El uranio de la RDC, supervisado por Estados Unidos ¿qué ganamos nosotros?

19/07/2011 | Crónicas y reportajes

Calificado desde hace mucho tiempo como un “escándalo geológico” en el corazón de África central, por sus riquezas mineras en abundancia, la República Democrática del Congo, tiene inmensas reservas de uranio, principalmente en el este del país, que se calcula en varios miles de toneladas, sin embargo, está bajo vigilancia americana, según fuentes independientes.

La provincia de Katanga, es la principal, seguida de Bajo Congo. Explotadas desde la colonización belga en 1900, hasta su final, en 1960, las minas de este territorio se hicieron famosas después de la revelación sobre la utilización de este mineral para la bomba atómica lanzada por Estados Unidos sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, durante la segunda guerra mundial, en 1945.

Estos últimos años, antes de la llegada del grupo francés Areva, al mercado, gracias al favor de los contratos de explotación alcanzados en 2009 después de la visita de Nicolas Sarkozy a su homólogo congoleño Joseph Kabila, los medios congoleños se hacen eco ampliamente del tráfico ilícito del uranio en el que están implicados altos responsables del país.

Miembro de la Oficina de coordinación de la Sociedad Civil de Bukavu, principal ciudad de Kivu Sur, Jean Bosco Wasso Kazamwali, ferviente defensor de los derechos humanos presente en Yaundé esta semana con ocasión de una reunión internacional, ha declarado a la agencia de noticias china, Xinhua, con un cierto punto de denuncia que “el uranio está supervisado por los Estados Unidos”.

Hablando sobre la explotación minera en general en su región de origen, Wasso Kazamwali declaró que después de una suspensión de la exlpotación minera declarada por las autoridades de Kinshasa, entre noviembre y mayo pasados, para revisar los contratos, la actividad se ha reabierto, “para mí, es algo muy bueno, porque si el gobierno toma tales medidas, eso beneficia al país”.

Pero, “hay un problema para la gente que vive alrededor de las minas de oro, de diamantes, de coltán y otras. Mi territorio de origen, es un bastión económico minero de Kivu Sur: el territorio de Mouenga. Para toda la población de este territorio, si no te has criado en la ciudad, es muy difícil continuar los estudios, porque todo el tiempo se trabaja en el oro, los diamantes, el coltán, la casiterita…”, dice.

Para él, la suspensión supone un problema, porque “estos jóvenes de allá, que no viven de otra cosa, ¿cómo se supone que van a comer? ¿De qué van a vivir? En toda esta parte del territorio, la vida es muy, muy cara. En una zona minera, todo es caro. La vida depende de la circulación monetaria y cuando ésta queda bloqueada a causa de la suspensión de la actividad minera, automáticamente la población se hunde en la miseria”.

La valorización de los minerales, afirma, se hace en detrimento de las poblaciones. “Los minerales son para nosotros, dicen. Nadie ha elegido nacer en estas tierras, mi casa, está construida sobre diamantes. Si ese hombre que viene de Europa quiere recuperarlos, ¿qué compensación obtengo yo? No se construyen escuelas. La empresa nacional de explotación de minas, Gecamines, antes daba subvenciones, pero ya no. Los jóvenes se rebelan continuamente en el país”.

Es para indignarse: “No hay becas de estudios, pero hay empresas que explotan los minerales del país. Los estudiantes congoleños son los únicos estudiantes del mundo que jamás se han beneficiado de un solo dólar estadounidense para sus estudios universitarios. Hay multinacionales que explotan el oro, los diamantes, el coltán, la casiterita, incluso el uranio está supervisado por los Estados Unidos, pero ¿Qué ganamos nosotros de todo esto?

ROGER BONGOS

(Afrique Redaction, 18-07-11)

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster