Kenia está repleta de cosméticos falsos, poniendo a los consumidores en riesgo de comprar productos de calidad inferior y posiblemente peligrosos.
Cuando Chepkoech Limo despertó con los labios negros y agrietados en una mañana de octubre de 2017, buscó respuestas en las redes sociales. “¿Quién más tiene los labios oscurecidos y una sensación de ardor por la tarde después de haber usado un labial todo el día?”, escribió en Facebook, provocando una avalancha de quejas similares y encendió una conversación en las redes sociales sobre un problema generalizado y creciente en Kenia: la falsificación de cosméticos.
Limo creyó haber comprado una barra de labios de marca. Pero el consenso en las redes sociales fue que, sin darse cuenta, había comprado una imitación poco fiable que se parecía increíblemente a una popular marca internacional.
Dos años después, Kenia está repleta de cosméticos falsos, poniendo a los consumidores en riesgo de comprar productos de calidad inferior y posiblemente peligrosos y dejando a los dependientes de productos de alta-gama luchando para diferenciar sus productos de los ‘doppelgängers’ potencialmente peligrosos.
La central de falsificación de Nairobi
En el centro de Nairobi son sólo las 8:15 de la mañana, y Milka ya se siente abrumada. El mostrador de su pequeña tienda de cosméticos, del tamaño de un kiosko, está lleno de clientes. Mientras que esperan pacientemente a que les atiendan ella y otra asistente, más clientes se unan a la cola que va formando un estrecho pasillo que separa al kiosko de Milka de los puestos de la competencia.
Milka, que ha pedido a Al Jazeera no revelar su apellido, tiene y opera una de los cientos de tiendas en la planta baja de un edificio de cuatro plantas localizado en Dubois Road de Nairobi. Con una amplia reputación de ser el centro de los cosméticos de imitación baratos en Kenia, Dubois Road, junto con River Road, es el hogar de miles de establecimientos de venta al por mayor, desde los cuales se distribuye maquillaje a través del país a las crecientes legiones de entusiastas de la belleza.
El aumento de los ingresos disponibles, la urbanización y el crecimiento de la población han alimentado un aumento en la demanda de cosméticos de color en Kenia, elevando el valor del marcado de un estimado de 5.400 millones de chelines kenianos (46,5 millones de euros) en 2014 a 12.000 millones de chelines kenianos (103,3 millones de euros) en 2018, según la agencia de investigación de mercado global Euromonitor International.
La demanda de marcas de primera calidad es especialmente alta. Las multinacionales cosméticas has respondido abriendo tiendas en centros comerciales en Kenia y vendiendo productos a través de minoristas de gama alta y buena reputación. Pero los falsificadores también han movido ficha, vendiendo imitaciones de marcas a clientes a precios reducidos y, a veces, engañando a minoristas de renombre para que compren productos falsos.
Las diferencias en los precios entre un producto de primera calidad y una falsificación son muy marcadas. Mientras que el pintalabios más barato en la tienda de MAC en Nairobi está marcado alrededor de 2.800 chelines kenianos (unos 24€), en el puesto de Milka en Dubois Road, los pintalabios que se venden como si fueran de MAC cuestan 150 chelines kenianos (apenas 1,30€).
Cuando Al Jazeera cuestionó a Milka sobre la razón de los precios tan bajos, Milka bajó la cabeza y le dio la vuelta a la pregunta: “lo que quieres saber es si los productos que vendo son falsificaciones”. Milka aclaró a Al Jazeera que los cosméticos que vende son importados de China y que, en el pasado, los oficiales de aduanas han confiscado su inventario, así como el de las tiendas de alrededor. Además, defendió su actividad: “la Agencia de Lucha contra la Falsificación (ACA, por sus siglas en inglés) nos ha acosado en muchas ocasiones y afirma que lo que vendemos son falsificaciones, pero nadie ha venido y nos ha mostrado los productos originales o nos ha dicho ‘mira, estas son las diferencias aquí y aquí’. Simplemente vienen y se llevan nuestros productos”.
Un paseo por Dubois Road deja al descubierto la tarea a la que se enfrentan los funcionarios de Kenia. Las estanterías de las tiendas están repletas con cajitas selladas con nombres de marcas de alta gama. Barras de labios, bases de maquillaje, máscaras de pestañas e iluminadores, entre otros productos que se muestran como cosméticos de moda, se venden rápidamente en esta calle.
Además de los productos marcados como MAC, Al Jazeera identificó otros nombres como Sleek, Black Opal, blackUp, Lime Crime, Kylie Cosmetics, Anastasia Beverly Hills, Gucci y Fenty Beauty (la icónica línea de belleza de la cantante Rihanna). Si una marcha tiene caché en el mercado internacional, es probable que su ‘doppelgänger’ esté a la vente en Dubois Road.
Identificando las falsificaciones
Con tantas falsificaciones inundando el mercado, la tarea de vigilar las falsificaciones también ha recaído en las tiendas minoristas de alto nivel que quieren garantizar la integridad de sus acciones frente a los mayoristas sin escrúpulos.
Bilha Karanja, dueña de Sterling Cosmetics, una tienda en la afluente calle de Nairobi Aga Khan Walk, declaró a Al Jazeera que “existe un gran reto, especialmente si compras tus productos a ‘distribuidores de maleta’ o vendedores que vienen a comercializar ciertos productos afirmando que son importadores. Las muestras que traen son verdaderas, pero cuelan falsificaciones en los lotes enteros si uno no tiene cuidado”.
Para evitar los fraudes, Karanja explicó que importa los productos directamente del fabricante o trata sólo con distribuidores exclusivos. Siendo ella una entusiasta de la belleza, listó algunas de las señales reveladoras de que un producto es una falsificación: “el empaquetado de las falsificaciones a menudo tiene información incompleta. El contenido tiene un olor químico diferente y esa es la parte aterradora, porque debería advertir a los compradores de su autenticidad, especialmente a aquellos que no son usuarios primerizos”.
Con el objetivo de evaluar cómo de difícil es diferenciar las falsificaciones de los productos verdaderos, Al Jazeera compró productos de MAC de una tienda de Mac en Nairobi y productos de Black Opal en la tienda de belleza de lujo Lintons Beauty World. Después, se hizo una comparación con los productos adquiridos en Dubois Road y que estaban etiquetados como MAC y Black Opal. Una examen con unos productos al lado de los otros reveló inmediatamente diferencias evidentes.
Ninguno de los cinco productos adquiridos en Dubois Road tenía una fecha de caducidad impresa en las cajas o latas. Tampoco tenían una etiqueta de la Oficina de Normas de Kenia (KEBS) que indicase que habían sido inspeccionados por oficiales. Pero la ausencia de la etiqueta de KEBS no indica necesariamente que el producto sea falso.
La tipografía usada en los logos y etiquetas de algunos de los productos que se sospechan que son falsos, y el tamaño del empaquetado de otra de las supuestas falsificaciones, son diferentes de las contrapartidas verdaderas adquiridas en la tienda de MAC y Lintons Beauty World. Además, el escrito de algunas de las latas sospechosas se borraban sin mucho esfuerzo.
De las cinco supuestas falsificaciones de Dubois Road solo dos (un producto etiquetado como MAC y otro de Black Opal) tenían códigos de barras. Al Jazeera comprobó dichos códigos con dos ‘apps’ diferentes en un móvil Android. Una de las aplicaciones verificaba la autenticidad de los productos, pero la otra no proporcionaba sus detalles, indicando que podían ser falsos.
Edith Lumumba, manager regional de Black Opal en África Este, declaró a Al Jazeera que “los códigos de barras eran buenos hasta que los falsificadores subieron el nivel y empezaron a copiarlos también. La mayoría de nuestras marcas se están cambiando al código QR y se han renombrado por la misma razón”.
Determinando la amenaza a los consumidores
El gobierno keniata ha empezado a examinar los cosméticos sospechosos para evaluar los riesgos potenciales para la salud de los consumidores. Johnson Adera, subdirector de los servicios legales y ejecutivos de ACA, explicó a Al Jazeera que habían “empezado con los cosméticos de MAC y Gucci, y progresivamente procederemos a examinar otros. Seremos capaces de aclarar a los keniatas qué contienen los productos cuando los resultados sean publicados”.
Mientras tanto, los consumidores usan grupos de Facebook como Glam Life para sacar al aire productos sospechosos que han comprado y así compartir consejos con otros aficionados al maquillaje para identificar falsificaciones.
Aun así, para Chepkoech Limo, que pasó tres meses probando varios remedios para sus negros y agrietados labios, la mejor manera de evitar las dolorosas consecuencias de las falsificaciones es resistir la llamada de una ganga. “Ahora hago las cosas de otra manera. Ahorro y compro mi maquillaje en las tiendas locales de la marca, o compro en sus páginas webs y me envían las cosas aquí”.
Pauline Mpungu
Fuente: Al Jazeera
[Traducción y edición, Ángela Martínez Pradas]
[Fundación Sur]
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