Autora: Ruth Fernández Sanabria
Al otro lado del teléfono la voz de Derrick Ofosu Boateng suena contundente en cada palabra, pero a menudo sus frases son interrumpidas con una risa nerviosa. Derrocha ilusión y convicción. Para él la fotografía es un medio de “cambiar la historia que se cuenta de África”. Su narrativa visual impregna con fuerza este mensaje y es la imagen de la octava temporada de Wiriko.
Derrick Ofosu Boateng lo tiene claro: “En cualquier parte de África se pueden encontrar escenas con las que conectar”. Este joven ghanés, ha vivido sus 21 años en Accra, la capital de este país del Golfo de Guinea, antes conocido por las metrópolis europeas como Costa de Oro y ahora reconocida por los organismos internacionales como una de las democracias más sólidas de África subsahariana. La realidad de Ghana es, en cualquier caso, diversa, tanto de puertas para dentro como de puertas para fuera, pero Boateng se muestra seguro cuando dice “las fotos que saco podrían ser de cualquier lugar del continente”.
Su argumento se basa en el razonamiento de que todo tiene su lado bueno y su lado malo y lo explica mientras hace referencia a su proceso artístico: “Mis fotografías están inspiradas en mi entorno, en lo que pasa allí. Trato de reflejar lo que veo en las fotos. Accra es bonita, hay buena gente y es agradable estar allí. Y pienso que ocurre lo mismo en todo el continente”.
En su trabajo ‘Noticias en los cielos’, que es la imagen de esta nueva temporada de Wiriko, habla de esta dualidad de las cosas. “Hay muchas noticias en el mundo. Hay un montón de buenas noticias viajando por el cielo y malas noticias también, así que depende de cada uno hacerse una idea de lo que está pasando verdaderamente. Ocurre lo mismo con las personas. Hay mucha gente en el mundo, gente buena y gente mala, y depende de cada uno con quiere ir. Siempre la elección es de uno mismo”.
“Generalmente la gente siempre piensa en África como todo, de una manera negativa, esta es la impresión que tienen, pero con mis fotos trato de contribuir a que vean lo que yo veo, que es que África tiene algo de poesía también”. Esto último se ve claramente sobre todo en sus primeras obras, con retratos y composiciones mucho más delicadas, más poéticas y en tonos mates, alejados de sus vigorizantes y enérgicos últimos trabajos fotográficos que narran escenas del día a día de su ciudad.
Sin embargo, él mismo reconoce que esta visión dual es una manera de simplificar narraciones visuales que realmente son poliédricas, en tanto en cuanto sus lecturas dependen de tantas interpretaciones como personas le pongan la vista encima. “Mis fotos tienen una historia sencilla, son diferentes escenas de la vida cotidiana y es curioso porque la gente hace interpretaciones diferentes de una misma imagen. Lo que yo intento conseguir con ellas es algo que no es tan sencillo, que es cambiar la historia que se cuenta de África”.
“Lo que hago es que creo el concepto en mi cabeza, doy una vuelta y trato de darle forma inspirándome en lo que veo. Así saco las fotos y luego las edito”. Boateng saca las fotos que publica desde finales 2017 en su perfil de Instagram con el móvil de su padre. “Antes de esto yo sacaba fotos con mi móvil, pero hasta que mi padre no se compró un iPhone no me profesionalicé”, señala.
Tal y como él lo ve, la fotografía como género artístico está ganando peso en su país y, más allá de sus fronteras, el talento de los fotógrafos africanos también comienza a despuntar. Pero es sólo la punta del iceberg. Para él las artes visuales procedentes de África aún están insuficientemente representadas en la industria artística global. ¿La solución? “Creo que esto cambiaría si la gente tuviera más acceso al material fotográfico, si los precios no fueran tan caros”.
En su caso, la cámara siempre ha estado presente en su vida de una manera u otra. “La fotografía siempre me ha hecho feliz, desde que era un niño, y ahora significa para mí algo importante porque es la manera que tengo de defender la idea de que África no es solo algo negativo”.
Original en : Wiriko