parte de este aumento es atribuible al aumento de la violencia en el Sahel (4.404 contra 1.538 muertes el año anterior). Mientras tanto, Mozambique registró el mayor aumento en el porcentaje de muertes en el último año (219).
Si bien sigue siendo el grupo islamista militante más activo de África, al Shabaab ha causado un 17 % menos de víctimas en el último año, continuando la tendencia a la baja registrada en los últimos dos años.
Las líneas de tendencia también revelan una expansión de la violencia contra los civiles. Los ataques de grupos islámicos militantes contra civiles han aumentado en un 47 % desde junio de 2019. La violencia contra civiles ahora representa el 31 % de la actividad del grupo islámico militante en África en comparación con el 17 % en 2017. Durante el año pasado, la mayoría de los ataques contra civiles se produjeron en Mozambique (78 %), seguidos de la cuenca del lago Chad y el Sahel (42 % y 36 % respectivamente).
Original en: Afrofocus