El Taxi Habla – Frases leídas en las partes traseras de los taxis africanos – , por Nuno Cobre

16/09/2011 | Bitácora africana

Nuno Cobre en su Blog Las Palmeras Mienten que vamos reproduciendo en nuestra Bitácora Africana va recopilando bajo el nombre de «El Taxi habla» las frases leídas en las partes traseras de los taxis africanos , a modo de refranes o sentencias reflejan el pensamiento popular

Pregúntale a Dios».

«No hay comida para los gandules».

¿En quién confiar?

«No temas al mundo, teme a la gente».

«Si no trabajas no te respetan»

«Mataste a mi madre, mataste a mi padre, te voy a votar a ti».

Demasiado blanco»

«La honestidad paga».

Cada momento cuenta»

«¿El fútbol o mi novia?»

«Aquella vez en que»

.
«Eres tu sombra»

«Dios controla».

«El diablo es un gran mentiroso»

«Camina con fe sin fiarte de tus ojos».

«Reír no es divertido».

El que no se va de vacaciones es el estómago».

«Si no hay dinero, no hay amigos»

Autor

  • Sin que nadie le preguntase si estaba de acuerdo, a Nuno Cobre lo trajeron al mundo un día soleado del Siglo XX. Y ya que estaba por aquí, al hombre le dio por eso que llaman vivir.

    Sin embargo, durante mucho tiempo creyó Nuno que el mundo era sólo eso, sólo eso que se presentaba de manera circular y hermética ante sus ojos. Se asfixiaba. A veces. Pero algunos viernes o lunes por la mañana, una vocecita fresca y lejana le decía que habían otras cosas por ahí, que debían haber otras cosas por ahí.

    Y un día Nuno Cobre salió y se fue a la Universidad, y un día siguió viajando y al otro también, y al otro, mientras iba conociendo a gente variopinta y devorando libros sin parar… Entonces descubrió con un cierto alivio que no estaba solo. Que habían más. Cuando llegó la hora de elegir, Cobre decidió convertirse entonces en viajero sólido y juntaletras constante, pero quería más, un más que venía del Sur. Y fue así como el latido africano empezó a morderle tan fuerte que una noche abrió la puerta del avión y se bajó en un país tropical. África.

    Los temores. Llegó con cierto temor a África influenciado por la amarilla información occidental ávida de espectáculos cruentos y de enfermedades terminales. Y resultó que en lugar de agitarse, a Cobre se le olvidó la palabra nervios a la que empezó a confundir con un primo lejano. Y así fue como se llenó de paz, tiempo y vida.

    Tras varios años en África, Nuno Cobre sólo aspira a lo imposible: vivir todas las experiencias mientras le da a la tecla, a los botoncitos negros del ordenador que milagrosamente le proyectan un nuevo horizonte cada día.

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