A menos de dos meses de las elecciones presidenciales y parlamentarias en Tanzania, se intensifica la lucha entre el candidato del partido que gobierna desde hace 50 años y el de la coalición de la oposición: Los temas centrales de la campaña electoral se van a centrar en el relanzamiento económico, la lucha contra la corrupción y el referéndum constitucional que debe tener lugar después de las elecciones.
Los dos candidatos principales a la presidencia de Tanzania: el exprimer ministro Edward Lowassa (a la izquierda), candidato de la opositor Chadema, y John Magufuli, ministro de Trabajo Público del partido en el poder Chama Cha Mapinduzi (CCM).
El próximo 25 de octubre los tanzanos serán llamados a las urnas para elegir al nuevo presidente y al parlamento. Se trata de una votación que, aunque se realiza en uno de los países más estables del continente, conlleva una serie de elementos críticos que están caracterizando el debate preelectoral y la atención de la opinión pública. El interés es tan alto que algunos observadores prevén que la participación en las elecciones superará el 42.7%, obtenida en las elecciones de 2010
Veamos los rasgos principales del escenario político. El presidente saliente, Jakaya Kikwete, después de haber terminado dos mandatos consecutivos, no puede presentarse como candidato para un tercer mandato, tal y como está establecido por la Constitución. Este hecho es, por sí mismo, una señal de la madurez política alcanzada por el país, sobre todo si lo comparamos con otros países africanos en los que los líderes se resisten a dejar su “trono”. El Chama Cha Mapinduzi (CCM), que en suajili significa el “partido de la revolución”, ininterrumpidamente en el poder desde 1964, escogió a su candidato el 12 de julio pasado. Se trata de John Magufuli, de 56 años, ministro de Trabajo Público y antiguo profesor de matemáticas y química. Magufuli es un hombre bien considerado en el mundo político, y que no ha estado envuelto en escándalos.
Magufuli, apoyado por el presidente actual Kikwete, es considerado como el favorito para la victoria. La opción del CCM fue determinada también por la oportunidad de presentar como candidato a un político de religión cristiana, después de diez años en el poder de un político musulmán. Pero para evitar reacciones, sobre todo en la isla de Zanzíbar, de mayoría musulmana y atravesada por tensiones secesionistas, el CCM va a presentar como candidata a la vicepresidencia a Samia Hassan Suluhu, musulmana de Zanzíbar y primera mujer propuesta para este cargo.
Un brusco cambio de situación
Hasta hace muy poco tiempo parecía que Magufuli tenía el camino allanado. Una de las razones era que los partidos de la oposición, en primer lugar el Partido de la Democracia y del Desarrollo (Chadema), aunque pensando en formar una coalición con un único candidato, como fue el caso en 2010, cuando consiguió el 40% de los votos, no había llegado todavía a ningún acuerdo.
Pero se ha realizado un cambio importante. El 28 de julio les llegó una ayuda inesperada a los opositores, cuando el ex primer ministro Edward Lowassa del CCM se pasó al Chadema, después de haber sido derrotado en las primarias del primer partido en el gobierno. Lowassa era uno de los favoritos a la sucesión de Kikwete, pero sorprendentemente fue excluido, provocando una división en el partido. Se trata de un hombre con un alto perfil político con gran estima en el norte del país y, por tanto, capaz de influenciar el resultado de la votaciones.
Con la entrada de Lowassa en las filas de la oposición se ha calentado la batalla política en Tanzania, y, según los comentaristas tanzanos, el CCM deberá hacer frente a un desafío electoral serio por primera vez en su historia.
El único problema relacionado con Lowassa son las “sombras” de su pasado político. En 2008 se vio obligado a renunciar a su cargo de primer ministro, después de haberse visto envuelto en un caso de corrupción relacionado con un acuerdo, en el campo de la energía, con una compañía estadounidense, la Richmond Development.
Esta ha sido una acusación de la que Lowassa nunca ha conseguido liberarse completamente, y que el Chadema había fomentado insistentemente, antes del cambio de partido. No es por casualidad que miembros de la “vieja guardia” de la oposición, como Wilbrod Slaa, secretario general del Chadema, e Ibrahim Lipumba del Frente Civil Unido, han desertado recientemente de sus partidos en señal de protesta por la presentación del candidato “importado”
Programas electorales
En el programa electoral de Magufuli se presta gran atención a un proyecto de transformación industrial y económica. Sin embargo, en los comicios, ha insistido fuertemente en la lucha contra la corrupción, aprovechándose de la débil imagen del adversario, y afirmando que pretende crear un tribunal especial para perseguir los crímenes de corrupción. En el campo contrario, Lowassa se está centrando en el desarrollo de los transportes públicos, y busca con insistencia la proximidad con el público, acercándose a los electores en las periferias, en los mercados, y encontrándose con la gente común.
Los dos contendientes centran sus discursos en la lucha contra la pobreza, sobre la penosa crisis económica, que está generando impotencia y frustración sobre todo en las ciudades, donde el desempleo y las bajas retribuciones crean un gran descontento, especialmente entre los jóvenes. En los principales periódicos, los analistas hablan de “bomba de relojería” de generaciones enteras privadas de cualquier perspectiva.
Es precisamente sobre la creación de nuevos puestos de trabajo en lo que coinciden las dos formaciones políticas. Mientras que Lowassa insiste mucho sobre la instrucción y la formación de los jóvenes, Magufuli se fija en la creación de pequeñas y medianas empresas para promover el empleo. Las dos formaciones políticas han subrayado también la importancia de la actividad extractiva. Magufuli lo ha hecho prometiendo invertir en el sector del uranio, del que el país es rico en el desierto de Tunduru, mientras que Lowassa ha anunciado que quiere renegociar las “regalías” de los contratos mineros.
Dado que 78% de la población tanzana tiene menos de 35 años, los jóvenes electores podrían decantar efectivamente la aguja de la balanza. Los potenciales votantes son 23 millones, y de estos 5 millones votarán por la primera vez. Es a ellos a quien hay que conquistar.
La Constitución y el factor Zanzíbar
Otro elemento de gran importancia es el capítulo relacionado con la nueva Constitución y la cuestión de la autonomía de Zanzíbar. La isla de Zanzíbar, de mayoría musulmana, fue transformada en una región semiautónoma de Tanzania bajo la presidencia de Julius Nyerere. Se trata de una estructura estatal, a dos niveles, concebida tanto para garantizar que la isla no fuese completamente “sometida” al gobierno central de Dar-es-Salam, como para guardar bajo control las tendencias independentistas. Desde 2011 está en vía el proceso para la redacción de la nueva Constitución, que debería substituir a la de 1977. En octubre de 2014, el parlamento aprobó el proyecto de reforma del modelo de gobierno federal, según el cual Tanzania está formada por las dos entidades semiautónomas y mantiene el poder legislativo sobre los dos países confederados. Pero muchos hubiesen preferido la propuesta hecha por el juez y ex primer ministro, Joseph Warioba, por un sistema de gobierno federal, y el restablecimiento de los gobiernos autónomos de Tanganica y de Zanzíbar.
Toda la cuestión se resume en un punto: ¿mayor o menor autonomía para la isla? El 30 de abril pasado debería haber tenido lugar el referéndum constitucional sobre el proyecto de 2014, pero fue pospuesto: primero indefinidamente y más tarde para después de las elecciones. El atraso es debido oficialmente a problemas organizativos relacionados con la falta de instrumentos adecuados para el registro de los votos y a su cuenta. En realidad, tal vez el presidente actual Kikwete y el CCM temían perder el referéndum y por eso han preferido retrasarlo.
Consecuentemente, la línea que los dos candidatos a la presidencia adoptarán sobre el tema del “estado de la unión”, podría ser determinante para los resultados electorales, con fuertes consecuencias para el posterior referéndum constitucional.
La Ley sobre Crímenes Cibernéticos
Para calentar todavía más el clima de la campaña electoral ha llegado también la Ley sobre Crímenes Cibernéticos, en vigor desde hace unos días. Se trata de una ley que, según ha sido presentada por el ministro de las Comunicaciones, Makame Mnyaa Mbarawa, serviría para combatir la criminalidad informática, pero que prevé abultadas multas o la cárcel por la publicación online de noticias falsas, tendenciosas o imprecisas. Las nuevas normas permitirían a la policía confiscar los teléfonos o los ordenadores sin mandato de la magistratura. Eso ha hecho que salten las acusaciones de censura informática por parte de los grupos electorales, de los bloggers y de organizaciones de la sociedad civil. La entrada en vigor de la ley se realiza después de semanas de duras confrontaciones, alimentadas también por un controvertido proyecto de ley sobre los medios de comunicación en general.
Consecuentemente la opinión pública y los observadores políticos temen, como ha sido denunciado muchas veces por la oposición, que la campaña electoral se realice en un contexto de libertad limitada.
Marco Simoncelli
Fuente: NIGRIZIA
[Traducción, Jesús Zubiría]
[Fundación Sur]