En El Cairo, el calor y los largos días ponen a prueba la fe de los fieles

23/06/2016 | Crónicas y reportajes

Empujando su carro a través de la rebosante capital egipcia rebosante, el barrendero de 71 años de edad, Abdallah Mohamed, dice que nada puede impedir que él ayune durante el Ramadán. Ni el calor sofocante, con temperaturas superiores a 50 ° C, ni siquiera los largos días del mes del ayuno musulmán de este año, que está coincidiendo con el solsticio de verano. «El que está acostumbrado a ayunar lo hará incluso en medio de un incendio», afirma Mohamed con el sol cayéndole a plomo. «Pero el que no está acostumbrado no ayunará esté donde esté».

Más de mil millones de personas en todo el mundo observan el Ramadán este mes, cuando los fieles musulmanes se abstienen de comer y beber desde el amanecer hasta el anochecer.

Determinado por el calendario lunar hijri, que tiene 11 días menos que el calendario gregoriano solar, el Ramadán cambio cada año. La última vez que el mes sagrado comenzó a principios de junio fue en 1983.

Mohamed se despierta y come alrededor de las 03:00, antes de su viaje diario de dos horas desde la ciudad de Dahshur a El Cairo, donde gana 25 libras egipcias (2,80 US$) al día por limpiar las calles.

Trabaja hasta alrededor de las 14:00, a continuación, vuelve a casa y duerme durante unas horas antes de romper su ayuno una vez que se pone el sol.

romper_el_ayuno.jpg 16 horas de ayuno

Dieciséis horas después de la última vez que comió o bebió, Mohamed toma un sorbo de sopa caliente, a continuación, algo de comida, té y finalmente agua.

«Muchas personas no son capaces de ayunar. No se acostumbran a estas cosas, a tener hambre», nos cuenta.

Al otro lado de la calle, el cocinero Fathy, de 37 años de edad, se encuentra ante una gran parrilla con carbón en llamas, dándole la vuelta para cocinar los pollos.

Durante los días de Ramadán, Fathy prepara sus carnes a la brasa, arroz, verduras y ensaladas incluso para aquellos que no ayunan.

El personal de Fathy llega a las 08:30 para comenzar a preparar la comida. Empiezan a asar la carne alrededor del mediodía, alrededor de siete horas antes de la comida tradicional de la noche con la que se rompe el ayuno, conocida como iftar.restaurantes_al_aire_libre.jpg

Cuando llega el atardecer, primero tienen que tender a los clientes antes de poder empezar a comer ellos.

Ramadán es un mes de mucho trabajo para los trabajadores de restaurantes como Fathy, pero para otros, el mes de ayuno es tranquilo.

«Durante el día, los trabajadores alcanzan su límite, incapaces de moverse después de una o dos horas de trabajo», explica, Reda Mohammadeen, de 58 años de edad, gerente en una tienda de reparación de automóviles.

«Ese es el esfuerzo máximo que puedan hacer, no se puede cambiar las obligaciones”.

Pero Mohammadeen dice que no le importa ya que los clientes tampoco van durante el Ramadán, especialmente durante el día las cosas están muy tranquilas».

El farmacéutico Mohamed Ibrahim dice que ha estado muy ocupado este año, con los largos días de ayuno que provocan que más personas necesiten ayuda médica. Muchos van a su tienda, en el distrito de Sayeda Zeinab de El Cairo, con la presión arterial baja, dolores de cabeza y mareos. «Todos los días inyecto analgésicos que no rompen el ayuno para ayudar a clientes de todas las edades», cuenta Ibrahim.

Los egipcios no están solos, todos los musulmanes del hemisferio norte deben hacer frente a las largas horas de Ramadán de este año.

En Arabia Saudita, el hogar espiritual del Islam, Saad al-Rayes afirma que los largos días y las temperaturas abrasadoras están resultando difíciles.

«El calor es muy intenso este año”, cuenta un residente de Riad mientras se dirige a la mezquita.

news24.com/Africa

Fundación Sur

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