Le Monde
La cuenta atrás ha comenzado. Una operación militar se prepara para liberar el norte de Mali, que está en manos de las bandas islamistas. Toda tentativa de negociación con estos grupos que, en nombre del islam político, viven del tráfico de droga, del contrabando, del proxenetismo y de los secuestros a cambio de rescates (de franceses particularmente) ha fracasado. Nos hallamos ante el gran bandidismo coloreado de islamismo – cocktel explosivo.
Se trata para el Mali, que fue mucho tiempo en la región un modelo de democracia, de recobrar su integridad territorial. Los Estados vecinos no están menos concernidos. Todos están, más o menos, amenazados por las incursiones de los dos grupos de islamo-gánsters que tiranizan el norte de Mali: el filial local de Al Qaida, llamado Al Qaida para el Magreb islámico (AQMI); un subgrupo, Mujao (Movimiento para la unicidad y el yihad en África del Ouste), y Ansar Eddine.
No hay que confundirse sobre la naturaleza de estos grupos armados. Son fuertes. Son ricos y bien armados. Dispondrían de varios miles de hombres, preparados, si así lo deciden, de bajar hasta Bamako, la capital de Mali. Han beneficiado de la afluencia de armas y combatientes que vuelven de Libia.
Forman una red del crimen organizado con ramificaciones peligrosas. No hay país, hasta el gran país del Oeste de África, Nigeria, que no esté tocado; éste mismo es víctima del terror ciego del grupo Boko Haram cuyas relaciones con Mujao son conocidas.
El norte de Mali está en manos de estos grupos desde abril. Aprovecharon de una rebelión local, la de los tuaregs del Movimiento de liberación del Azawad (MNLA). Reducidos a la miseria por la indiferencia de Bamako, los Tuaregs han sido rápidamente suplantados por los islamistas que los han marginalizado para imponer su tiranía a la población.
Porque Mujao y Al Qaida se comportan como bárbaros. Secuestran a las chicas para reducirlas a la esclavitud sexual. Cierran las escuelas. Violan, amputan, torturan y matan en nombre del islam. En Gao como en Tombuctu, ciudades antiguas del desierto, lugares de una admirable espiritualidad, los islamo-gansters han destruido santuarios ancestrales que pertenecían al patrimonio de la humanidad.
La acción debe ser llevada a cabo por los africanos, por las fuerzas procedentes de los Estados que están unidos en la Comunidad de los Estados de África del Oeste (CEDAO). Con la luz verde de la ONU. Gran parte de la logística será occidental – lo mismo que el apoyo en tierra por parte de unidades especiales.
Los Estados Unidos están motivados: sospechan que AQMI estuvo al origen del ataque de Benghazi. Francia está con sus aliados de la Cedao. Faltaba hasta ahora un gran Estado vecino, fronterizo, esencial: Argelia. Se ha mantenido mucho tiempo reticente, pero ha dado su acuerdo tácito a esta operación. También Argelia tiene secuestrados a varios de sus ciudadanos en manos de Mujao y también ellos se sienten amenazados.
En fin, los Malienses, divididos por pequeñas querellas internas, lo menos que podrían hacer es mostrar su unidad.
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