Cerca del depósito de cadáveres de Kasese, las familias esperan con ansiedad para saber si los miembros de sus familias, desaparecidos, se encuentran entre las decenas de muertos por las fuerzas de seguridad, la semana pasada, en esta pequeña ciudad del oeste de Uganda.
Pequeños grupos se formaron a la entrada del edificio, algunos se cubren la nariz y la boca con la ropa para protegerse del hedor, de los cuerpos en descomposición, que se escapa de la morgue.
A la búsqueda de su hermano mayor, Kikanda Bwambale, de 40 años, ha venido dos días seguidos para tratar de encontrar el cuerpo de Siriro. La última vez que supo algo de su hermano, fue el sábado pasado cuando fue al palacio del rey de la región para discutir un problema financiero. Ese día, se produjeron enfrentamientos entre los miembros de la familia real y la policía de Uganda, causando 87 muertes. «Mi hermano nunca antes había visitado el palacio. Era un agricultor, que no sabía nada de política ni de los asuntos del reino», asegura Bwambale. «Creo que lo han matado».
Isaac Mumbere, de 27, también busca a su hermano, Nyanza. «Los cuerpos son quemados y están en estado de descomposición», contó, tengo miedo de no ser capaz de identificar su cuerpo.
Los sollozos se escapan cuando transportan los ataúdes a los camiones para ser conducidos a los cementerios.
Según la policía, los combates estallaron el sábado en Kasese cuando la policía fue atacada por los guardias del rey que, según la propia policía, forman parte de una milicia vinculada a un movimiento que aboga por la creación de una «República de Yiira» en la zona fronteriza entre el oeste de Uganda y la parte norte de Kivu, RD Congo.
El gobierno acusa al monarca local, en el oeste de Uganda, el rey de Rwenzururu, Charles Wesley Mumbere, del apoyo a la rebelión separatista. Fue acusado, el martes, de asesinato por las batallas mortales del fin de semana antes de ser trasladado a la prisión de máxima seguridad de Luzira en las afueras de la capital, Kampala.
Pero en Kasese, circulan diferentes versiones entre la población y algunas de ellas elevan el número de muertos a más de 100.
Jockim Tembo, director de la Cruz Roja de Uganda, cuenta que a su equipo se le negó la entrada al palacio real durante los enfrentamientos y que muchas personas siguen desaparecidas. «Civiles, las mujeres de los guardias reales, que estaban en el palacio, y sabemos que también había niños, y no aparecen ni en la lista de detenidos ni en la lista de los muertos”, señala.
El Reino de Rwenzururu es una monarquía tradicional, cerca de las montañas de Rwenzori, en la frontera entre Uganda y la RD Congo, cuyos miembros son de la etnia Bakonzo. La monarquía se convirtió en movimiento separatista cuando Bakonzo proclamó la independencia de su reino en 1962. Los disturbios terminaron en 1982 con la entrega de armas a cambio de la autonomía local.
El presidente Yoweri Museveni reconoció oficialmente el reino en 2009, pero el conflicto étnico y político ha continuado. Desde 2014, la población local ha estado provocando ataques contra la policía.
El ministro ugandés del Interior, el general Jeje Odongo, declaro que, en el palacio, se habían encontrado: ametralladoras, pistolas, machetes, lanzas y cócteles molotov.
Varios días después de la violencia, Kasese recobra, poco a poco, una apariencia de normalidad, restaurantes y tiendas han reabierto sus puertas.
Cerca de los puestos del mercado en el centro de la ciudad, Abdón, que no desea ser identificado, declaró que los Bakonzo se sienten marginados. «Hemos oído hablar de ‘la República de Yiira’ en la prensa o en los medios de comunicación del gobierno, pero, en público, nadie ha organizado manifestaciones o reuniones al respecto», aseguró.
El primer ministro del palacio real, Kitsumbwe Tembo, niega la versión oficial de que los guardias reales habían desencadenado la violencia y pidió la liberación del rey y las negociaciones entre el monarca y el presidente Museveni.
afrique360.com
Fundación Sur
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