El Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, de 72 años, ha insinuado que podría tomar una última esposa para que le acompañara durante su vejez, provocando una airada reacción por parte de los contribuyentes que encuentran que el jefe de Estado ya cuesta bastante dinero a la comunidad.
De visita el martes en un municipio de Durban, en la provincia de KwaZulu-Natal, el Presidente polígamo dijo a los asistentes en zulú: «Angakayakhi Indlu yokugugela … laba ngisabathathile nje» que podría traducirse como: «yo ya tengo mujeres, pero todavía me falta casarme con la última».
Aunque todavía no se ha concretado nada, sería el séptimo matrimonio de Jacob Zuma, quien actualmente tiene cuatro esposas (y una veintena de niños). Se divorció de su segunda esposa, la ex ministra y actual presidenta de la Comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini-Zuma, mientras que la tercero se suicidó en diciembre de 2.000.
Según Sihawu Ngubane, profesor de la Universidad de KwaZulu-Natal, es bastante común, en la cultura zulú que los hombres polígamos tomen una última esposa, a veces, la hermana menor de una de sus cónyuges, durante su vejez.
«Ellos llaman a la última mujer “Indlu yokugugela” (el hogar en el que voy a envejecer), ya que la responsabilidad de cuidar del marido en su vejez recae principalmente en la última esposa, que a menudo es más joven que las otras mujeres y más ágil en casos de emergencia”
Si la poligamia su presidente parece estar ampliamente aceptada por los sudafricanos, lo que esto cuesta provoca una mueca de dolor en más de uno. Las cuatro primeras damas, oficialmente reconocidas, le han costado al contribuyente una media de 770.000 € por año, durante su primer mandato (2009-2014), un 55% más que la esposa del ex presidente Thabo Mbeki.
Jacob Zuma ha sido centro de atención, durante varios meses, por los costosos trabajos realizados, al parecer por razones de seguridad, en su residencia privada en Nkandla a expensas del estado.
La mediadora, Thuli Madonsela, responsable de garantizar la correcta utilización de los fondos públicos, dictaminó, en marzo, que el presidente se había aprovechado ilegalmente de las obras, construyéndose una piscina, un anfiteatro, un establo para el ganado y un gallinero.
La Sra. Madonsela le pidió que reembolsara una parte de los 17,3 millones de euros que se había gastado en la suntuosa obra que constituye “una isla en un mar de pobreza”, donde la infraestructura pública es escasa.»
Zuma ha ignorado totalmente las peticiones de devolución. Justo antes de las elecciones del 7 de mayo, justificó estos trabajos para reforzar la seguridad de su vivienda debido a la violación de una de sus esposas hace un par de años.
El presidente de Sudáfrica estará en el cargo hasta 2019. Últimamente había perdido peso y fue hospitalizado en junio, según él, debido al exceso de trabajo, pero el pasado martes afirmó que lo haría «perfectamente bien».
[Fuente: afriquefemme.com-Fundación Sur]
