La guerra de Sudán ha destrozado millones de vidas y ha creado la mayor crisis de desplazamiento del mundo. Ahora esta catástrofe corre también el riesgo de convertirse en la mayor crisis de hambre del mundo, a menos que cesen los combates, advierte hoy la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, Cindy McCain, al concluir una visita a Sudán del Sur, donde se reunió con familias que huyen de la violencia y de una escalada de emergencia de hambre en Sudán.
“La guerra en Sudán corre el riesgo de desencadenar la mayor crisis de hambre del mundo”, advirtió el Director Ejecutivo. “Hace 20 años, Darfur era la mayor crisis de hambre del mundo y el mundo se unió para responder. Pero hoy el pueblo de Sudán ha sido olvidado. Están en juego millones de vidas y la paz y la estabilidad de toda una región”.
Más de 25 millones de personas en Sudán, Sudán del Sur y Chad están atrapadas en una espiral de deterioro de seguridad alimmentaria. El PMA no puede llevar suficiente asistencia alimentaria de emergencia a las comunidades desesperadas de Sudán que están atrapadas por combates debido a la implacable violencia y la interferencia de las partes en conflicto. En este momento, el 90 % de las personas que enfrentan niveles de hambre de emergencia en Sudán están atrapadas en áreas que son en gran medida inaccesibles para el PMA.
La asistencia humanitaria se vio aún más perturbada después de que las autoridades revocaron los permisos para los convoyes de camiones transfronterizos, lo que obligó al PMA a detener sus operaciones desde Chad hacia Darfur. Más de un millón de personas en Darfur occidental y central habían recibido asistencia del PMA a través de esta vía vital desde agosto, y el PMA estaba en el proceso de aumentar la asistencia para apoyar a ese número cada mes mientras el hambre y la desnutrición seguían aumentando vertiginosamente en Darfur.
Mientras tanto, cada vez más personas huyen a Sudán del Sur y Chad y la respuesta humanitaria está al límite. El director ejecutivo McCain viajó a Renk, en el este de Sudán del Sur, donde casi 600.000 personas han cruzado desde Sudán en los últimos 10 meses. El jefe del PMA visitó los abarrotados campos de tránsito donde las familias llegan hambrientas y se encuentran con más hambre.
Los desplazados recién llegados a Sudán del Sur representan el 35 % de quienes enfrentan catastróficos niveles de hambre –el nivel más alto posible– a pesar de representar menos del 3 % de la población. Además, uno de cada cinco niños en los centros de tránsito del principal cruce fronterizo está desnutrido. Con los recursos actuales, el PMA está luchando por mantenerse al día con el importante nivel de necesidades.
“Conocí a madres y niños que huyeron para salvar sus vidas no una, sino varias veces, y ahora les amenaza el hambre”, dijo el Director Ejecutivo. “Las consecuencias de la inacción van mucho más allá de que una madre no pueda alimentar a su hijo y moldearán la región en los años venideros. Hoy hago un llamamiento urgente para que cesen los combates y para que se permita a todas las agencias humanitarias realizar su trabajo para salvar vidas”.
El PMA necesita urgentemente acceso sin obstáculos a Sudán para hacer frente a la creciente inseguridad alimentaria, que tendrá importantes impactos a largo plazo en la región, junto con una inyección de fondos para responder a la propagación de la crisis humanitaria a los países vecinos. En última instancia, un cese de las hostilidades y una paz duradera es la única manera de invertir el rumbo y evitar una catástrofe.
Fuente: Programa Mundial de Alimentos
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[CIDAF-UCM]
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