«Este hombre no sólo nos traerá el buen gobierno, sino que también unificará a los somalíes. Él es el presidente del pueblo y le vamos a apoyar», declaraba a la AFP uno de los seguidores de Mohamed Abdullahi elegido este 8 de febrero. Percibido por algunos como la única persona capaz de unir a los somalíes, que le han puesto el apodo de «Farmajo» (del italiano «formaggio», queso), tiene la difícil tarea de presidir un país devastado después de treinta años de guerra civil.
Ex primer ministro durante ocho meses entre 2010 y 2011, antes de ser expulsado del poder, «goza de una gran popularidad entre muchos somalíes, incluyendo a los de la diáspora, y su elección anuncia una transición pacífica», según resalta la AFP. Ha prometido, en su discurso de toma de posesión, establecer «un gobierno para el pueblo», cuya actividad estará «basada en las necesidades y aspiraciones de las personas», con prioridad en la seguridad y en la lucha contra la corrupción.
Sin embargo, «pasada la euforia de la victoria, el nuevo presidente se deberá enfrentar a la dura realidad de su posición», afirma la AFP. De hecho, uno de los grandes retos de Mohamed Abdullahi seguirá siendo la seguridad, incluyendo la lucha contra el Shabaab (islamistas radicales).Éstos han multiplicado a lo largo del último año, los ataques mortales en Mogadiscio y los ataques coordinados en las bases de las fuerzas de la Unión Africana (AMISOM), como la de 27 de enero de 2017. Este asalto a la base del ejército keniata de Kolbiyow mató a más de 60 soldados. Dos días antes, el 25 de enero otro ataque en Mogadiscio dejó 28 muertos.
Después de haber logrado, con éxito, expulsarlos de la capital y de otras grandes ciudades del país, la AMISON no logra aplastarlos a pesar de haber aumentado su número de hombres en un 22% en 2016. «A causa de esta inseguridad crónica en el país, las elecciones presidenciales se llevaron a cabo en un hangar en el aeropuerto de Mogadiscio, el lugar más protegido de la capital», escribía el periódico francés La Croix.
Muchas zonas del país se encuentran aún fuera del alcance del poder del gobierno, a pesar de la ayuda de los europeos y los estadounidenses que financian, preparan y asesoran a la AMISON. Presente en Yibuti, Francia entrena las tropas de Yibuti enviadas a Somalia, mientras que el ejército de los Estados Unidos, en nombre de la guerra contra el terrorismo, conduce las operaciones en Somalia desde 2003. Sin embargo, la implantación de los Chebabs en las zonas rurales y en el sur del país, sigue siendo muy fuerte.
Perteneciente a uno de los cuatro grandes clanes somalíes, los “Darod”, el nuevo presidente, que tiene también la nacionalidad americana, tendrá que centrarse también en la lucha contra la corrupción, uno de los grandes males del país. De hecho, Somalia es, según la ONG Transparency International, el país más corrupto del mundo. El gobierno saliente está acusado de haber malversado una gran parte de la ayuda internacional concedida a dicho país.
No es presuntuoso presagiar que Abdullahi Mohamed tiene una enorme tarea por delante.
afriqueexpansion.com
Fundación Sur
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