El pueblo sospechoso, por Nse Ramón

27/04/2011 | Bitácora africana

«Bisima ée sa ne, bisima ée sane. Bisima bi acara Obiang Nguema, bisima ée sa ne. Guardia Nacional bisima Marina, bisima bi acara Obiang Nguema bisima ée sa ne»

Cantaban las mujeres de un coro, creo ya extinguido, hace un tiempo. Me acuerdo que la cantábamos todos con júbilo y en ocasiones incluso la bailábamos. Yo era un chavalillo por aquel entonces (y lo sigo siendo, jejeje) y con mis amigos jugábamos a ser militares protectores del hombre que nuestros padres presentaban como héroe nacional y salvador del pueblo de las garras de uno de los peores dictadores del mundo. Si, me acuerdo perfectamente de las letras de las canciones de los coros de animación, de las largas horas que pasábamos al sol en el tramo que existe desde la catedral de Malabo hasta el desaparecido Hotel Ureca. Todos los niños uniformados con los respectivos colores de sus centros escolares nos sentábamos en las aceras disfrutando del ir y venir de esos coches con sirenas y esas motos (¡hay las motos… me encantaban!. Mis primeros bocetos fueron de motos, de echo mi mayor sueño es poder comprarme una Harley Davidson, no pido poco) que eran la delicia de todos los chiquillos que hacían de estampa humana bajo un sol infernal o una lluvia maldita para que el héroe nacional al pasar viese que TODOS, ABSOLUTAMENTE TODOS le estábamos agradecidos por aquella memorable gesta del 79. La presencia de niños en esas «primeras locuras», era para demostrarle al héroe nacional que el «amor eterno» estaba garantizado. Yo personalmente en aquella época llegué a idolatrar al héroe de mis padres, abuelos y hermanos mayores. Para mi el nombre de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo representaba la heroicidad total y la entrega de una vida dedicada al pueblo. A día de hoy, incluso escribiendo éstas cartas «locas» debo reconocer, sin miedo a cometer algún error, que el nombre de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo me infunde respeto y es un respeto que no puedo negar como tampoco negaré mi repulsa por su mala gestión. Nos hacían salir de clase sobre las 10:30 de la mañana y después del paso del héroe nacional (sobre las 15:30 de la tarde), de haber aplaudido y visto aquella mano saludando detrás del cristal oscuro de un mercedes benz, los profesores y guardianes del «amor eterno, excelencia» nos mandaban a casa, para desgracia de los buenos estudiantes. Se había perdido un precioso día para estudiar.

¿Por qué resulta que ahora somos sospechosos, con todo ese amor y esa idolatría que le profesamos durante años al héroe nacional?

Pregunta para los más atrevidos. Dicen que las dictaduras tienen como uno de los puntos fuertes a los militares. Ningún hombre político que llegue a la cima de cualquier estado «3cermundista» puede manejar lo interno sin tener contentos a los que van armados hasta los dientes. Los militares no entienden de sistemas políticos, entienden de honor y sacrificio, expertos en el «dime dónde apunto y esperaré hasta que me des la excusa perfecta de que el objetivo va contra el honor de nuestra patria, pegarle un tiro y acabar así con una miserable vida que no es la mía». Es un código que supera cualquier mente sana (me consta que hay un país que no tiene un ejercito y en el se vive con normalidad) y que se puede perfectamente entender desde otros puntos de vista. Contentar a los mariscales, a los generales, a los tenientes, a los coroneles, a los capitanes, a los alféreces, al cabo, al guardia primero y al subordinado, es tarea complicada, pero no muy difícil de realizar en un sistema dictatorial. Si por ejemplo tenemos en cuenta que esos «cargos públicos» son en su mayoría hermanos, primos, amigos, parientes, conocidos, devotos y alguno que otro que su implicación en la armada se debe a: «no tengo estudios, no tengo trabajo, pero tengo 5 bocas que alimentar», entonces la tan ardua labor de manejarlos es simplemente una tarea de guardería infantil. Añádele 700.000 barriles de oro negro tan deseado en países del «1ermundo» y los militares y agentes de la seguridad harán el trabajo que en su día las mujeres de un corro de animación pusieron en nuestras mentes en forma de música bailable…

… Bisima bi acara.

«Bi acara» en mi fang muy mal escrito quiere decir, para los que no son fang, «cuidan». ¿Los militares y los agentes de la seguridad nacional nos cuidan a nosotros el pueblo o nos vigilan constantemente desde que varios intentos de desestabilización del régimen fueran noqueados?. Yo no se vosotros, pero yo cada vez que me cruzaba con un policía o un militar en Malabo o (peor) en Bata, la sensación no era de respeto (que es lo que se supone que debemos profesarles), era de miedo (que es lo que se supone que deben evitar ellos). Mi «campo de acción» en mi vida cotidiana en la ciudad capital se limitaba en el barrio los ángeles, zona del hotel impala, zona de caracolas y Elá Nguema. Luego evitaba mucho moverme en la zona que comprende desde el edificio del ya destruido antiguo ayuntamiento hasta la zona presidencial, sobre todo cuando existía la tan famosa «Rabat». Los que conocen Malabo y me conocen personalmente saben por dónde van mis tiros al hablar de esa manera tan peculiar «dividiendo» la capital del país. Los militares dan miedo en países del tercer mundo. ¿Por qué vigilan al pueblo sospechoso de cosas que sólo pueden llegar del exterior en un principio? ¿Por qué protegen al héroe nacional pensando que somos nosotros los que queremos hacerle daño, cuando está más que demostrado que el daño se lo está haciendo él mismo a su imagen ante el pueblo que lo considera héroe nacional? ¿Por qué son tan agresivos los de la guardia nacional en vez de aparentar al menos ser gente que protege y sirve al pueblo que está formado por muchos familiares de ellos mismos?. No lo entiendo, pero tengo claro que con los militares en ninguna parte del mundo se juega.

Estas reflexiones mías no tendrán la base sólida para explicarlas en público, por lo tanto pido a los que vayan a leer ésta carta que no se esfuercen en entenderme.


Una persona muy querida me preguntó una vez:

– ¿Por qué escribes esas cartas que no lee nadie? No lo entiendo

– ¿Cómo sabes tú que escribo cartas? – le pregunté sorprendido y desanimado a la vez

– Por que te leo en el grupo de Apoyo a Juan Tomás en feisbuk – dijo y añadió – ¿No ves que no ganas nada con eso y que es una pérdida de tiempo?

– ¿Me LEES en feisbuk?, entonces tú eres…

– ¿Yo soy… – quiso preguntar, pero entendió la directa

– Gracias por ser un «alguien que lee mis cartas» – le dije y me animé a escribir otra


Con todo el respeto del mundo por los GARANTES de la PAZ y la ESTABILIDAD del Estado, les digo que serán sólo ellos los que algún día entiendan que sólo con respeto, el pueblo los llevará a una gloria que no estará manchada de sangre inútil. El pueblo no es el enemigo de nadie, el pueblo es el mejor amigo que puede tener un defensor de la paz y la democracia. Sean menos rudos hermanos uniformados y apunten sus esperanzas, mal-convertidas en armas, hacia la libertad.

Nsé, triste por que Strongman y Pablo no dan señales de vida y Miguel está todavía en el tintero.

Gracias a todos los lectore

Autor

  • Nse, Ramón

    Nse Ramón o Ramón Esono Ebalé (alias Jamón y Queso) es un artista guineoecuatoriano nacido en Nkoa-Nen Yebekuan (Mikomeseng-Kie Ntem) en 1977 y residente en Malabo desde 1982. Dibujante e ilustrador autodidacta, compagina su pasión por el dibujo y el cómic con su trabajo de grafista. Actualmente es el grafista titular del Centro Cultural de España en Malabo y como dibujante de cómics ha ganado varios premios y certámenes internacionales como el concurso "Regarde 9", en el Festival Internacional de BD de Angulema (Francia), el premio obtenido en Cocobulles, Costa de Marfil con el trabajo "Le réveil d'Akoyo". Ha expuesto en los Centros Culturales Francés y Español en Malabo y Bata, en el Feshcary (Camerún) y en diversas galerías de Europa, América y Estados Unidos. El artista ha iniciado diferentes proyectos para organismos internacionales que operan en Guinea Ecuatorial realizando carteles e ilustraciones para la campaña de la Unión Africana en fomento de la Juventud y sus Derechos de la Organización de la Unión Africana.

    Participó en ARCO2010 con dos series ácidas y corrosivas sobre las dictaduras y la corrupción

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