EL SUFISMO ES COMO EL CORAZÓN DEL ISLAM

17/11/2014 | Editorial

El término sufismo se usa en Occidente para referirse a la espiritualidad islámica denominada «tasawwuf», que incluye diferentes movimientos del islam.

La oración y meditación sufí (diker) propicia estados de apertura del corazón y de unidad. Esta espiritualidad islámica es mística, muy diferente del islam más político que conocemos, y es diametralmente opuesto al rigorismo de los salafistas y más aun al fanatismo de los movimientos yihadistas.

Los sufís son los místicos del islam, como el corazón del Islam.

Los sufíes, que encarnan la religiosidad más tolerante del islam, su geometría espiritual, vuelven a estar de moda. Lo habían estado ya cuando, tras el desencanto del ’68, algunos jóvenes peregrinaron a la India en busca de paraísos hindúes, mientras que otros se adentraban en la mística fascinadora de los antiguos derviches, «los locos buscadores de absoluto”.

Música, danza, literatura y espiritualidad sufíes están cautivando de nuevo el Occidente, como subraya Emilio Galindo en su obra reciente “La experiencia del fuego”, en la que pone en guardia sobre el peligro de que una religión tan ancestral pueda ser domesticada por los burócratas del sistema.

«Cuando sintáis que los hombres de la Institución», afirma, «se adueñan del Fuego, ponen bridas al Viento, diques al Mar o legislan sobre el Amor, andad precavidos y sabed que están preparando el mundo de las cenizas».

Porque no es fácil saber cuánto de sufí hay en el «Canto de las criaturas», de Francisco de Asís, o en la «Noche oscura», de Juan de la Cruz, y cuánto de cristiano en la mística y en la literatura islámica de un Ibri Arabí, el poeta murciano considerado como el Virgilio del sufismo mundial.

En lo que sí hay acuerdo es en la imposibilidad de definir el sufismo, porque más que una doctrina es una experiencia interior inefable. Sería, dicen los sufíes, como «enviar un beso por correo» o explicar «qué es el fuego si antes no te has quemado». Es como si intentáramos, ha escrito Emilio Galindo, «atar un haz de relámpagos o dictar leyes al amor».

La experiencia de los Sufís nació en el mundo Suni y es seguido por millones de creyentes, hasta llegar a ser seguido, como en Marruecos, por la mayoría de los ciudadanos.

Los tres puntos cardinales son: la sinceridad en la búsqueda, el amor de Dios y de los demás, y la cultura de un espíritu positivo.

Después de veinte años, en Argelia, sobre todo después de la guerra civil, todas las tendencias de las instituciones, comenzando por la presidencia, se inclinan hacia el sufismo, después de haber comprendido que el cierre de las Cofradías preparó el terreno del yihadismo., dice Eric Geoffroy.

Para Eric, “el sufismo no tenía vocación de hacerse público, pero los tiempos han cambiado y ahora, frente al nihilismo yihadista, necesita revelar que existe otro Islam que respeta la vida y el bien.

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