Empleo: El futuro está en… ¡el campo!

25/02/2014 | Crónicas y reportajes

En los últimos años, varios estudios afirman que la agricultura es una actividad que cuenta con un importante potencial en materia de empleo. Puede citarse el último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas para Comercio y el Desarrollo (1), publicado hacia finales de 2013, y el reciente informe de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) sobre las tendencias del empleo en el mundo que recoge que el 32% del trabajo total en el mundo se origina en el medio agrícola.

Madagascar no escapa a esta regla: casi tres cuartos de su población activa se concentra en este sector. Sólo que, como destaca la OIT, las ocupaciones relacionadas con la agricultura, raramente aparecen a la cabeza de las carreras profesionales “más populares” elegidas entre la juventud. Éstos las consideran como un vestigio del pasado y la antítesis del progreso. Los jóvenes y sobre todo, los de las ciudades, adoran jugar con el teléfono móvil y con otras tecnologías consideradas como instrumentos convencionales en un mundo en continuo progreso, y no pueden concebir su uso en el campo donde hace falta electricidad para su funcionamiento. Para ellos, el aislarse, sería rechazar el progreso y comportarse como un paleto, o como dicen en malgache, como unos “tambanivohitras”.

Este estereotipo no es representativo de los jóvenes malgaches. La OIT señala que en los países en vías de desarrollo, la vuelta al campo se asocia a la pobreza, la inestabilidad laboral y a lo anticuado. Se trata de eslabones perdidos, a la vez culturales y socioeconómicos, que impiden atraer a la juventud al campo.

La exitosa experiencia de un joven coreano permite extraer una lección de la necesidad de cambiar los cultivos y las cosechas por la diversificación de actividades relacionadas con la agricultura. El objetivo es poner en contacto a las poblaciones rurales y urbanas. Así pues, los gobiernos deben innovar, especialmente en las ofertas de formación profesional y técnica relacionadas con la agricultura. Ya no deberían contentarse con ver como aumenta la productividad, sino que habrían de concentrarse en buscar estrategias y herramientas para atraer a los jóvenes hacia los campos y mostrar así, que la agricultura, no sólo no es una actividad vulgar, sino que es una labor fructífera.

Por el momento, el 74% de los jóvenes malgaches están considerados pobres, de los que el 80% viven en el medio rural. Si volvemos a la experiencia coreana citada más arriba, el joven en cuestión, Suk Moo de la combinación de la agricultura con el camping inventa “el camping en la granja”. Su innovación le ha procurado 200.000 dólares de beneficios en 2013.

En 2010, él emigró al campo. La OIT relata su experiencia: “Cuando era niño, soñaba con llegar a ser empresario. Tras haber considerado las posibilidades que ofrecían diversas industrias, descubrí que el sector agrícola entrañaba un enorme potencial de prosperidad”. Su elección resultó ser una sabia decisión, sobre todo en plena crisis mundial del empleo, que afectó a los jóvenes, en particular.

En Madagascar, uno de cada dos jóvenes está en paro. La OIT subraya que “en los países en vías de desarrollo, la ausencia de protección social obliga a muchos jóvenes a correr los riesgos derivados de empleos mediocres, en los que ni si quiera las mínimas normas laborales son respetadas. En los países desarrollados, donde los trabajos disponibles son escasos, muchos jóvenes están formados en oficios y profesiones sin salida laboral”.

Fanjanarivo

La Gazette de la Grand Ille , Madagascar.

(1) Más conocida por sus siglas en inglés, UNCTAD .

Traducción y notas de Antonio Vázquez

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