Inscrita en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la danza ritual del tambor, disfruta de ciertos beneficios en Burundi.
La elegibilidad de una propuesta de financiación cultural gracias a la cooperación entre Burundi y la Unesco, un reconocimiento internacional, los ecos turísticos y económicos, etc. Éstas son algunas de las ventajas de las que se beneficia un país que tiene un elemento inscrito en el Patrimonio Cultural de la Unesco. Después de un proceso de dos años para cumplir con los requisitos, la danza ritual del tambor, ha conseguido el privilegio de estar inscrita en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Antime Baransakaje se acuerda de su enésimo viaje al extranjero. “Estábamos en París, y elaboramos minuciosamente un número inmejorable para darle más peso al dossier que presentó nuestro gobierno,” cuenta este veterano con voz nostálgica. Fueron esfuerzos recompensados. Una decena de los países miembros votó por unanimidad a la danza del tambor.
Pese a sus setenta años, M. Baransakaje recuerda hasta el mínimo detalle: “Me vestí con un traje de ficus especial para la ocasión. He explicado con orgullo este ritual desde la época colonial hasta nuestros días”. Este anciano percusionista se inició en la danza ritual del tambor cuando tenía cuatro años.
Leonard Sinzinkayo, director general de cultura, afirma que las ventajas que se desprenden de este título son más técnicas que financieras: “Este organismo ha apoyado una formación de refuerzo de las capacidades de gestión de lugares culturales y naturales.”
Honores y compromisos
M Sinzinkayo señala que el gobierno burundés puede solicitar financición a la Unesco: “Nosotros podemos prever la rehabilitación de diferentes santuarios.” Añade que para seguir siendo bien visto por la Unesco, el país que tenga un elemento inscrito en el Patrimonio Cultural de la Humanidad, debe respetar ciertas condiciones.
“Por nuestra parte debemos cuidar el tambor y asegurar su transmisión entre las generaciones.” La retirada de un elemento de la lista es una medida de último recurso, reconoce el experto.
Por otro lado, los informes anuales se realizan para testimoniar la viabilidad del tambor. “Por el mismo motivo se ha organizado un festival de tambores en 2015 y también el 22 de abril de este año en Gitega.”
Según M. Nsinzikayo, uno de los proyectos culturales para el futuro de su ministerio es la apertura de una academia del tambor.
IWACU
[Traducción, Laura Guisado]
[Fundación Sur]